Su agarre en mis muñecas me hacía daño, y estaba segura de que me estaba dejando marca. Mis labios y mi cuello, lugares donde me había mordido, dolían a más no poder, y podía sentir el sabor de mi propia sangre saliendo de ellos.
Mientras continuaba tratando de zafarme de él, sus manos comenzaban a tratar de hacerse un hueco entre mis pantalones.
Pataleaba, movía mis brazos con fuerza, pero era imposible. Comencé a sentir su mano dentro de mi ropa interior y tuve que contener las ganas de vomitar.
No sé en qué momento decidí que debía actuar a sangre fría. Me relajé, y dejé de mostrar oposición a su agarre.
–Axel –dije, tratando de calmar mi respiración y mirándole fijamente a los ojos.
Me miró fijamente, confundido por mi falta de ganas de oponerme a su intento de violación.
–Bésame –respondí.
Sorprendido, se acercó a mis labios ensangrentados y chupó la sangre con la lengua, luego me besó. Sentí mi boca arder con el roce de su barba en mi herida.
Ahí encontré mi oportunidad de actuar. Le mordí con la misma fuerza que él me había mordido anteriormente, y aprovechando su momento de debilidad y distracción, le propiné un rodillazo en sus partes íntimas, haciéndole caer hacia un lado.
Me levanté de la cama lo más rápido que pude y comencé a correr hacia la puerta.
Para mi desgracia, Axel se recompuso con rapidez, y salió corriendo detrás de mí, pisándome los talones.
Estaba apunto de alcanzar la puerta cuando se abalanzó sobre mí y me agarró con fuerza de los brazos.
–¡Socorro! –grité.
–No te vas a ningún sitio –me propinó un tortazo en la cara, que me dejó aturdida durante unos segundos–. Eres mía, lo quieras o no. Yo te he dado todo en la vida. Si tienes un trabajo digno es gracias a mí, y no voy a permitir que vayas por ahí chupándosela a otros.
Ni su tacto ni su cercanía me habían provocado anteriormente tanta repulsión como aquellas palabras, yo no era de su pertenencia. Era libre. Y aunque él hubiese pagado un precio monetario elevado por nuestra relación, yo lo pagué con mi corazón hecho pedazos, y no tenía el mínimo derecho de reprocharme nada sobre aquello. Así pues, le escupí en la cara.
Furioso, levantó el puño dispuesto a golpearme, viéndose interrumpido por el sonido de la puerta de la entrada abriéndose de golpe junto a nosotros.
Allí estaban, mis salvadores. Supe que serían especiales en mi vida desde el momento en que llegué a Nueva York, pero nunca antes me había alegrado más de verles.
–¡Suéltala! –apuntó Levi con un arma a Axel.
–Está bien –Axel se apartó lentamente de mí, levantando las manos.
Levi y Will se relajaron y bajaron las armas, mientras Ashby me miraba aterrado con preocupación. Un error que llevó a que Axel actuase con rapidez y arrebatase con una fácil llave la pistola a Levi, propinándole después un puñetazo que le dejó tendido en el suelo.
Will reaccionó con rapidez y apuntó a Axel. Ambos se mantuvieron mirándose fijamente el uno al otro, con los cañones de las pistolas apuntándose mutuamente.
–Tú eres el que me pegó el puñetazo aquel día –habló Axel con pasividad–. Pensaba perdonártelo si dejabas a Gea ir, pero visto que estas aquí estaré muy contento de matarte.
–Baja el arma, y demuéstrame de qué eres capaz –amenazó Will sin soltar la pistola.
–¿Cuerpo a cuerpo? Eres todo un valiente –se rió, con aquella sonrisa maliciosa propia de su temperamento–. Baja el arma tú también entonces. No querrás tener ventaja-
Will asintió, mirándole con sus preciosos ojos azules fríos como el tempano. Ashby y yo nos mirábamos desorientados, ¿qué estaba haciendo?
Con una pelea de miradas, Axel y Will dejaron las armas a sus pies. La situación se estaba poniendo demasiado tensa, y ambos se miraban esperando a que el otro diese el primer paso.
Finalmente, fue Axel quien se abalanzó sobre Will propinándole un puñetazo en la cara. Tras ello, un rodillazo en las costillas. Continuaba golpeándole deliberadamente, y aunque Will se defendía, bien era notable que no tenía la experiencia en peleas de Axel.
–¡Para! –le grité a Axel, preocupada porque pudiese llegar a matar a Will.
Seguía pegándole con fuerza y la sangre comenzaba a brotar de la cara de Will, cuando finalmente se escuchó un disparo y Axel cayó rendido al suelo.
Ashby se encontraba a mi lado, temblando mientras sostenía la pistola.
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¡Hola a todos! ¿Qué tal mis lectores favoritos? ¿Qué os ha parecido el ÚLTIMO CAPÍTULO de Killing Gea? Siiii, es el último capítulo, porque el siguiente es el epílogo! y finalmente conoceremos la decisión de Gea.
De nuevo agradeceros a todos vuestro apoyo. En cuanto publique el epílogo, subiré un capítulo de agradecimientos, nombrando a todas y cada una de las que me habéis apoyado durante el proceso de lectura, sois las mejores lectoras del mundo de verdad.
Un besazo a todos,
–G.Bo
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Killing Gea (hot)
RomanceTras aquella traumática noche, Gea Ross decide que nunca debe confiar en los hombres de nuevo. Se niega a sí misma cualquier sentimiento hacia ellos, excepto el más puro placer sexual. Sus muros se tambalearán cuando conozca a Levi, Ashby y William...