Todavía me encontraba aturdida por el suceso. Mi pesadilla había vuelto, y con ella mis inseguridades.
No fue hasta veinte minutos después de llegar a la oficina que comencé a dejarme llevar por la tranquilidad y la seguridad de ella. Aquí no podría atraparme.
Ashby, Levi y Will me habían acompañado hasta mi despacho. Me hicieron tomar asiento y Levi me ofreció amablemente una tila caliente.
A juzgar por el sabor amargo, deduje que incluía alcohol. Levi sabía como calmar mis nervios.
–Gea –Will se puso de cuclillas frente a mi. Sus inmensos ojos grises mirándome fijamente con preocupación y sus masculinas manos sobre mis piernas–. ¿Quién era?
–Alguien a quién conocía –respondí con una mueca por sonrisa–. Estoy bien, no os preocupéis por mi.
–¿Quieres irte a casa? –me preguntó Levi acariciando mi pelo–. Te acompañaremos.
–Prefiero quedarme trabajando –la respuesta vino inmediata. Tenía miedo, más bien me aterraba llegar a casa. Si me había encontrado en mi puesto de trabajo, ¿por qué no iba a saber dónde se encontraba mi casa?
–La policía nos ha dicho que le pusiste una orden de alejamiento –habló Ashby preocupado–. Se mantendrán vigilando los alrededores de nuestra casa y las oficinas hasta que den con él. Todo va a ir bien Gea.
Acarició mi mano y su roce me tranquilizó.
No podía evitar reconocer que estaba asustada, pero me sentía arropada por ellos, y la patrulla de la policía suponía unos puntos de tranquilidad extra.
Intentamos que el resto del día volviese todo a la normalidad. Ashby y yo nos sumergimos de lleno en el proyecto de los edificios que habíamos de terminar antes del próximo miércoles, fecha en la que viajaríamos a Hawaii para acordar las condiciones del nuevo proyecto.
Aunque el trabajo me había distraído considerablemente, todavía me sentía tensa. Sabía que sólo había una persona en ese edificio capaz de cambiar eso, Will.
Me excusé de mi despacho y me dirigí contoneando las caderas hasta la última planta. Tenía que dejar atrás la fragilidad mostrada horas antes, para volver a ser la mujer de armas matar que pretendía ser siempre.
Llamé con delicadeza a la puerta y la grave voz de Will me permitió la entrada.
Cerré la puerta tras mi paso con una sonrisa de oreja a oreja.
–Gea, ¿cómo te encuentras? –me preguntó Will levantándose de la silla y acercándose a mí.
–Un poco tensa, venía a ver si podías hacer algo para ayudarme a relajarme –le sonreí picaronamente y agarré su corbata juguetona.
En una respuesta automatizada, Will me agarró la cara y me acercó a la suya. Juntando sus labios con los míos y fundiéndonos en un apasionado beso.
Segundos después se apartó, con una expresión de sufrimiento en su cara.
–Gea –acarició mi mejilla y su mirada se hizo más intensa aún–. No hay nada que me apeteciese más ahora que desnudarte aquí mismo pero no puedo. No podemos seguir haciendo esto.
–¿Por qué no? –pregunté sin soltar su corbata.
–Bueno hay dos razones –respondió.
–¿Cuáles?
–La primera es Levi –hizo una mueca de disgusto–. Es mi mejor amigo Gea, y está enamorado de ti. No puedo hacerle esto a él.
–¿Y la segunda? –solté su corbata. Sabía que no había nada que pudiese hacer para hacerle cambiar de opinión.
–Es mejor que no la sepas –contestó con ternura y volvió a besarme. Ésta vez no fue tan pasional, pero pude sentir una inmensa necesidad en aquel beso, no deseaba soltarme.
Con aquel intenso beso nos despedimos y yo me sentí frustrada y enfadada. Will era el único que conseguía hacerme olvidar todo lo malo con sólo rozar su piel, y ahora, justo ahora que mis pesadillas me atormentaban de nuevo, no podía contar con él.
Ashby condujo de vuelta a casa, siendo escoltados por el coche de Will y la moto de Levi. No querían perdernos de vista hasta que estuviésemos dentro del piso bajo llave.
En la acera de mi edificio pude observar un coche de la policía secreta. Sonreí a los policías que hacían guardia en el coche, agradeciendo sus servicios.
Una vez nos acomodamos en casa, cogí una botella de whisky de la despensa.
–Necesito un trago –dije a Ashby–. Ha sido un día duro. ¿Quieres?
Asintió con una sonrisa y esperó en el sofá a que llegase con nuestras bebidas.
Sabía que Ashby todavía no se sentía completo. Hacía escaso tiempo que su madre había fallecido, y la sombra de su muerte todavía se le notaba en los ojos. Y aún a pesar de su sufrimiento, se esforzó por hacerme reír y bebió conmigo. Quería que me sintiese tranquila.
–Gea, sé que es difícil para ti hablar de todo esto pero... –después de la tercera copa sacó el tema y acariciando mi cicatriz habló–. Él te hizo esto ¿verdad?
Asentí, y me inundó un enorme escalofrío con el recuerdo. De alguna manera, la relación que había desarrollado con Ashby en este tiempo me había hecho capaz de tener el valor de contarle mi historia. Y sin apartar la mirada de sus tranquilizadores ojos comencé.
–Estuvimos saliendo durante cinco años –expliqué–. Cuando le conocí, para mis padres sólo era una carga, un gasto de dinero y tiempo que preferían invertir en otras cosas. Yo quería estudiar, pero mis notas no fueron lo suficientemente buenas como para conseguir una beca, así que mis padres, aún teniendo los medios, se negaron a pagarme los estudios universitarios.
Entonces apareció él, por fin alguien me hacía sentir que valía algo y no era más que un estorbo en la vida de otros. Me mudé con él y pagó mis estudios. Decía que tenía ahorros, que sus padres le habían dejado una buena suma de dinero cuando murieron, y yo me lo creí.
–¿De dónde sacaba el dinero? –preguntó Ashby curioso.
–Traficaba con drogas.
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Hola a todos! Muchísimas gracias por vuestra paciencia. Por fin he sacado un rato para poder escribir otro poquito más de Killing Gea. He decidido dividir éste capítulo en dos partes ya que estaba resultando demasiado extenso. Espero poder publicar mañana la segunda parte para que podáis conocer el resto de la historia de Gea.
Muchas gracias por seguir votando, por esperar mis actualizaciones, por comentar... por todo :)
Un beso,
- G.Bo
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Killing Gea (hot)
RomanceTras aquella traumática noche, Gea Ross decide que nunca debe confiar en los hombres de nuevo. Se niega a sí misma cualquier sentimiento hacia ellos, excepto el más puro placer sexual. Sus muros se tambalearán cuando conozca a Levi, Ashby y William...