Capítulo 5

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Me había puesto unos pitillo negros y una camisa blanca para salir aquella noche. Había querido ir cómoda ya que las ferias no eran un lugar para presumir.

Ashby había aparecido por mi casa para recogerme a eso de las ocho de la noche y ya íbamos camino a su barrio en su escarabajo blanco.

            –Creo que el Sr. Dixon me odia –habló.

            –¿Por qué dices eso? –pregunté sorprendida ante su afirmación.

            –Cuando me ha llamado esta tarde para que fuese a hablar con el grupo de ingenieros, resulta que estos no necesitaban mi ayuda, ¡me ha hecho recorrerme una manzana entera para nada!

            –No creo que lo hiciese aposta Ash –contesté aún sabiendo que realmente sí lo hizo a propósito.

            –Me da igual, es un gilipollas y un prepotente, su padre era mucho mejor hombre.

No pude evitar reírme ante su enfado, ¡si él supiera la verdad!.

Finalmente pude ver gran cantidad de luces de colores, y dentro del coche se escuchaba la música de los puestos y se respiraba el olor a perrito caliente recién hecho.

Había puestos de algodón de azúcar, de pesca de patos de goma, una gran noria, un tiovivo… Tras dar varias vueltas nos paramos en un puesto de tiro con escopeta. Ashby me había visto observar con deseo aquél gran oso de peluche gris que tenían sobre una de las estanterías.

            –¿Lo quieres? –me preguntó.

Asentí y me acerqué al señor del puesto, pagándole un intento.

            –Te aseguro que conseguiré ese oso –hablé a Ashby sonriendo.

Me subí las mangas de la camisa y comencé la jugada. Tenía tres tiros disponibles. Fallé el primero, el segundo y el tercero también. Ashby no paraba de reírse.

            –Al verte tan decidida te había considerado una tiradora profesional –se burlaba de mí.

            –Gracioso –le di un codazo.

            –¿Cómo te hiciste esa cicatriz Gea? –preguntó señalando mi brazo.

            –Digamos que no he tenido mucha suerte en la vida –volví a cubrir mi brazo con la manga de la camisa y le sonreí, intentando eludir la conversación–. Oye, tengo que ir al baño, espérame aquí.

Él asintió desconcertado.

Acaricié su hombro y me dirigí a los baños que había dos minutos andando del puesto. Realmente no deseaba utilizar el baño, sabía que los retretes de feria estaban llenos literalmente de mierda, incluso habría preferido hacer mis necesidades en el campo, simplemente quería tomar un poco de aire. Odiaba cada mención que recibía acerca de mi cicatriz, me hacía temblar con ansiedad recordando aquella maldita noche. Todavía intentaba escapar de aquello.

Estaba sumergida en mis pensamientos cuando una conocida voz me distrajo.

            –Gea –el Sr. Hawthorn apareció junto a mí.

Me sorprendió verle sin su habitual traje. Ésta vez llevaba unos vaqueros, una camiseta gris de cuello en pico y una chaqueta de cuero negra. Lucía mucho más atractivo que habitualmente.

            –Sr. Hawthorn –respondí a modo de saludo.

            –Por favor llámame Levi –y ahí estaba su atractiva y atrayente sonrisa.

Killing Gea (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora