DIME QUE SÍ © |TERMINADA| |+21|

CAPÍTULO 6

~LA ESPECIALIDAD DE AMANDA~

 Amelia Ferrer

La nieve cae sobre mi rostro delicadamente. Sentada en las bancas de la terraza del departamento me siento en tranquilidad. Escucho el viento, el bullicio de la gente. Me gusta pasar un tiempo a solas.

—¡Ah! —Mi cabeza está hacia adelante por el impacto de algo en la zona trasera.

—¡Tenemos visita! —Sofía tiene otra bola de nieve en la mano y esta vez aterriza en mi rostro. —¡Apúrate! —Y se va corriendo, hasta aquí escucho su risa.

Me levanto refunfuñando y bajo a nuestro departamento.

Renzo se encuentra sentado en nuestro sofá junto a Amanda. Amanda. Amanda, la hermana de James. Amanda, la súper modelo internacional. Amanda, la gran chef ganadora de estrellas Michelin.

Mierda.

—Amelia, buen día. —Ella se levanta a abrazarme. —Disculpa por llegar de esta manera, quería conocerte un poco mejor.

—Buen día. —Sonrío a medias, estoy nerviosa. —¿Ustedes dos se conocían?

Renzo se aclara la garganta. —Bueno, Amanda es muy eficaz.

Sofía entra a la sala con tazas de chocolate caliente.

—Nos conocemos del club Ekaterina —dice Sofía. —Desayunemos primero.

Cuando menos me doy cuenta es casi medio día. Me percato del celular de Amanda en la mesa, es una llamada entrante de un tal Kahler.

—¿Amanda? —Ella me observa y luego coge su celular, niega la llamada. Me remuevo algo incómoda en la silla.

—¿Salimos?

—Claro, claro. —Me levanto con torpeza.

—Solas, iremos tú y yo.

Sofía y Renzo se ven pasmados detrás de ella. Trago saliva.

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El lugar es el mismo restaurante donde solemos almorzar regularmente con Sofía cuando no deseo cocinar. Podría ser sospechoso, pero supongo que Renzo habló como un loro.

—Sé que no te sentiste cómoda ante mi arbitraria llegada. —Bebe de su copa de vino. —A veces actúo muy impulsivamente.

—Creo que haría lo mismo si fuera tú. —Voy directa al punto. Ella sonríe, ella sabe. —Tengo un hermano mayor, está en las Fuerzas Armadas.

—En Rusia, cuando cumples la mayoría de edad sirves al país al menos un año. —Me limpio con la servilleta. —Su temperamento es algo rudo, pero pueden llegar a ser unos tiernos peluches.

Casi me atoro con mi bebida refrescante. —¿Acaso no todos somos así? Tenemos un lado bueno y malo.

Apoya su codo en la mesa y su mano en el mentón. —Eres muy tierna y dulce Amelia. ¿Quién puede sacar tu lado malo? ¿Mi hermano?

Río ligeramente. —No lo creo, Amanda.

—¿Qué piensas sobre las guerras, Amelia? —Me descoloca su pregunta, es un giro inesperado. —Es difícil tener a alguien que amas en los intereses ocultos de los poderosos. Los hace sus juguetes mientras ellos están sentados debatiendo.