Capítulo 31

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El servicio de Will fue muy amable con nosotros en todo momento. Nos sirvieron una suculenta cena en el propio sofá mientras veíamos una película de comedia, ya que Will quería verme reír y que olvidase por un momento lo ocurrido.
Sin embargo, apenas comí y apenas pude olvidar la cara de Axel mientras me pedía que volviese con él. Tenía miedo. Como un niño pequeño cuando ve su primera película de terror. Le sentía a mis espaldas y le veía en los rincones.

–Gea, estoy muy preocupado por ti –Will paró la película y pasó su brazo alrededor de mi cuello atrayéndome hacia él.
Agradecí la calidad y seguridad de su cuerpo y la respiración constante y tranquila que sentí al apoyarme en su pecho.

–He intentando distraerte y no funciona, tal vez podríamos hablar de lo sucedido -habló midiendo cada una de sus palabras–. ¿Quién era?

Me quedé pensativa, no me sentía capaz de contar la historia de Axel, pero Will me había salvado aquella noche, y me había acogido y mantenido segura. Pensé que tal vez sería lo correcto sincerarme con él.

Así pues, suspiré y le conté mi historia, tal y como se la había contado anteriormente a Ashby.
Él escuchó, no me interrumpió en ningún momento y apenas hizo movimiento alguno, salvo para aferrarme con mas fuerza a él. Supuse que quería protegerme de mis propias palabras y pensamientos.

–Lo siento mucho Gea –dijo finalmente–. Ahora entiendo porqué te cierras tanto al mundo. A mí me pasó algo parecido.

–¿En serio? –pregunté sorprendida y subí la vista hacia sus preciosos ojos grises. Asintió y me regaló una minúscula sonrisa.

–¿Qué ocurrió? –me sentía curiosa por saber lo que le había ocurrido a Will.

–Al igual que tú, estuve saliendo por un tiempo con alguien que consideraba especial. No sólo especial, en verdad me volvía loco a su lado. Una noche, había quedado con ella para cenar en mi casa. Yo mismo había cocinado ese día, había perdido toda la tarde intentando hacer un asado que no resultó demasiado sabroso al final –se rió brevemente.

Ante aquel sonido no pude evitar sonreír. Me acarició la mejilla y volvió a ponerse serio.

–Yo no tenía seguridad por aquel entonces, pensaba que mi padre exageraba cuando aseguraba que éramos víctimas potenciales para ladrones y asesinos, sin embargo llevaba razón. Cuando sonó el timbre a las diez en punto, la hora a la que había quedado con ella, me encontré con que no venía sola. Un hombre de tamaño similar a un armario se encontraba a su lado. Y ella sonrió y me dijo: "Espero que no te importe que haya traído a mi novio."

Sentí una punzada en el corazón, ¡pobre Will!.

–Lo peor llegó después –continuó–. No sabia como reaccionar ante tal escena. Tampoco me dio tiempo, porque antes de que pudiese hablar ya había recibido un puñetazo por parte de aquel monstruo. Me dio una paliza increíble. Podía escucharla a ella gritar que parase, que me iba a matar, pero él no lo hacía.

Apreté su mano, dándole la fuerza que el me había dado antes para hablar.

–Me desperté dos meses después en una habitación de hospital. Se habían llevado todo lo que encontraron de valor y me habían dejado muriendo allí. Y sin embargo, a pesar de haberme encontrado tan al borde de la muerte, lo que más me dolió no fue la paliza, si no el ver que la persona que amaba y confiaba me traicionó.

–Lo siento mucho Will –posé mi cabeza en el hueco de su cuello.

–Está bien –sonrió y me acarició el pelo–. Por eso entiendo que aquella experiencia te cambiase, porque también me cambió a mi. No he tenido una relación seria desde entonces porque sentía mucho miedo.

–¿Y qué te ha hecho dejar de sentirlo? –pregunté curiosa, aspirando su intenso aroma.
Se rió levemente.

–Digamos que todo cambió el día que mi empleada llegó como una fiera por haberle comprado un conjunto de lencería de 2500 dólares.

En ese momento levanté la cabeza y me quedé mirándole. A esa preciosa e intensa mirada que hablaba de mi.

–Yo no me di cuenta hasta más tarde, pero me había enamorado de ella y aunque tuviese que dejarla ir, siempre estaría agradecido por haberme hecho volver a ser quien era antes de todo -continuó hablando mientras pasaba su mirada de mis ojos a mis labios.

Le besé. Y lo hice con ansia, con sentimiento, con necesidad, y él me respondió con la misma fuerza.
Estuvimos besándonos como adolescentes un sábado noche, hasta que nos quedamos dormidos en aquel sofá, que se sintió el lugar más seguro del mundo entre los brazos de Will.

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Hola a todos! Perdón por la tardanza en actualizar, pero he estado sin internet, y de hecho sigo sin internet en casa. He actualizado desde el movil, por lo que si veis alguna falta ortográfica gorda lo siento mucho!
¿Qué os ha parecido la historia de Will?

No olvidéis comentar y votar :)

Os adoro,

-G.Bo

Killing Gea (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora