CAPÍTULO 33

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~LA ENEMIGA DE LA REINA~


Amelia Ferrer

Sigo haciendo los movimientos mientras Raiden me observa.

—Una mujer siempre debe saber defenderse. Tienes que tener equilibrio y sabiduría —Prevengo su intención de golpearme con su bastón, me alejo antes que lo haga—. Tus instintos y tus reflejos son tus armas.

Miro a James, está en la terraza cerca del lago bebiendo y hablando con el nieto de Raiden, lo apunto con la katana, niega con una sonrisa marcada en su rostro.

—He tenido un buen senséi.

—No creo que quiera señorita Ferrer, tal vez no recuerda como agarrar un palo. —Se va riendo a sentarse.

Akira aparece detrás de él, toca su hombro y mi ruso se levanta, ella lo abraza de improvisto, mirándome. Aprieto con fuerza la katana, sé a qué juega, quiere verme perder los estribos y no lo va a lograr.

En estos días se ha aparecido en todos lados. A todos los lugares que iba con James, según ella por seguridad de nosotros. En las comidas, hacía comentarios despectivos de mi país. Indirectas sutiles a mi persona. Me ahogó en el lago y lo hizo pasar como si fuéramos grandes amigas. Le pidió revivir viejos momentos la muy cínica. Me hervía la sangre. Sé que no pasó nada entre ellos, solo había amistad, un beso fugaz que no debió pasar.

No iba a caer en su jueguito, así me carcoman los celos, guardar la compostura era mejor. Y por eso ella seguía queriendo jugar. Sin embargo, en este juego era la Reina, ella un simple peón.

Robert le entrega el bokken. James se despoja de la polera, su camiseta se alza mostrando sus abdominales, su tan marcada V que he lamido por las noches.

—¿Estás lista?

—Lo estoy.

Doy el primer paso. Esquiva y me da en la cintura, hago una mueca. Se acerca con la katana abajo y le devuelvo el golpe. Me hace retroceder mientras choca la madera, gira mi cuerpo y me encierra con este.

—Te gusta más mi katana dentro de ti ray.

—Todos los días, a cada minuto. —Traga saliva. Aprovecho su distracción. Pongo mi pie detrás de su pantorrilla, me deshago de su agarre y lo hago caer. —Pero hoy, no lo creo.

Giro para verlo fugazmente y lo pongo en su cuello. Lo dejo pararse y esta vez, él da el primer golpe, chocamos nuestras bokkens, empujo su cuerpo con este, retrocedo cuando me golpea con el arma. Antes de caer sujeta mi camiseta, en un veloz movimiento toma mi cintura y pone la katana en mi cuello.

—Voy ganando, mi reina.

Lo miro molesta, diversión brilla en sus ojos. Nos separamos y ataco, ríe mientras esquiva mis golpes, logro darle en el hombro y pongo en horizontal para acercarlo a su cuello.

—Acabé contigo.

—No lo creo —señala con la mirada abajo, la katana apunta el costado de mi cuerpo.

—¡Ah, mierda! —refunfuño.

No me estaba gustando para nada perder en una práctica de combate con él. James siempre se salía con la suya.



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Estamos en nuestra habitación. James se está cambiando, saldría con Raiden a ver unos negocios. Me había quedado a practicar con Robert y recién entraré a la ducha.

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