CAPÍTULO 50

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~VÍA DE ESCAPE~


Amelia Ferrer

—Tus lágrimas caen en vano amiga. —A pesar de sus dichos, ella lloraba conmigo, sus lágrimas caían sobre mi mejilla.

—Duele Sofía, duele. —Limpia mis lágrimas. —El hombre que amo fue capaz de lastimarme. ¿Por qué me ha utilizado? ¿Por qué no fue sincero, por qué seguir haciéndome creer que me podía amar de nuevo? —sollocé.

—El karma existe Amelia, él se arrodillará ante ti y pedirá perdón.

—Yo tuve la culpa, yo lo dejé destruirme. —Este sentimiento era desgarrador. —¿Cómo puedo seguir? ¿Cómo? Odio esto, odio creer en que pudimos tenerlo todo...

—Amelia, estarás bien, eres una guerrera, eres fuerte, estaremos bien —Nos abrazamos con fuerza—, estaremos bien...

Dudaba que él me recordará, la única que había dado todo era yo. Me dolía porque jamás creí en un escenario como este. No conocí su otra faceta donde era así antes de salirse de la bratva, lo hacía todo solo, siendo su familia la más importante. El poder para él, el Rey solitario, hacía y deshacía a su antojo.

Él me olvidó, él me usó y yo dije sí a todo. Fui testaruda al seguir intentando, una estúpida por no darme cuenta, por no haber creído en sus palabras cuando todo estuvo claro desde el principio.

—No debí quedarme e intentarlo ni tener esperanzas.

—Se iban a casar Ame, también tendría esperanza que vuelva a reconocerme, a que me ame de nuevo. —Sigue acariciando mi cabello. —No es tu culpa, él los dejó ir, da vuelta a la página y escribe una nueva historia.

James ya no cabía en las páginas. No pasaría toda mi vida preguntándome por qué nos hizo esto.

La mascota del Diablo me miraba desde la mesa de centro, maullaba bajo, sus ojos fijos en los míos. Rememoré como me veía en el baño de la isla, una mujer destruida por el amor. No, antes de él no era así. Limpié mis lágrimas con rudeza y me levanté.

—¿Qué hago llorando por un hombre que no me supo valorar? Ni una sola lágrima caería más. —Me erguí a verla, sus ojos y su nariz estaban rojos, la miré con ternura.

—Si tú lloras, yo lo hago contigo. —Sonreí, cerré mis ojos, las lágrimas cayendo de nuevo.

—¿Por qué si me prometí no llorar más, lo hago? ¿Cuándo mi corazón dejará de añorarlo, cuándo mi mente dejará de pensarlo?

—Con el tiempo, con nuevas experiencias... con un nuevo amor. —Su mirada se dirigió hacia el centro de mesa, mi gato lamía sus patitas—. Cuando él ya no esté.

Reparare mi corazón sola. Con el tiempo, James Lebedev se volverá un recuerdo, cuando Pand de su último aliento lo habré olvidado para siempre. El anillo en mi dedo, el anillo de la Bratva, no me lo quitaría jamás, lo guardaría en lo más profundo de mi memoria.

Caí ante lo que siempre huía. Era humana, podía equivocarme, pero esta vez, todo era cuchillos en mi corazón burlándose de mi decisión.



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Recostada en mi cama, veía a Pand mirar la luna, quería concentrarme solo en él. Marco había llamado, se instalarían en casa de él, cualquier emergencia, el vecino del primer piso, del ciento cuatro se haría cargo.

DIME QUE SÍ © |TERMINADA| |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora