[M] Capítulo 37

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Las piernas de Wei XianWu intentaron con todas sus fuerzas cerrarse ante la repentina oleada de placer que lo invadió nuevamente, pero estaban tan entumecidas que incluso cayeron como dos pesados troncos a cada lado de su cuerpo mientras Lan Wangji, se apresuraba al interior de él con toda la fuerza que le quedaba, con todo el vigor del que era capaz en este estado de satisfacción. Trabajó en su interior sin descanso y cada vez que su cuerpo amenazaba con desfallecer encima suyo, el muy bribón utilizaba su energía espiritual para continuar su tarea, golpeando sin contemplación su cuerpo contra el de su esposo, piel con piel cuyo sonido estaba ya tan grabado en su mente, que hasta le causaba todavía más expectativa, más placer, inevitablemente.

Todo rastro impasible se había borrado de la cara de Lan Wangji, tomaba para sí todo cuanto podía del cuerpo de su esposo y cuándo la fuerza y el ritmo no le satisfacían, se sostenía del respaldo de la cama y empujaba como un ser poseído, ni la sombra del hombre virtuoso que era fuera del ámbito carnal. Este hombre, el de aquí, estaba utilizando su propia cinta de la frente, aquella por la cual le fulminó con la mirada alguna vez, para restringirlo.

Xian por supuesto, estaba encantado. Se entregaba tanto como Lan Zhan se lo permitía, su cuerpo ardía y cada vez que abría los ojos se encontraba con la sensual imagen de Lan Wangji besando con devoción sus tobillos, de camino hasta sus muslos lechosos en los cuales, ya estaban marcados los senderos que sus dedos habían tomado hasta su sexo, haciéndole el amor.

Esa mirada dorada lo derretía, lo reducía; lo despojaba de su divinidad y lo convertía en carne, en puro deseo y tan pronto como se retorcía entre gemidos y fluidos corporales en él, Lan Wangji lo llevaba tan alto que parecía tocar el cielo y volver a caer, entre espasmos duros.

Sus muñecas estaban ya enrojecidas por causa del apretón de la cinta alrededor de ellas, abrió y cerró los dedos para reducir el entumecimiento mientras jadeaba satisfecho, Lan Wangji retiró el cabello húmedo de la frente de su esposo dejando a la vista su preciosa cara y un momento más tarde lo liberó. Wei XianWu cayó sobre la cama y no se movió, sus ojos grises se cerraron y tras tomar una gran bocanada de aire, se rió; muy feliz.

-L-Lan...- no pudo terminar pues para entonces la boca de su esposo ya besaba la comisura de sus labios. -Shh...

-Mhh...-estaba tan contento, tan lleno de paz y tan pleno que sus ojos se cerraron por sí solos. Fue abrazado por Lan Zhan quien lo mantuvo así de cerca por un rato, en tanto recuperaban la energía, sus respiraciones acompasadas los relajaban. Xian pasó las manos sobre los duros glúteos de su esposo y en algún punto se encontró a sí mismo besando la piel del pecho sobre los cuales él también había dejado marcas y mientras subía por la espalda de Lan Wangji, sus dedos se deslizaron encima de sus cicatrices, el cuello fue tomado como rehén de su boca.

Escalando como el agua puesta al fuego, pronto el más joven ya estaba encima buscando más, utilizó las manos para retener los hombros de Wangji y así sus movimientos, sonrió encantado una vez que el miembro encendido entró de nuevo en él con un sonido húmedo y apretado, una risa se ahogó y no alcanzó a salir de su garganta.

Las manos de Lan Zhan abrieron los glúteos de Xian para dar más espacio a los empujes, apretándolos al mismo ritmo embravecido con el que Wei Ying se movía encima suyo, sin importar nada más: un espectáculo de su hermoso y masculino cuerpo, de la dureza de sus muslos y su generoso miembro ardiente, liberando un líquido que goteaba hasta el abdomen de Lan Wangji, justo encima de su ombligo.

-Lan Zhan...- su voz ya se estaba quebrando, sus entrañas apretaban a ritmo ensayado, de la manera que sabía que al otro lo enloquecía, abrió la boca como para tomar aire y entonces salió un gemido ronco, pues se dejó ir intempestivamente y se desplomó nuevamente entre los brazos de su esposo que también jadeaba.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora