Suspiré derrotada y me introduje con cuidado bajo las frías sábanas, que a pesar de haber sido recién puestas me permitieron notar a la perfección la humedad que se había estancado en aquella estancia durante tanto tiempo.
Me tapé hasta el cuello, con la tonta idea de que tal vez así estaría más protegida.
–Me hace súper feliz tenerte a mi lado de nuevo –dijo Axel tumbándose a mi lado, mientras acariciaba con delicadeza mi mejilla.
Sonreí, falsamente, tratando de no cruzar mi mirada con la suya, evitando así que pudiese ver la verdad bajo mis ojos.
Con su tacto frío, aplicó un poco de presión en mi mandíbula, pidiéndome de aquella manera que girase la cara para ponerme frente a frente.
Sopesé mis opciones y llegué a la conclusión de que no tenía más remedio que girarme. Así pues, lo hice, y mi mirada se cruzó con la suya. Observé, tratando de esconder cualquier expresión, aquellos ojos que se habían aparecido en mis más oscuros sueños desde hacía años, recordándome el dolor que aquella mirada, que en aquel momento parecía inocente, me había causado. Recordé el odio que me había provocado hacia los hombres, hasta el punto de cerrar mi corazón con llave y lanzarla al fondo del océano.
Entonces, mirando al hombre que me había causado tanto daño, me di cuenta de que por fin era libre de su maldición, porque a mi mente llegó la respuesta que tanto había buscado durante los últimos meses, la imagen de la mirada del hombre que se había lanzado sin salvavidas al mar y había conseguido encontrar la llave perdida.
Y pensando en él, olvidé que Axel estaba delante, y no me percaté hasta que sus labios rozaban los míos de sus intenciones. Su tacto resultaba demasiado desagradable. Su mano comenzó a moverse por mi cintura, y sentí nauseas. Tenía la necesidad absoluta de apartarle de mí, como si sintiese a una araña recorrer mi cuerpo.
Su beso, junto con el movimiento de su mano, comenzaron a volverse más intensos. Sentía su lengua recorrer cada milímetro de mi boca con absoluta repulsión, y a su mano agarrar con fuerza mi trasero.
No podía aguantar más, no podía permitirle continuar. Comencé a tratar de zafarme de su agarre. Cerré mi boca y traté de empujarle lejos de mí.
Sin embargo, no parecía dispuesto a dejarme ir.
–¿Qué coño te pasa Gea? –preguntó enfadado agarrándome con fuerza.
Su respiración se aceleraba al mismo tiempo que fruncía el ceño. Así comenzaba el Axel violento y desalmado que recordaba.
–No puedo hacerlo Axel, suéltame por favor –le supliqué empujándole.
–Eres mía Gea, y vas a hacer lo que yo te pida –respondió y agarrándome por ambas muñecas, con tanta fuerza que me hacía daño, me giró en la cama y se colocó sobre mí.
Comencé a moverme desesperada, tratando de hacerle caer de la cama, de llevarle lo más lejos posible de mí.
–¡Suéltame! –grité.
–No grites Gea, no me obligues a hacerte daño –respondió, con una calma aparente que resultaba escalofriante–. Se buena chica.
Acercó su cara a la mía, y yo intenté mirar a otro lado, aunque eso no pareció suponerle un inconveniente, ya que comenzó a mordisquearme el cuello.
–¡Déjame por favor! –volví a gritar, con lágrimas en los ojos.
–No llores Gea –esta vez trasladó sus mordiscos hacia mi boca, y comenzó a morderme el labio con demasiada fuerza. Me hacía daño, tanto que finalmente pude notar el sabor de mi propia sangre–. No quiero hacerte daño.
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¡Hola a todas! ¿Qué os ha parecido el nuevo capítulo? Gea lo está pasando bastante mal... Aunque, parece ser que su corazón ya ha escogido. ¿Quién será?
No olvidéis votar y comentar! Y de nuevo gracias a todas, porque KG ya tiene más de 7.000 lecturas y 1.000 votos! Estoy encantada!
Un besazo a todas,
–G.Bo
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Killing Gea (hot)
RomanceTras aquella traumática noche, Gea Ross decide que nunca debe confiar en los hombres de nuevo. Se niega a sí misma cualquier sentimiento hacia ellos, excepto el más puro placer sexual. Sus muros se tambalearán cuando conozca a Levi, Ashby y William...