Hacía unos minutos que habíamos terminado de cenar. La caja de cartón, que hacía apenas media hora se encontraba llena de una deliciosa pizza, ahora estaba vacía y sólo quedaba una marca de grasa que recordaba que una vez estuvo ahí. No había comido demasiado, ya que el impresionante físico de William me distraía y quitaba el hambre. Me había centrado más en la deliciosa y dulce copa de vino que me había rellenado repetidas veces.
–¿Intentas emborracharme William? –pregunté divertida.
–No es que lo necesite para llevarte a la cama –se rió mientras volvía a llenar mi copa.
–Tal vez tu suerte haya acabado –respondí cruzándome de brazos intentando parecer indignada.
Con una sonrisa, se acercó a mí cauteloso, quedándose a tan sólo un centímetro de mi cara.
–Espero que no sea así Gea –rozó sus labios con los míos, dándome a probar su adictiva esencia. Una esencia que tan sólo un poco de ella llevaba a la recaída, rápidamente, cuesta abajo y sin frenos.
Le agarré del pelo y le besé con fuerza y pasión, no podía evitarlo. Me quitó su camiseta y me cogió en brazos, llevándome a mi cama. Me agarré a su espalda, disfrutando del tacto de sus definidos músculos.
Al llegar a mi cuarto, me tumbó en la cama de matrimonio que coronaba la habitación y se colocó sobre mí.
Me comenzó a besar por el cuello, sus labios acariciando mi piel. Continuó bajando, sacando uno de mis pechos del sujetador y rozando con su lengua el pezón. Me hacía perder el control. Tras ello, comenzó a besarme por la tripa, dirigiéndose hasta mis piernas.
Me bajó el tanga y lo deslizó por mis piernas, mientras mordisqueaba suavemente cada rincón de ellas.
Me moría de placer, podía sentir el calor apoderándose de mí.
–Gea, recuerdo perfectamente ésta mañana –se acercó a mi vagina y mordisqueó suavemente uno de mis labios–. Te daré tu recompensa, pero tendrás que mantener tus brazos a un lado.
Volvió a subirse y acercarse a mi cara. Me levantó los brazos y los dejó a los lados de mi cabeza.
–¿Está usted de acuerdo Srta. Ross? –preguntó esperando respuesta.
Asentí mordiéndome el labio. William se había convertido en mi nuevo juguete favorito.
Esbozó una sonrisa. Los ojos brillándole triunfante.
Se acercó a mi sexo y pude sentir su respiración rozarme. Tras ello sus labios, y finalmente su lengua, lamiendo en círculos. Amé la visión de aquel tigre a mis pies. Tuve la casi incontrolable necesidad de tocar su pelo castaño, pero me contuve. No quería que pararse, nunca.
Apoyaba el movimiento de sus labios y lengua junto con sus dedos, que introducía y sacaba repetidamente. Primero uno, luego dos.
Mis piernas comenzaron a temblar, mi respiración se entrecortó. Agarré con fuerza las sábanas y me dejé llevar.
Al sentir que había finalizado su labor, se levantó y me besó, sabía a él y a mí, una combinación explosiva.
Tras el beso se tumbó a mi lado, y yo me quedé observando sus oscuros ojos grises.
–Estar contigo es un entrenamiento intensivo –susurró riendo, sin apartar sus ojos de los míos.
Tanta cercanía, tanta intimidad entre nosotros, sentía que me encantaban pero al mismo tiempo me aterraba profundamente. Tenía que alejarle, dejar claros los límites entre nosotros. No podía dejar a ningún hombre adentrarse en mi vida. No quería que nadie formase parte de ella.
–Espero que no planees quedarte a dormir Will –hablé intentando utilizar un tono amistoso. Quería que se fuera, pero no quería ser maleducada.
–¿Me estás echando Gea? –preguntó, una mueca apareciendo en su cara.
–Yo no duermo con nadie –respondí y sonreí–. Además, tenemos que mantenernos en los términos de nuestro acuerdo. Los follaamigos no duermen juntos.
Su mueca desapareció y fue sustituida por una sonrisa.
–Por supuesto –se levantó de la cama y se puso la ropa.
Tras ello, salimos de la habitación y recogió su camiseta, que se encontraba tirada por el suelo del salón, y su chaqueta, que se mantenía colgada de uno de los taburetes de la cocina. Finalmente le acompañé hacia la entrada.
–Buena suerte con Levi –dijo abriendo la puerta.
–Hasta el lunes Sr. Dixon –le sonreí y sujeté la puerta.
–Hasta el lunes Srta. Ross –me devolvió la sonrisa, con aquella preciosa y blanca dentadura y comenzó a recorrer el pasillo.
Le di un último vistazo a su trasero y cerré.
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Buenos días a todos! Gracias de verdad por vuestras lecturas, Killing Gea tiene poco más de una semana y el recibimiento está siendo más que perfecto!
Sé que os prometí que el siguiente capítulo sería de la cita de Levi y Gea, pero como son muy cortos creo que no me da tiempo a conseguir plasmar la esencia de los personajes, así que decidí alargar un poco la visita de William.
Para mí es muy importante que podáis diferenciar a los personajes y entender el porqué de cada cosa que hacen. El próximo si que sí será de Levi.
Gracias de nuevo a todos! :)
-G.Bo
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Killing Gea (hot)
RomanceTras aquella traumática noche, Gea Ross decide que nunca debe confiar en los hombres de nuevo. Se niega a sí misma cualquier sentimiento hacia ellos, excepto el más puro placer sexual. Sus muros se tambalearán cuando conozca a Levi, Ashby y William...