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CAPÍTULO 20

~QUEMARME CONTIGO~

Abril 2014

Amelia Ferrer

—Pero ¿qué llevas puesto, moy ray? —pregunta riéndose mi ruso en la línea.

Saco mi cabeza de peluche. —Es el día del niño, me ofrecí a ser la pantera rosa. A que me queda genial, amor.

Pongo mis manos en mi cintura y modelo con mi traje. Él ríe, me contagia su risa.

—¿Qué llevas debajo? —Lo veo acomodarse en su silla, pone una mano en su barbilla y se lo acaricia.

—Hoy soy una pantera cariño, nos veremos más tarde, hoy llevo las riendas.

—Esperaré con ansias.

Muerdo mis labios. Lo que tengo preparado ruso.

Tocan a la puerta insistentemente. —Sal de ahí, ya tenemos que pasar por las habitaciones.

Ese es Renzo, él está vestido de capitán América.

—Lleva felicidad doctora Ferrer, iré por ti más tarde.

Le mando un beso volado y cuelgo la video llamada. Agarro mis cosas, la cabeza de mi traje y salgo.

—¿Haciendo cosas indecorosas con el ruso? —Eleva sus cejas y sonríe malicioso.

Me sonrojo y le lanzo la cabeza de la pantera rosa. —No me molestes.

Renzo se burla y me molesta cada vez que estoy en mi consultorio. La razón es porque estaba en descanso, antes de mi guardia, eran casi las diez de la noche y me encerré en el consultorio para llamar a mi ruso. No había ni un alma y mi secretaria se había ido a la última planta por unos documentos.

Entre risas y sugerencias James y yo tuvimos sexo virtual. Estuve jadeando entrecortadamente luego de mi orgasmo cuando tocaron la puerta. Me asusté tanto que lancé por los aires una lámpara, tuve suerte de que estaba apagada. Antes de abrir la puerta me puse mi ropa y acomodé mi cabello, estaba un desastre; aun así, abrí la puerta y ahí estaba mi querido amigo Renzo, con una sonrisa arrogante.

—Con qué tú también eres una viciosa en el trabajo, eh.

No pude verlo a la cara, hasta que me contó que él hizo cosas peores, él dice que es de la población femenina por siempre.

Todo ha marchado bien, el trabajo me ha consumido por semanas, pero luego he tenido tiempo disponible para pasarlo con mi ruso, mis amigos y mi familia.

Un día nos encontramos todos en el Bar Ekaterina, James y yo habíamos ido junto con Sofía y Amanda, luego apareció Víktor, Kahler, Renzo y unos amigos del trabajo.

James se ha incluido en mi círculo social de maravilla, y yo al suyo, aunque mi hombre no es una persona con muchos amigos, los contaría con la mano, él dice que viven en diferentes lugares, de vez en cuando se reencuentran.

Mi hermano Aitor se fue a los dos días luego de Año Nuevo, fue difícil verlo partir otra vez, pero me juró que volvería para el cumpleaños de nuestros padres y el mío. Espero lo haga, y sobre todo que vuelva en una pieza.

—Te ves sexy tía, el rosa te queda uff todo matadora —reímos juntas.

La mayoría de los trabajadores del área de pediatría estamos en recepción.

—Es un día especial para esta área, quiero ver una sonrisa en esos niños, ¿estamos? —exclama la directora general de pediatría.

—¡Sí! —gritamos todos los doctores, residentes, enfermeros, secretarias de la planta.