Lan Wangji pudo darse cuenta durante el trayecto a la Mansión del Oeste que muchas cosas seguramente estaban pasando dentro de la mente de su prometido y cuánto más se acercaban, más parecía agitarse su espíritu.
El jade descansó la cabeza en el arco del cuello de Wei Ying y cruzó ambos brazos por encima del abdomen del otro en un abrazo firme.
—Wei Ying— le habló. El príncipe pareció salir de su trance en cuanto escuchó su voz, volvió la mirada a él.
—¿Mh?, ¿Lan Zhan?.
—No tiene sentido preocuparse por las cosas que tienen solución— comentó, sus túnicas juntas se agitaban con el viento.
Wei Ying pareció dejar ir una exhalación y después agachó los hombros —No puedo evitarlo. Incluso cambié los planes sin consultarte.
Lan Wangji agitó la cabeza —Es tu familia después de todo.
Wei Ying sonrió por primera vez en todo el rato y se aferró al otro como buscando protección.
—Todo esto… Es inevitable que me haga sentir nervioso— Wei Ying fue sincero. Francamente no había prestado suficiente atención a estos temas en los últimos días, no buscó el tiempo para sentarse a analizar cada detalle por temor a agitar las aguas y provocar indirectamente situaciones que pudieran poner en peligro a su gente y a su hermano, sin embargo, ahora que era prácticamente un hecho que FeiLong podría salir herido si de cualquier forma era provocado, la situación ameritaba ser contenida. Tenía la sospecha de que Lan Zhan, guiado por el mismo principio de no acción, esperó a que el tema se diera naturalmente para actuar en consecuencia.
—Haremos cuanto esté en nuestras manos— dijo Lan Zhan —Estamos juntos en esto.
Wei Ying podía creer en las palabras de Lan Zhan y confiaba en ellas. Inclinó el rostro hacia él y asintió.
—Lo sé.
La última vez que habían estado en la Mansión del Oeste, Wei XianWu todavía no sabía que dentro de él llevaba la conciencia de una vida reciente, no sabía que aquel maestro que parecía haber salido de la nada para salvar a su hermano guardaba una historia íntimamente ligada a la suya y que cuando esa mirada cargada de nostalgia se posaba en él, era porque en realidad estaba recordando al amor de su vida y agradecía, una y otra vez; estar junto a él nuevamente.
Lan Zhan recordaba estos sucesos, el encontrarse con Wei Ying aquí, en una nueva vida, ver después de veinte años el mismo rostro y la misma alma y aunque en principio ambas cosas estaban opacadas por el sufrimiento, poco a poco se habían aclarado y descubrió que aquí también era una persona maravillosa.
Ya que en este mundo había crecido rodeado de personas que lo amaban, había sentido el calor de una familia y el apoyo incondicional de esta, la tristeza que de antaño Wei Wuxian ocultaba detrás de su hermosa sonrisa se había desvanecido por completo.
Era genuino y eso es algo que Lan Wangji estaba encantado de ver.
Bajaron cerca de la mansión. Era ya bastante tarde y sólo entonces el príncipe pensó que sería una descortesía llegar sin ser anunciado ya que a esta hora sus padres debían estar descansando.
—Deberíamos buscar una posada y volver por la mañana— dijo, Lan Wangji estuvo de acuerdo y caminó junto a él para adentrarse en la ciudad cuyas calles ya estaban vacías. Quizá esto era lo mejor, le daría tiempo para pensar con más detenimiento sobre la manera en que abordaría la situación cuando tuviera que contarsela a su padre.
Wei Ying se detuvo y señaló en la distancia la muralla, la sombra en la penumbra como un gigante dormido.
—Detrás de esa muralla se encuentra el desierto escarlata— indicó —Es ahí a donde los hombres huyeron después de lastimar a mi hermano.
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Más allá de los acordes del guqin
RomanceLan Wangji era un cultivador de renombre, provenía de una secta respetable, tenía modales perfectos y, a su corta edad ya era un héroe de guerra con un futuro brillante. ¿Por qué este hombre, epítome de la gracia y de los valores traicionó a su sect...