Capítulo 41

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Tras la cena, de la cual apenas tomé nada, Axel me prestó una camiseta para poder ponerme cómoda para dormir.

Entré al baño y me cambié, tratando de no tocar nada, ya que el lugar no estaba demasiado limpio y el olor a agua estancada no ayudaba a sentirse cómodo.

Cierto era, que a pesar de que el entorno no era como un hotel de cinco estrellas, agradecí la soledad que me permitió respirar con un mínimo de tranquilidad por primera vez en las últimas horas, sin más cuerdas que me atasen a una silla, salvo aquellas que resultaba imposible ver pero se hacían sentir con fuerza.

Me tomé mi tiempo, tratando de ignorar el mal olor del lugar.

–Gea, ¿estás bien? –aquella era la señal de que mi tiempo en soledad había terminado. Era hora de salir del cuarto de baño.

No contesté. Tan sólo me limité a abrir la puerta y salir con el esbozo de una falsa sonrisa en mi cara.

Me tendió su mano para que la agarrase, y decidí seguir sus movimientos.

–He cambiado las sábanas de la habitación mientras estabas en el baño, supuse que te haría sentir más cómoda –explicó cuando entramos en el dormitorio principal de la casa, que resultaba coronado por una cama de matrimonio.

Me percaté entonces de que pretendía que ambos durmiésemos juntos en aquel lugar.

–Axel... –comencé a hablar, tratando de encontrar las palabras adecuadas–. ¿Sería posible dormir separados hoy? Necesito un poco de espacio para asimilar todo esto.

Me miró extrañado, sin comprender mi comportamiento. Sabía que aquello le haría desconfiar de mí, y el camino hasta la libertad se alejaba un poco en el tiempo.

–Pensaba que estabas contenta de estar aquí conmigo –habló con una mueca.

–Lo estoy –mentí y acaricié su cara, tratando de calmarle.

–Entonces no veo cual es el problema para que no podamos dormir juntos –respondió severo.

Entonces me di cuenta de que no había manera de que aquello fuese a resultar de otra manera.

Narra Will

Cuando Levi nos informó de que habíamos perdido la localización de Gea sentí como me daba vueltas la cabeza. ¿Qué íbamos a hacer ahora? ¿Acaso seguiría en Ohio?

–Deberíamos entrar a mirar –habló Ashby–. Puede que Gea se haya quedado sin batería, y por eso su teléfono ya no de señal.

Tanto Levi como yo asentimos, su teoría tenía sentido.

Sin demorarnos demasiado, ambos agarramos las armas que nos habíamos llevado de casa de Levi y nos acercamos a la puerta, la cual se encontraba abierta. Una buena señal, teniendo en cuenta que aquello podría significar que Gea se encontraba allí.

El olor a alquitrán era insoportable y la iluminación tenue que aportaba la luna daba un aspecto escalofriante al lugar. Cómo era habitual en mí cuando me encontraba a oscuras en lugares de éste tipo, se me vinieron a la cabeza todas las películas de terror que había visto a lo largo de mi existencia y no resultó de demasiada ayuda para mantener la calma.

Permanecimos en silencio, tratando de escuchar cualquier señal de vida en el lugar. A no muy tardar, unos pasos comenzaron a resonar en el lugar y la luz principal se encendió.

No sé quien se llevó más sorpresa, si el pobre empleado que permanecía a altas horas de la noche en aquel lúgubre lugar y se encontró con tres desconocidos armados, o nosotros, que aquello era lo último que pensábamos encontrar.

–No tengo dinero –levantó las manos y apunto de un ataque de pánico habló–. Sólo soy un simple empleado, por favor no me hagáis daño.

Todos bajamos las armas, dispuestos a calmar al hombre.

–Lo sentimos, no era nuestra intención asustarle –habló Levi.

–Buscábamos a una amiga, la han secuestrado, creíamos que podía estar aquí –explicó Ashby–. Tal vez usted podría ayudarnos.

Llevándose la mano al corazón, el empleado se relajó y suspiró de alivio.

–Buscamos a un hombre llamado Axel Lewis, iría acompañado de una mujer... –estaba hablando cuando el empleado me interrumpió.

–¿Axel Lewis? ¿Moreno, alto, ojos castaños? ¿Problemático? –preguntó.

Todos asentimos.

–Los Lewis tienen una vieja casa familiar a dos manzanas de aquí. Pueden probar suerte allí, aunque lleva abandonada por lo menos diez años. Debo advertirles igualmente que se trata de un hombre peligroso –explicó el asustadizo empleado.

Ignoramos su advertencia.

–¿Podría darnos la dirección exacta? –Levi le acercó un bloc de notas junto con un bolígrafo que agarró asintiendo y comenzó a escribir en él.



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¡Hola a todos! Disculpad la tardanza, tenía la cabeza demasiado loca últimamente y me era imposible concentrarme para escribir. Aquí tenéis un nuevo capítulo, espero que lo disfrutéis. ¿Qué creéis que pasará cuando los chicos encuentren a Gea?


Un besazo y millones de gracias por vuestros votos, comentarios y lecturas, tanto a aquellos que lleváis aquí desde el principio, como los que se han enganchado a la historia de Gea recientemente. 


–G.Bo

Killing Gea (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora