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CAPÍTULO 66

~HEREDEROS DE LA MAFIA~

Enero 2020

Amelia Lebedeva

Los días pasaban con tranquilidad y sin problemas.

Me encontraba en la oficina de James, mis hijos jugaban en la alfombra mientras que él trabajaba y yo leía un libro.

—¡Papá! —Bajé un poco el libro—. ¡Pa, pa!

Dmitry caminó hasta el escritorio a buscar a su padre. James estaba demasiado concentrado. Alexander fue en ayuda de su hermano por atención.

Agarré el celular rápidamente para grabarlos, cubrí mi boca riendo, los dos se habían puesto de acuerdo para hablar.

Alexander le lanzó su peluche a su hermano y los dos volvieron a mencionarlo una y otra vez riendo.

Mau, mau...

Los perdí de vista, pero de pronto estuvieron escalando entre la silla y el cuerpo de su padre. James atendió su demanda y los sostuvo entre sus brazos.

—Son tan listos mis dos copias. —Apoyo su frente en uno, luego en el otro. —¿Qué necesitan?

—Juga, juga, juga. —Hablaban al mismo tiempo y todavía no podían pronunciar ciertas palabras. —Pand viene con nosotros.

Pand saltó a la cabeza de James. Le tomé una foto y mis ojos se nublaron en lágrimas. Mi corazón se apretaba al verlos pasar tiempo juntos.

Les enseñaba a pronunciar las vocales, a dominar sus movimientos, a que jueguen entre ellos y con nuestra mascota, los estimulaba. En unos días cumplirían dos años y sus travesuras se incrementaban.

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—Está sedado. —Paso la luz por sus ojos, azules como el mediterráneo. —Lee Do Young viene en camino.

—Es arriesgado tenerlo aquí. —Era otro dolor de cabeza.

Me sobé la sien para poder controlar un dolor que se volvía rutinario. Mis pastillas no estaban haciendo efecto y este tema me estresaba de sobre manera.

—Me encargaré. —Estaba siendo descuidada más no dije nada. —Mañana James tiene una cena con la viceprimera ministra y el ministro del interior. Necesito que estés ahí.

—¿Tienes alguna sospecha? —Fruncí el ceño.

Caminó alrededor de la camilla. —Dmitry era uno de los mejores en su área, Romario indagó por todos lados hasta que los turcos asesinaron a Elena.

—Puede ser una terrible coincidencia. —Tamborileo las uñas en la mesa.

—O un mal presagio del gobierno. —Acarició la frente de Dmitry. —Quieren esto, si tienen esto nuestro mundo quedará en cenizas.

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Después de revisar a Dmitry tuve una larga conversación con Sofía y nuestros socios. La clínica estaba en su mayor apogeo y el acuerdo con el arquitecto para ampliarnos era más tedioso.

No se escuchaba ningún ruido hasta que lo vi correr. Dejé mis cosas en el sillón, el piso estaba de blanco, eso era ¿harina? Más les valía a las sombras no traer mercancía aquí.