CAPÍTULO 28

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~EL PRIMER PECADOR~


La bodega del Diablo.

James Lebedev

Otro golpe a su rostro y mi furia no disminuye.

—Pareces un toro —ríe mostrándome sus dientes llenos de sangre.

Víktor le da con el bate en las piernas. —¡Verdammt! —Kahler grita de dolor.

«Maldición.»

—Defiéndete cabrón —Kahler se para poniendo sus manos en sus muslos, escupe.

—Me lo merezco ¿no? Llevo años queriéndome follar a su hermana.

Esta vez, Víktor le da en la cabeza y Kahler cae desmayado al suelo. Alza el bate para rematarlo, interpongo mi brazo, gruño por el golpe, suelta su arma favorita.

—¿Qué sucede? Tenemos que matarlo.

—No lo mataremos. —Víktor resopla.

—No quieres ser la cabeza otra vez, eso es lo que sucede, te has vuelto blando hermano.

—Me gustaría verlo muerto, pero madre nos mataría, es familia.

Vuelve a recoger el bate. —Lamentablemente. ¿Esperaremos a que despierte?

—Robert. —Él se acerca. —¿La bratva está enterada?

Asiente. La verdad que no tengo ningún inconveniente de matar a mi primo en estos instantes. Es una basura en mi zapato.

—¿Algún inconveniente?

—El señor Patrick estará en Barcelona en las próximas horas. La bratva está con usted.

Dulce reina mía, quiero una vida de paz. Sin embargo, no puedo dejar pasar la traición y la falta de respeto.

—Cuélgalo de los pies.

Robert dirige a mis sombras, lo amarran con unas cadenas en las manos y los pies, lo alzan para pasar las cadenas por el tubo de metal de la ventilación.

Víktor se acerca, la sombra tiene el maletín preparado, sonreímos.

Nos acercamos, cortamos su ropa y lo dejamos solo con su bóxer. Las marcas que dejan las navajas despiertan a Kahler, empieza a gritar, se mueve causando que los cortes rectos se vuelvan disparejas. Mi hermano le atesta un golpe en la mandíbula.

—Deja de moverte o te corto las bolas, tú decides.

Vuelve a gritar, me impaciento, golpea mi pierna, miro para abajo, vuelve hacerlo con más fuerza, pateo su cara y no hace más.

Víktor ríe. Baja la ropa interior de Kahler. 

—¿Qué haces? No quiero ver sus miserias.

—Le dejaré un regalo para toda la vida. —Ruedo los ojos.

Me siento Amelia en plena cirugía.

Amelia, Amelia, mi reina.

Debe estar odiándome porque intenté golpear a mi hermana. La frustración, la ira, la decepción al ver que quién estaba con mi hermana era mi primo. 

Era claro que estaba con alguien. Estaba desarreglada, nerviosa, sus labios rojos y chupetones en el cuerpo, Víktor fue tan ciego de no darse cuenta.

Siento una presión en el pecho, mi hermanita, mi jodida hermanita con su primo, que repugnante.

DIME QUE SÍ © |TERMINADA| |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora