"Métete en el coche." Él demandó agresivamente.
Mi respiración salía temblorosa de mi boca mientras lo miraba. Mis dedos soltaron la mano de
Riker y me tambaleé hacia atrás. Rápidamente giré con rumbo hacia el otro lado del aparcamiento. Mi cuerpo pasando rápidamente a través de los muchos coches. Mi ritmo cardíaco aumentó cuando miré hacia atrás, Riker estaba justo detrás de mí. Sus piernas dándole una fuerte ventaja, sería difícil para mi poder escapar de él.
Gemí cuando una enorme mano tomó mi muñeca, evitando mi escape. Mi cuerpo fue jalado de nuevo a él. No podía controlar mis acciones cuando mi mano voló hacia la cara de Riker. Era la segunda vez que lo abofeteaba desde que nos conocimos y por su aspecto, no estaba muy feliz. Sus ojos miel como flechas en los míos.
Suspiré mientras sus cálidas manos se colocaron en mis caderas antes de levantarme y me arrojarme sobre su hombro. Mis puños golpeándole en la espalda, en un intento de forzar que Riker me libere. Pero no lo hizo. Haciendo caso omiso de mis protestas, cruzamos en el aparcamiento.
"¡Riker!"
Agarré en puño la parte inferior de su camiseta entre mis dedos.
"Bájame!"
Unos segundos más tarde, fui levantada de su hombro y colocada delante de él. Riker se acercó, instintivamente me moví hacia atrás, sólo para dejar salir un chillido de asombro cuando mi cuerpo se puso en contacto con el lado de su coche.
"Tú lo golpeaste." Lo acusé.
"Sí". Él respondió casualmente.
Su respuesta fue casi burlona. Él quería que yo tomara represalias.
"Bueno, ¿por qué?"
"Se puso en mi camino." Sonó su voz ronca.
No respondí nada. ¿Qué podía decir?
"Métete en el coche."
Su mano cogió mi muñeca pero la aparté. En lugar de pelear conmigo jaló la puerta del co-piloto dejándola abierta y esperó a que suba. Mi espalda se quedó presionada al vehículo, mientras me dirigía a la puerta, manteniendo la distancia entre nosotros tanto como sea posible.
La ida a casa fue silenciosa. Miraba a Riker de vez en cuando, sus manos apretando con fuerza el volante. Su mandíbula tensa mientras mantenía su mirada por la ventana. De pronto nos detuvimos frente a mi casa.
"Te recojo a las nueve mañana."
Ni siquiera me miraba. ¿Por qué estaba enojado conmigo, yo no era la persona que había golpeado a alguien justo en la cara. Mis ojos se movieron a su mano derecha, los pequeños cortes siendo un recordatorio de su mal genio y que yo probablemente no debería hacerlo enojar. Me desabroché el cinturón de seguridad y esperé a que Riker vaya por el frente y abririera la puerta. Una vez que bajé lo pasé rápidamente y crucé la calle hacia el frente.
"Bo".
Giré cuando Riker cogió mi mano. Me sorprendió cuando él se inclinó y le dio un suave beso en la mejilla. Sus pelos haciéndome cosquillas en la piel mientras se alejaba.
"Nos vemos mañana".
Asentí levemente con la cabeza antes de que él soltara mi mano y se encaminara hacia donde estaba su coche.
Al día siguiente.
"Vas a salir con él, después de lo que pasó la primera vez?" Lucy habló atónita.
Puse el altavoz antes de colocar el teléfono en mi cama.
"No es que yo quiera, pero tenías que haber visto lo que hizo con la cara de Steve."
"Razón de más para no ir." Contestó Lucy.
Salté un poco cuando alguien llamó a mi puerta.
"Lo siento Lucy, me tengo que ir."
Se despidió antes de colgar el teléfono.
"Está abierto". Grité a mi madre para entrar.
Daba la espalda a la puerta, mi objetivo estaba en la ropa colgada en mi armario. Mis dedos moviéndose por los colgadores antes de sacar una blusa.
"Mamá, ¿qué estas ...."
Me di la vuelta, dejando caer la ropa que estaba sosteniendo. Riker parado con una sonrisa, los ojos fijos en mí. Me di cuenta que solo estaba usando shorts y un top. Su visión paso de arriba abajo por mi cuerpo antes de hablar.
"Tenía la esperanza de que iba a usar algo un poco más sexy." Me guiñó un ojo, señalando la ropa que
había dejado caer.
Ni una palabra salió de mi boca mientras lo veía dirigirse a mi cama. Se sentó, reclinándose sobre los codos mientras yo estaba de pie delante de él. Riker echó un vistazo alrededor de mi habitación, teniendo en los alrededores antes de conectar con mi mirada de nuevo.
"Yo ... ¿Cómo entraste?" Sacudí mi cabeza.
"Tu mamá me dejó entrar"
Iba a tener que hablar seriamente con ella.
"Deberías usar un vestido.", Continuó.
"No."
Eso era lo último que iba a usar, sobre todo alrededor de Riker y sus manos escurridizas. Él se rió profundamente en mi respuesta contundente. Me aparté de él para sacar unos jeans negros ajustados y una blusa. Un jadeo cayó de mis labios al sentir su proximidad cuando giré. Riker sonrió, con el pecho prácticamente topando con el mío cuando estiró su brazo por detrás de mi cabeza.
Su chaqueta que había colgado afuera del armario estaba ahora fuera del colgador y él se remango la parte de los antebrazos, empujando hacia arriba las mangas. El aroma de Riker llenando mis sentidos, pero me lo quité de encima.
"Me voy a cambiar." Le informé.
"Te puedes cambiar aquí, no me importa." Él sonrió.
Dejé escapar un suspiro antes de empujarlo lejos de mí y caminando hacia mí baño. Me aseguré de que la puerta estaba cerrada con llave antes de desvestirse.
***
Una vez cambiada, abrí la puerta sólo para encontrar a Riker viendo en mis cajones.
"Riker".
Se volcó con una sonrisa en el rostro, mostrando sus hoyuelos. Mi boca quedo abierta al ver lo que él tenía en la mano.
"Me encantan estos." Me guiñó el ojo.
Rápidamente tambaleándome hacia él, le quité la ropa interior de encaje de sus manos. Metiéndolos de nuevo en el cajón antes de cerrarlo fuertemente.
"¿Qué te pasa?", Le pregunté retóricamente.
Se quedó riendo mientras un color rosa aparecía en mis mejillas. Volqué bruscamente me aparté de él deslizándose en mis zapatos, agarrando mi chaqueta y mi bolso.
"Te ves sexy." Me susurró en el oído.
Mi respiración se estremeció al sentir sus fuertes brazos envolverse alrededor de mi cintura desde atrás. Apreté los ojos cerrados mientras sus dedos rozaron mi pelo a un lado, sus labios rellenos haciendo contacto con la piel justo debajo de mi oreja. Se succionó suavemente, luego trasladándose a mordisquear mi oreja.
"R-Riker." Tartamudeé en voz baja.
Él se apartó, agarrando mi mano y llevándome fuera de la habitación.