Capítulo 37

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–Tengo que ir a por algo de cenar –habló Axel mientras se acercaba a mí–. Sé que no piensas tratar de escapar tan temprano, y aunque te quiero, todavía no puedo confiar en ti, no me odies por esto.

–¿Por qué? –pregunté nerviosa. ¿A qué se refería?

Sacó una cuerda de su mochila y agarrándome de un brazo me sentó sobre una silla.

–¿Qué haces? –traté de zafarme de su agarre.

–Asegurarme de que sigues aquí cuando vuelva y no has llamado la atención de nadie –respondió mientras forzaba mis brazos hacia atrás y los amarraba en un perfecto nudo. Me hacía daño y tenía miedo. Pensé en gritar, en tratar de deshacerme de su agarre de la manera más desesperada, pero era muy consciente de cual era el papel que Axel quería que interpretase. Quería tener conmigo la misma relación que había tenido en el pasado.

Así pues, decidí quedarme quieta y dejar que me amarrase a la silla. Tras ello, colocó un pedazo de cinta americana en mi boca.

–Siento hacer esto, volveré pronto, ¿vale? –me preguntó acariciando mi cara con sus ojos marrones focalizados en interpretar mi expresión.

Asentí tratando de mantener la calma.

Finalmente me besó el pelo y salió por la puerta, dejándome sola y a oscuras en aquella ratonera.

Narra Ashby

Conduje a toda velocidad hacia la fábrica de cerámica, o al menos a la máxima velocidad que el escarabajo de mi madre alcanzaba. Había comenzado a saltarme los semáforos inconscientemente, tan sólo deseaba llegar y comprobar que Gea se encontraba allí.

–¡Para! –gritó Will de repente provocando que frenara violentamente.

–¿Qué ocurre? –pregunté nervioso.

–Ahí está el coche de Gea –se desabrochó rápidamente el cinturón y bajó del vehículo corriendo, antes incluso de que me diera tiempo a parar en un lado de la calle.

Cuando finalmente estacioné, me bajé corriendo y me acerqué a Will. Aquel mini rojo era sin duda el de Gea, pero ella no se encontraba cerca.

–Algo malo ha ocurrido Ash –habló en un tono de voz tan bajo que apenas pude escuchar–. ¿Por qué iba a abandonar Gea su coche?

Tragué saliva. Sabía que llevaba razón, aquel no era un comportamiento normal, y todo indicaba que Axel estaba metido en el asunto.

–¿Cómo vamos a encontrarla? –pregunté apoyando mi frente sobre la carrocería del automóvil. Todo aquello parecía un mal sueño.

–No lo sé –golpeó con su pie derecho la rueda y se agarró el pelo desesperado.

–Deberíamos llamar a la policía –sugerí.

Él asintió, y de repente se quedó petrificado mirando a la casa que teníamos en frente.

–¿Qué ocurre? –quería conocer la razón de aquella mirada.

–Tal vez han visto algo –explicó y se acercó en grandes zancadas a la casa.

–Mala idea –respondí. Aquel era un mal barrio, ni siquiera sabíamos qué podíamos encontrarnos en aquel lugar.

Sin embargo no pareció importarle. Subió los escalones de la entrada y llamó a la puerta.

No tardó mucho en escucharse pasos tras ella, y en seguida la puerta se abrió. Una mujer cuyo aspecto deteriorado le hacía parecer que tenía cerca de cincuenta años, abrió la puerta.

Adiviné que probablemente su imagen demacrada se debía a la consumición de drogas, y no precisamente una suave, habría apostado mi sueldo de aquel mes a que aquella mujer era adicta a la heroína.

–Buenas tardes Señora, sentimos molestarla –comenzó a hablar Will–. Queríamos preguntarle si había visto a la dueña del coche de aquí al lado.

–¿Sois policía? –preguntó nerviosa.

–No, no –respondimos al unísono–. La chica del coche es nuestra amiga, y no sabemos dónde está. Estamos muy preocupados, si pudiese ayudarnos...

La mujer nos miró a ambos y sin decir palabra comenzó a cerrarnos la puerta en la cara.

–¡Espere! –Will paró la puerta con las manos. Sus ojos grises mostrando la desesperación del momento.

Teníamos que encontrarla fuese como fuese.

–Coja mi reloj –comenzó a desabrocharse la pulsera de aquel carísimo reloj que llevaba en la muñeca. Probablemente costaría cerca de los 6.000 dólares–. Díganos todo lo que sabe por favor.

La extraña mujer se paró a sopesar su oferta unos segundos, y rápidamente agarró el reloj y lo metió en el bolsillo de su vaquero desgastado.

–Un chico se la llevó. Era alto, de pelo castaño y enmarañado. Le puso una especie de pañuelo en la nariz y después la metió en su coche –explicó.

–¿Había visto al chico alguna vez? ¿Cómo era el coche? ¿Vio la matrícula? –pregunté. Estaba ansioso por conocer las respuestas.

– No había visto a ese chico en mi vida. El coche era gris, bastante viejo. No vi los números de la matrícula pero parecía ser de Ohio –respondió con voz temblorosa, y enseñando sus dientes podridos.

–¿No avisó a la policía? –preguntó Will que parecía estar enfureciéndose.

–No, esa chica se estaba buscando que algo le pasase estando ahí sola, con esa ropa de marca y ese coche de niña rica –contestó con desprecio y comenzó a cerrar la puerta de nuevo–. Eso es todo lo que se, ahora váyanse antes de que me busquen un problema.



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¡Buenos días! Por fin nuevo capítulo. ¿Qué os ha parecido? ¿Se irán Will y Ashby a Ohio en busca de Gea?

Por favor no dejéis de comentar y votar, y gracias a todas por vuestro apoyo :)

Por cierto, mi querida vanessaleon_1 ha comenzado a escribir una historia titulada In The End. que aunque sólo tiene dos capítulos pinta de maravilla. Por favor pasaros y echadle un vistazo. 

https://www.wattpad.com/story/44140826-in-the-end


Un besazo, 


–G.Bo

Killing Gea (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora