Capítulo 15

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La cocina estaba impregnada con el aroma de platillos deliciosos siendo preparados para el evento del señor. Las mujeres se movían de un lado a otro para asegurarse de que todo marchaba a la perfección.

El señor había sido muy claro al respecto, quería lo mejor de lo mejor y por supuesto quienes contribuyeran al éxito serían recompensados. El señor Xian podía ser severo, pero era justo y alentaba a sus sirvientes a trabajar con entusiasmo a través de estímulos interesantes.

Cuánto mayor era la dificultad y la importancia de lo que él pidiera, se podría obtener desde los mismísimos alimentos que consumía el señor, hierbas medicinales exóticas y hasta pequeñas piezas de jade u oro para los que él ya no encontraba uso, de manera que cuando regresó, el jardín estaba si no espléndido lo que seguía.

Los árboles ya habían sido podados y las hojas de las flores cortadas, la pagoda estaba lustrosa y alguien había tenido la fabulosa idea de confeccionar nuevas fundas estampadas para los asientos, de manera que el señor pudiera leer o tocar sus instrumentos cómodamente.

Mientras su amo descansaba en la Mansión del Oeste después de eliminar a los enemigos del señorito, la Mansión del Norte era preparada para estar reluciente.

Nadie pensó que el sirviente personal del señor traería consigo buenas nuevas:

El señorito había sido salvado por un misterioso maestro de las garras de la muerte y ahora esta persona se quedaría por la noche en la mansión del Norte como invitado del señor Xian, por tanto, era responsabilidad de ellos procurar que todo marchara excelente.

Sin embargo, la nueva sirvienta no lo estaba haciendo fácil: cuando demostró que la cocina no era lo suyo, fue mandada a la lavandería que a su vez la asignó a la jardinería, así pues; ahora la pequeña niña estaba recogiendo los tallos que la florista iba cortando para los arreglos de la mansión.

La florista era una chica agradable y no debería tener más de diecisiete años, sin embargo era muy hábil en cuanto a cortar los tallos con rapidez y precisión.

—¿Cómo es ahí en la Mansión del Oeste?— le preguntó sin descuidar lo que estaba haciendo —Yo nunca he estado ahí. ¿Es tan grande y espectacular como todos dicen?

La pequeña que iba detrás de ella, llevando un sombrero de ala abierta para cubrir su rostro del sol, pareció entusiasmada por la pregunta.

—Lo es, lo es. Todo es brillante y dorado, el patio es tan grande que no se puede ver dónde termina.

—¿Y el jardín?

Sheng Shen se lo pensó con seriedad .

—Por lo que pude ver no era tan bonito como este. Nunca estuve en un lugar como este de cualquier forma.

—Escuché que la señora de Wei te asignó a esta casa para comenzar tu instrucción.

La niña asintió de inmediato.

—Es una fortuna que la señora misma te escogiera. Si tienes suerte y muestras la destreza suficiente, incluso podrías servir al señor Dragón en el futuro.

Se apuró a negar —Debo regresar con mi maestro en cuanto pueda.

La muchacha sonrió y se incorporó después de escuchar las cosas que decía la niña. Regresaban juntas por el jardín en dirección a la casa principal cuando una pequeña figura blanca saltó de entre los arbustos frente a ellas.

—¡Ah! ¡Conejitos!

Sheng Shen casi suelta la canasta llena fruto del trabajo de ambas, la muchacha se apuró a tomarla antes de que se cayera al piso.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora