CAPÍTULO 54

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~LUZ~


Diciembre 2017

Amelia Ferrer

El pelaje de Pand era suave, mi fiel compañero no despegaba su mirada de mí mientras lo acariciaba.

—Deseo que te quedes toda la vida conmigo Pand, hasta mi último aliento.

Mau, mau...

Sonreí por su respuesta. Ronroneó y se hizo bolita cerca de mi vientre.

—¿Tienes frío? Te tejeré un nuevo suéter. —Me gustaba como se veía con su ropa, era verde.

Los dolores de cabeza ya no eran tan constantes, tenía a mi amigo para acurrucarme por las noches cuando el árabe no estaba. Iba y venía de Dubái a Barcelona, era tierno lo que hacía.

—Espero también estar toda la vida contigo. —Hassan estaba parado en la puerta de mi habitación.

—Ya te dejé entrar ¿no? —le dije sonriéndole.

Se sentó a mi lado, su mano tocó mi mejilla y acercó sus labios a los míos.

—Sofía se fue al trabajo. —Mordí mis labios.

No habíamos dejado tenido mucho contacto desde que se enteró que fui a Rusia, él no estaba de acuerdo en que viera a ese hombre otra vez, y no lo haría. Le di la seguridad de solo ser nosotros, dándonos una oportunidad, sin mentiras, sin promesas, solo vivir.

Sus besos se dirigieron a mi cuello, gemí gustosa. Dirigí su mano a mi entrepierna, emitió un gruñido al tocarme debajo de mis bragas, estaba húmeda. Mi gato saltó de mis manos.

Apretaba sus dedos en mi interior, estaba resbaladiza, extasiada al sentirlo. Su dedo pulgar tocó mi clítoris y me estremecí. Siguió moviendo sus dedos, desabroché su pantalón, mi mano tocó su polla. Era suave y cuidadoso.

—Más rápido... —le susurré.

Gemía en su boca, sus gruñidos me tenían loca. Mi mano se movió más rápido, me tensé, sentí mi orgasmo llegar, cerré los ojos. Atrapé su mano entre mis piernas, sus dedos aún en mi interior y me corrí. Mi frente se posó en su hombro, respiraba irregularmente.

Moví mi mano, lo hice hasta que su calidez terminó en mis manos, nos miramos y lo dejé ir. Abrió la boca y lamió sus dedos.

—Eres mía.

—No lo soy. —Besé su mejilla.

Me levantó de la cama para ir a asearnos. Su mirada se cruzó con la mía en el espejo.

—¿Deseas ir conmigo a Dubái?

—Sí. —Nos besamos.



**********



Dubái, Emiratos Árabes

El Burj Khalifa era imponente, me sentía como una niña pequeña entrando a una feria. Almorzamos en el rascacielos, en el último piso con una gran vista de Dubái, era de ensueño.

—¿Te gusta?

—¿Qué dices? Me encanta —Tomé su mano en la mesa.

Recorrimos algunas calles, nos quedamos en algunas galerías intentando descifrar las pinturas.

DIME QUE SÍ © |TERMINADA| |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora