CAPÍTULO 42

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~HELL~


Barcelona, España

Amelia Ferrer

—¡Amelia! ¡Es hoy! ¡Es hoy! ¡Levántate perra!

Me siento en mi cama, somnolienta, paso mis manos por mi rostro y veo a Sofía. Ella viene saltando demasiado entusiasmada. Vuelvo a echarme, me da flojera levantarme.

—Cállate —susurro cubriéndome con la manta—. Tengo mucho sueño.

—¡Levántate! —Me destapa. Hago el amago de levantarme cuando toma mis tobillos y me jala, agarro mi almohada y grito hasta caer en el suelo.

—¡Sofía! —Río a la vez que le tiro mi almohada a la cara.

El día de la presentación de los diseños de nuestra empresa ha llegado. Pasaron días desde que llegué a mi tierra natal. Me puse de nuevo en sincronía en la clínica y en "Hell" a organizar todo para la recepción.

El nombre de la boutique lo elegimos entre las tres. Infierno. Hell. La lencería era delicada, suave, elegante, demostraba pasión y fuerza. Me gustaba que mis clientas se sientan poderosas y a la vez cómodas usándolas. Y si llegaba su momento de deseo se sintieran como estar en las brasas del fuego porque alcanzaron lo alto del clímax.

Mis diseños serían mostrados en una revista de Rusia y en páginas importantes de Barcelona. Todo ello gracias a Amanda.

Sofía se encargó de la decoración y teníamos que estar en unas horas en el restaurante de Amanda. Sinceramente, era el lugar perfecto porque estaba cerca al mar para ver el atardecer.

James estuvo mandando regalos al pent-house para las tres dado que nos habíamos quedado al coincidir que era el lugar más seguro.

Los tulipanes que mandaba con sus tarjetas como antes me demostraron que él puede estar dispuesto a recordarme, o tal vez lo hizo por compromiso. Quería pensar en lo primero.

Mientras tenga la oportunidad, tendré esperanza. Haré que James me recuerde, que renazca esos sentimientos que tuvo por mí.



🌷🌷🌷🌷🌷



Llegamos al restaurante de Amanda, la pista para el desfile ya estaba armado, adentro todo estaba decorado. Todo debía salir a la perfección.

—Algunos retoques más y esperaremos unas horas. —No pude aguantarme y la abracé fuerte.

—Llegamos lejos Sofía.

—Lo hicimos, este es un gran paso Ame.

Me quedé mirándola fijamente, pronto ella habría acabado todo y solo nos concentraríamos en lo más importante.

—Solo falta concluir las instrucciones.

—No te preocupes por ello, Víktor es mi salvador.

—¿Qué estás haciendo? —Cogí sus manos.

—No hay retorno. Sin justicia, sin remordimientos.

Me dio la espalda y me fijé en su tatuaje, era una serpiente que abarcaba toda su piel. No me di cuenta porque ella tenía el cabello suelto.

—Acabó —susurré. Volteó y sus ojos verdes se llenaron de lágrimas.

—La víbora tiene mucho que contarte.

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