Capítulo 11

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Me quedé mirándole fijamente, no podía entender porqué alguien tendría tanto interés en conocerme.

–No hay mucho que conocer de mí. Soy una persona normal. Cuando llego a casa de trabajar me gusta ponerme cómoda, y ver la tele mientras ceno una ensalada. No es que me encante la ensalada pero gracias a mi metabolismo tiendo a engordar, aunque cierto es que suelo darme mis caprichos. Nadie le dice que no a una pizza de vez en cuando ¿verdad? –traté de esquivar su mirada. Me sentía avergonzada hablando de mi. Había pasado tanto tiempo escondiéndome, que mi vida se había convertido en una rutina aburrida. No me divertía reconocer que ésta consistía en ver series en Netflix mientras comía alimentos bajos en grasa.

Sonreía. Parecía disfrutar de la conversación.

–¿Qué me puedes contar de ti Levi? –traté de alejar el foco de atención de mí.

–Llevo trabajando en la misma empresa desde los 19 años. Me gusta jugar al beisbol, los días de lluvia, y mi color favorito es el rojo de tus labios –aquellas palabras me hicieron sonrojar–. Mi vida ha sido siempre fácil y aburrida, y mi instinto me dice que la tuya no ha sido así, tal vez por eso me interese tanto conocerte, para aportarle algo de misterio y acción a mi vida.

–Hay mucha formas de asumir riesgos en la vida, tirarse en paracaídas, hacer carreras ilegales o fumar crack, podrías probar con ellas –sugerí irónicamente. Me sentía molesta por su arrogancia. Yo no era un subidón de adrenalina para gente aburrida, la vida me había destrozado en pedazos, yo sólo significaba la perdición total para cualquier persona.

Sonrió, de nuevo parecía divertido por mis intentos de poner barreras entre nosotros.

–¿Qué hay de tu familia? –preguntó.

–No tenemos demasiada relación… –no me gustaba a dónde se dirigía la conversación–. En serio Levi, ¿por qué tanto interés en mí? ¿Qué te hace pensar que yo pueda ser mínimamente buena para ti?

–Déjame mostrarte –dijo apagando con los dedos las velas de la mesa. Dejándonos a oscuras en la amplia habitación.

Me dio la mano, ayudándome a levantar de la silla, y nos paramos frente a los ventanales.

Observé la ciudad, que se mantenía despierta, mientras Levi se paraba justo detrás de mí. Podía sentir el calor desprender de su cuerpo mientras posaba sus manos en mi cintura. Acercó su boca a mi oído y comenzó a susurrar.

–Eres como Nueva York, que nunca apaga las luces para dejarse alumbrar por las estrellas. Hay mucho atractivo en verla alumbrarse a sí misma, pero la belleza real llegará cuando decida quedarse a oscuras y las estrellas puedan reflejarse en ella.

En aquel momento, me quedé sin voz. Sentía como golpeaba mis muros de protección fuertemente, agrietándolos. ¿Cómo alguien podía decir cosas tan bellas?.

–Sé que hay algo muy especial bajo el papel que interpretas Gea, me muero por conocerlo –dijo atrayéndome más a él.

Sentía rabia hacia él, por decir aquellas cosas, por ponerme a prueba, pero sobretodo, por hacerme dudar.

Su cercanía se hacía intolerable, el tacto de sus manos en mi cintura sobrepasaba mis límites, me ardía la garganta. Me estaba aguantando las ganas de llorar. Quise apartarle de mi, pero me encontré a mi misma juntando mis labios con los suyos. Sintiendo su aliento, su lengua, el dulce picor de su barba. Rodeé su cuello con mis brazos, atrayéndole más a mi.

Una lágrima comenzó a brotar de mis ojos. No podía permitirme sentir, así que me aparté bruscamente de él.

Me miró fijamente, y su expresión se tornó preocupada. No entendía el porqué de mis lágrimas.

Para mi sorpresa, no preguntó un porqué, tan sólo me acarició la cara y la secó con las yemas de sus dedos y tras ello me abrazó fuertemente.

–Me gustaría volver a casa –hablé finalmente separándome de él.

Asintió. Supuse que se había dado cuenta de que había sido suficiente para mí.

Bajamos de nuevo al garaje del edificio y nos montamos en su motocicleta. El hecho de que aquel tipo de transporte dificultase el conversar resultaba un alivio para mí. Había metido la pata hasta el fondo, me había mostrado débil ante él, tenía que cambiar eso.

Tardamos tan sólo 15 minutos en llegar a mi portal. Subimos en silencio hasta el primer piso, y saqué las llaves de mi bolso, abriendo la puerta.

Me había propuesto acabar con mi imagen débil ante él, así que actué como habría actuado en cualquier otra situación para intentar aparentar ser más fuerte frente a un atractivo hombre.

Comencé a besarle, con pasión, y posé mis manos en su pecho.

–Pasa –dije apartando por un segundo mi boca de la suya.

Me devolvió el beso y, para mi sorpresa, tras ello apartó mis manos de él.

–Me encantaría –por primera vez no mostraba su habitual sonrisa. Con su mano derecha, acarició mi cara–. Pero no quiero acostarme contigo hasta que lo hagas por amor y no sólo por deseo.

Me quedé petrificada, aquella era la última respuesta que esperaba.

–Buenas noches Gea –me besó en la frente y comenzó a alejarse por el pasillo, dejándome a mí y a mis muros tambaleándose.

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Buenos días! Aquí os dejo con el capítulo 11 de Killing Gea. Para todas las que echais de menos a Ashby, aparecerá por fin de nuevo en el siguiente capítulo! 

Gracias por leer, comentar y votar, sois amor!

P.D: Desconozco si mañana podré subir capítulo (espero que sí), haré lo que pueda para que así sea :)

-G.Bo 

Killing Gea (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora