EXTRA 3: Mejores amigos.

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Amelia Ferrer

—Ustedes están locas, son asesinos, criminales, peor, son mafiosos —Toca su pecho haciendo una mueca de dolor, está dramatizando—. Mis mujeres ya crecieron —limpia una lágrima imaginaria.

Sofía y yo nos miramos riéndonos por lo que dice.

—Renzo —se acerca a taparme la boca.

—Son sus decisiones, si así lo quieren, está bien, sí que mola —Mira alrededor y saca su mano de mi boca, su mano serpentea por la mesa de centro y toma las últimas tres tajadas de pizza—. ¡Hostia, no me lo esperaba! Es fantástico, somos libres de hacer lo que queramos... ¿qué? Deben tener a la policía comprada.

Hace un momento estaba siendo dramático, y ahora, estaba relajado.

—La realidad es diferente a las películas Renzo —acota Sofía quitándole un pedazo de la pizza.

—Ni tanto —reprocha—, el sábado lleven a sus hombres al Club, ¡qué emoción! Tendré amigos con los cojones bien puestos. ¡Por el poder de Yisus, toma mi ética y mándalo al tacho, yo los quiero de amigos!

—Pero Renzo... —Se levanta abruptamente del sillón.

—¡Adiós mis amores, no me extrañen mucho!

Sale de nuestro departamento riéndose.

Mau...

—¿Qué acaba de pasar?

Mau, mau, rrr...

—Yo también creo lo mismo Pandora —lo tomo en mis brazos y acaricio sus bigotes.

—Renzo necesita un ajuste de tuercas a la cabeza.

Planeamos una salida conjunta, invitamos los hermanos Lebedev a que estuvieran presentes para pasar el tiempo y que conocieran a nuestro mejor amigo.

A capa y espada, ahora a bala y veneno lo protegeríamos. Renzo era de esos hombres fuertes y amorosos, mujeriegos y santos. Una combinación extraña, aun así, lo amábamos.



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Club Ekaterina

—Gilipollas, dijo que estaría aquí a las nueve —miro su reloj en su muñeca—, son las nueve y media ¿dónde vergas se metió?

—Seguro ya llegará —persuadí.

Ellos dos solían discutir por tener casi la misma personalidad, eran imanes chocándose o dinamitas explotando, pero juntas.

Su Audi negro se estacionó enfrente de nuestro edificio. Abrí los como un búho, ¿dónde estaba mi amigo? Él no se vestía de negro ni usaba joyas a menos que sea su reloj de último modelo.

—Amelia, ¿quién es este? —se cruzó de brazos.

—Disculpen la llegada, preciosas, este macho tuvo un cambio de look —Alisó su cabello y noté sus anillos en las manos.

—Míster atómico, te ves bien sexy tío, pero no me gusta que llegues tarde así que muévete —Cogió su oreja y lo devolvió al asiento de piloto.

—Ay, agresiva —se quejó. Riéndome, abrí la puerta de los asientos traseros—. Admitan que me veo tipo mafioso —susurró lo último.

—Pizzita, acelera —le pedí.

DIME QUE SÍ © |TERMINADA| |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora