Tras observar ambas mesas del despacho, me di cuenta que en una de ellas había una placa con mi nombre, así que decidí acomodarme en la silla de mi escritorio.
Había comenzado a encender el ordenador de sobremesa cuando la puerta del despacho se abrió.
Tras ella, un montón de carpetas aparecieron, sostenidas por un chico que agarraba con sus dientes su escalímetro, algo que parecía ser normal por aquella oficina. Tenía el pelo corto y moreno y unos ojos azules preciosos. Vestía con un jersey negro y unos pitillos vaqueros grises. Entonces me fijé en su expresión, parecía sorprendido de verme.
–Permítame ayudarle –me levanté de la silla y lo primero que hice fue quitar el escalímetro de su boca permitiéndole así hablar.
–Gracias Srta. Ross –habló con voz temblorosa y dejó la pila de carpetas sobre su escritorio. Tras ello, me tendió su mano–. Soy Ashby Scott, encantado.
–Encantada Sr.Scott –le devolví el apretón de manos y pude notar que su mano no era firme, por la expresión de sus ojos parecía estar nervioso y sentirse incómodo.
–Llámeme Ashby por favor, tan sólo tengo 23 años –mostró una dulce sonrisa. Conociendo su edad, su apariencia inocente e inexperta comenzaba a cobrar sentido.
–Yo tengo 24, así que creo que podemos tutearnos sin problema –le devolví la sonrisa.
La mirada dulce de Ashby junto con su inocencia me habían comenzado a resultar realmente atrayentes. La forma en que estaba reaccionando ante la falta de conversación entre ambos, rellenando el tiempo con movimientos constantes, primero se metía las manos en los bolsillos del pantalón y momentos después las llevaba a su pelo, resultaba encantadora.
–¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí Ashby? –pregunté, intentando así acabar con su sufrimiento.
–Desde hace dos años. Hice las prácticas universitarias aquí y a Hawthorn le gustó mi trabajo –respondió esquivando sus ojos de la trayectoria de los míos.
Asentí y me mantuve mirándole fijamente a aquellos ojos azules de cachorro.
–Gea, es la hora de comer, ¿te gustaría...? Ya sabes...
–¿Comer contigo? –traté de acabar su frase sin poder borrar una sonrisa de mi cara.
Él asintió sonriendo dulcemente.
–Por supuesto –cogí mi bolso de encima de mi escritorio y salí por la puerta.
No esperé a que me siguiera. Simplemente comencé a recorrer el pasillo, moviendo mi trasero mientras caminaba, quería que él lo viera porque la parte más oscura de mi deseaba con todas sus fuerzas pervertir aquella mente inocente.
Ashby me había llevado a un restaurante que se encontraba en la avenida dónde se situaban las oficinas. Era amplio y de dos pisos, capacidad suficiente para acoger a aquella inmensa multitud de gente que golpeaba con su tenedor los platos que tenían sobre sus mesas. Por la forma en la que todos vestían deduje que probablemente la mayoría trabajaba en Construcciones Dixon y se habían tomado un descanso para comer.
Ashby pidió mesa para dos, y el camarero nos sentó en una mesa junto al gran ventanal que alumbraba el espacio.
Mantuvimos conversaciones banales pero agradables. Primero me recomendó los mejores platos del restaurante, y tras ello me informó acerca de los proyectos que llevaríamos a cabo en las próximas semanas.
Estábamos disfrutando de nuestro costillar a la parrilla cuando no pude resistir más la tentación y me decidí a preguntar, mientras me chupaba los dedos de una forma provocativa.
–¿Tienes novia Ashby?
Él se quedó embobado mirándome los labios, hasta que finalmente reaccionó.
–No, no tengo. Tú... ¿tú tienes a alguien? Ya sabes...
Negué con un gesto y mantuve mi mirada fija en él. Sus mejillas se habían coloreado, y de nuevo le resultaba difícil mantenerme la mirada.
Habíamos acabado de comer cuando Ashby solicitó la cuenta al primer camarero que pasó por nuestro lado.
–Su comida ya ha sido pagada señor –respondió el joven camarero. Probablemente acabaría de cumplir los dieciocho.
–Pero... nosotros no hemos pagado –habló Ashby incrédulo ante la afirmación del chico.
–Ha pagado aquel señor de allí –el muchacho señaló al fondo del restaurante, dónde pude distinguir la mirada inexpresiva que había visto anteriormente aquella misma mañana. El Sr. Hawthorn.
Cuando vio mi mirada cruzarse con la suya, me miró seductoramente y guiñó un ojo. Yo le sonreí en respuesta al coqueteo y como agradecimiento por la comida.
–El Sr. Hawthorn no es de fiar–la juvenil voz de Ashby rompió la tensión sexual del momento.
–¿Por qué? –pregunté interesada por aquella conversación. Quería sacar tanta información como fuese posible del Sr. Hawthorn.
–Es un mujeriego –respondió–. Se oyen rumores de que se ha acostado con media plantilla. Dudo mucho que fuese una buena pareja.
–No me interesan las relaciones serias en éste momento Ashby, y probablemente nunca lo hagan –afirmé en respuesta y volví a sonreírle–. Pero igualmente, se agradece tu consejo. Eres muy amable.
–Es tu decisión –respondió con su mirada de cachorro esquiva y se levantó del asiento.
Ambos abandonamos el local y volvimos al trabajo.
______________________________________________________
Segundo capítulo de Killing Gea! Es mi primera historia aquí, así que cualquier crítica será bien recibida :)
¿Qué os parece Ashby? ¿Os ha gustado el nuevo personaje?
- G.Bo
ESTÁS LEYENDO
Killing Gea (hot)
RomanceTras aquella traumática noche, Gea Ross decide que nunca debe confiar en los hombres de nuevo. Se niega a sí misma cualquier sentimiento hacia ellos, excepto el más puro placer sexual. Sus muros se tambalearán cuando conozca a Levi, Ashby y William...