Capítulo 26: Segunda Parte

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Narra Ashby

 

 

Perdí la cuenta del alcohol que habíamos tomado. Lo único que sabía es que no sentía nada más allá del mareo característico y la visión alterada.

–Ashby –probablemente aquella era la primera vez desde que se conocían que Will le llamaba por su nombre de pila–. Aquellas chicas nos están mirando.

Señaló con la cabeza a dos chicas que se encontraban a nuestra izquierda, una era rubia y otra pelirroja. Eran realmente bonitas.

–Paso –contesté.

–¿Por qué? –preguntó Will sorprendido.

–Porque no son Gea –respondí–. No tiene sentido estar con una persona y pensar en otra. Si tu quieres algo con ellas adelante, conmigo no cuentes.

–Llevas razón –contestó convencido y me abrazó–. Eres un buen tío Ashby.

Le abracé de vuelta, me sentía demasiado entristecido por lo de Gea, y probablemente la influencia del alcohol también afectaba. Además, había descubierto que mi jefe me caía bien.

­–Tengo una idea –habló y se separó de mi–. Sígueme.

Habíamos andando 10 minutos sin parar, aunque ayudaba a bajar el alcohol, eran las 4 de la madrugada y lo último que me apetecía era pegarme una caminata.

–¿A dónde vamos? –pregunté finalmente.

–Vamos a celebrar nuestra amistad –Will se reía.

Era normal en él, a veces maldecía al mundo porque Gea estuviese con Levi, y otras veces se reía a carcajadas. Lo habitual con una borrachera como la que llevaba.

–¿No podíamos celebrarla cerca del hotel? ¿En la fiesta? ¿Cómo todo el mundo? –insistí.

–Tengo una idea mejor, vamos a comprar maría  –dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

–¿Cómo? Espero no haber escuchado bien lo que acabas de decir.

–Has escuchado perfectamente –continuó andando–. ¿Ves esas rocas de allí?

Señaló a un par de rocas altas que daban a la orilla.

–Me han comentado que ahí vende todas las noches Megamaxtor.

–¿Megamaxtor? –pregunté anonadado–. ¿Crees que estás en condiciones de comprar droga a un tío cuyo nombre es Megamaxtor?

–Por esa misma razón, la vas a comprar tú –pasó su brazo por mi hombro.

–Ni lo sueñes –respondí.

–Vamos Ash, es un universitario, tú no hace mucho que dejaste la universidad, ¿no? Le caerás bien.

–Eso no es excusa. Además, ¿desde cuando fumas?

–No fumo, pero es la tradición. Ahora que somos amigos tenemos que fumarnos el porro de la amistad –respondió completamente serio.

–¿Es algo que sueles hacer cuando conoces a alguien nuevo? –respondí irónico. Empezaba a creer que alguien hubiese podido echar droga en sus copas.

–No, pero debería hacerlo siempre –tiró de mí–. Vamos.

Finalmente llegamos a las rocas. Allí se encontraba un chico, moreno de piel cuya estatura estaba por debajo de la media de los chicos de su edad. El olor del ambiente nos confirmaba que nos hallábamos en el sitio correcto.

–¿Megamaxtor? –pregunté sintiéndome ridículo al pronunciar aquel nombre.

Asintió.

–Más bien Minimaxín –me dijo Will al oído, en un tono demasiado alto.

Por la cara que puso el chico, le había escuchado.

–Perdónale, ha bebido demasiado. Su novia le ha dejado y su perro se ha muerto –traté de excusarle.

–Está bien, ¿cuánto queréis? –preguntó. Su voz era demasiado grave y áspera, probablemente de fumar.

–Con 5 vale –respondió Will y le tendió el dinero.

Cuando recibimos la mercancía, nos sentamos en la orilla de la playa, alejados de la civilización.

Aunque dudaba que Will pudiese hacer el cigarro con la borrachera que llevaba, finalmente lo consiguió. Una vez le dio la primera calada me lo pasó.

–No sé fumar –dije.

–Aspira por la boca y déjalo entrar en los pulmones –me contestó.

Lo intenté y comencé a toser. Echaba de menos mis videojuegos.

–Muy bien –me golpeó la espalda.

Finalmente nos acabamos el cigarro. Nos entró un ataque de risa, por más que queríamos no podíamos parar de reír, incluso el sonido de las gaviotas volando nos resultaba gracioso.

A las 6 de la mañana entramos por la puerta del hotel. Intentábamos mantenernos en silencio pero resultaba imposible. Los turistas madrugadores nos miraban, lo cual no era de extrañar,  ya que yo iba sujetando a Will que iba dando tumbos, y nuestras risas resultaban escandalosas.

Cuando subimos en el ascensor a la segunda planta, giramos a la derecha, dónde se encontraba mi habitación. Cogí la tarjeta y abrí la puerta

–Déjame dormir contigo –dijo Will entrando de golpe en mi habitación.

–¿Qué dices Will? –de ninguna manera iba a dejarle dormir conmigo.

–Estoy muy borracho –se dejó caer sobre la cama–. Imagina que me voy a mi habitación, vomito y me ahogo. Sería una muerte muy rockera pero todavía no quiero morir.

Sabía que en cierto modo, llevaba razón. Tampoco pude llevarle la contraria ya que enseguida estaba dormido.

Le quité los zapatos y le tapé con la sábana de la cama. Seguidamente me quité los míos y me tumbé en el suelo, que por suerte era de moqueta, y tras ello me tapé con la manta que había al pie de la cama.


Tardé prácticamente lo mismo que Will en quedarme dormido. 



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Buenas tardes! Aquí os dejo la continuación del capítulo de Ashby. Me ha gustado bastante escribir desde su punto de vista y desarrollar la relación entre Will y Ashby. ¿A vosotros qué os ha parecido? ¿Os gustaría que en el futuro hubiese más capítulos contados por los chicos?


De nuevo agradeceros los comentarios y los votos, y por favor no dejéis de hacerlo!


Un besazo,


- G.Bo

Killing Gea (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora