Me estaba retocando el maquillaje en el espejo del ascensor cuando éste abrió sus puertas y divisé el pasillo de las oficinas. Me dirigí al fondo como hacía cada mañana y entré en mi despacho, cerrando la puerta tras mi paso.
Ashby ya se encontraba en su ordenador trabajando. Tenía la mesa repleta de planos, y una taza de café a su derecha.
–Buenos días –saludé sonriendo.
–Buenos días –me sonrió. Sin embargo su entusiasmo habitual no podía apreciarse en sus ojos azules –. Tienes una sorpresa en tu mesa.
Sorprendida, me giré y pude ver un inmenso ramo de flores sobre mi escritorio. Eran rosas rojas y tulipanes amarillos, envueltas en un delicado papel blanco de poco gramaje. Podía respirar el aroma desde la puerta.
–¿De quién son? –pregunté.
Ashby levantó los hombros en señal de desconocimiento. Así pues, me dirigí al ramo y agarré la nota que le acompañaba. Escrito en pluma negra con una excelente caligrafía se leía:
“¿Me darías el placer de tener una cita contigo?
Levi Hawthorn”
–¿Quién lo envía? –preguntó Ashby con curiosidad
–El Sr. Hawthorn –respondí –. Anoche me lo encontré cuando iba al baño y se ha empeñado en conseguir una cita conmigo.
–¿Y qué le vas a responder? –habló nervioso.
–Que no, yo no salgo con nadie –contesté impasible y aparté las flores de mi escritorio para así poder comenzar a trabajar.
No habían pasado más de dos horas de mi llegada a la oficina cuando alguien llamó a la puerta.
–Adelante –contestó Ashby.
–Srta. Ross –la extraña secretaria de la entrada apareció tras la puerta–. Esto ha llegado para usted.
Portaba un globo rojo y una caja de bombones en forma de corazón que seguidamente colocó sobre mi mesa. Parecía ilusionada, desde luego esto sería el cotilleo de las próximas semanas.
–Gracias Margaret –sonreí en agradecimiento y con un asentimiento la mujer salió del despacho.
De nuevo, aquel regalo venía con tarjeta.
“Me encantas Gea, permíteme decírtelo frente a la luz de unas velas.
Levi Hawthorn”
Eran unos detalles preciosos y muy halagadores. En el fondo me moría de ganas de acceder a aquella cita, de cenar junto a unas velas, de probar unos sorbos de vino y no parar de mirar a su preciosa sonrisa, pero la cicatriz de mi brazo me hizo apartar de nuevo aquel regalo de mi mesa.
–¿El Sr. Hawthorn de nuevo? –preguntó Ash.
Yo asentí suspirando.
–Haces bien en rechazarle Gea, tú vales más que él –me sonrió, y su presencia y palabras me animaron. Nunca dejaría de agradarme Ash, era la mejor persona que podría haber encontrado en todo Nueva York.
Acabábamos de volver de comer cuando la secretaria volvió a llamar a la puerta.
–Ésta vez tiene un mensajero especial Srta. Ross –tras sus palabras, un precioso cachorro de Golden Retriever apareció por la puerta con un lazo rojo en su cuello que colgaba una nota.
Tanto Ashby como yo no pudimos resistir la tentación de ir a acariciar al animalillo. Era juguetón, suave y divertido. Con cuidado, mientras el cachorro mordisqueaba jugando la mano de Ash, desaté la nota del lazo de su cuello.
“Te lo pediré con ojitos de cachorro, ¿aceptas salir conmigo éste sábado?”
No sabía si había sido la presencia adorable del animal, o la persistencia de Levi, pero finalmente me decidí a coger un bolígrafo y escribir un “Sí” en la tarjeta, que colgué de nuevo en el cuello del precioso perro.
Margaret tiró con delicadeza de la correa del animal y lo llevó fuera del despacho.
–¿Qué le has escrito en la nota? –preguntó Ash curioso.
–He aceptado su invitación –respondí sin darle importancia–. De otro modo éste despacho iba a convertirse en un puesto de regalos para San Valentín.
Ash se me quedó mirando, y los ojos del cachorro que había en el cuarto hacía dos minutos no eran nada comparados con su mirada.
–Ten cuidado –dijo con una mueca y volvió a trabajar.
No habían pasado ni tres horas desde la última intervención de la secretaria en nuestro despacho cuando volvió a llamar a la puerta.
–Srta. Ross, no sé a quién habrá enamorado pero debería agarrar a éste hombre y no dejarle ir nunca –me sonrió Margaret dejando sobre mi mesa una discreta y elegante bolsa de papel negra, de la cual colgaba una nota en papel artesanal. Para mi sorpresa, la caligrafía de aquella nota era distinta. Las letras se tumbaban más aún que en las escritas por Levi, aunque la pluma seguía siendo negra.
“Ésta noche. En tu casa a las 10.
William Dixon Jr”
–¿Qué te envía ahora el Sr. Hawthorn? –preguntó Ashby con su ceja derecha levantada.
Abrí con cuidado la bolsa y pude ver la más fina lencería negra dentro de ésta. Me ruboricé y cerré la bolsa rápidamente.
–Nada, simplemente quería darme las gracias por aceptar su invitación –mentí y salí del despacho corriendo con la bolsa en la mano.
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Sexto capítulo! Espero que os esté enganchando la historia, y muchas gracias de nuevo a todos los que leen, votan y comentan, espero seguir contando con vosotros! :)
- G.Bo
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Killing Gea (hot)
RomanceTras aquella traumática noche, Gea Ross decide que nunca debe confiar en los hombres de nuevo. Se niega a sí misma cualquier sentimiento hacia ellos, excepto el más puro placer sexual. Sus muros se tambalearán cuando conozca a Levi, Ashby y William...