A medida que el amo avanzaba por el sendero empedrado hacia el jardín, lenta y ceremoniosamente, la imagen se parecía más y más a la pintura de un inmortal. Si se lo pensaba bien, esta era la primera ocasión en mucho tiempo en la que XinBao, el sirviente personal, veía al amo Xian ataviado de pies a cabeza en túnicas blancas. Era un color reservado únicamente para ocasiones en extremo selectas, por lo cual cuando el señor mandó a confeccionar un juego de ese color, tanto para él, como para Lan Wangji de quien ahora parecía más prendado que nunca, sorpresa recorrió la mansión del norte.
El humo del incienso dentro del quemador salía y se dispersaba con la brisa del jardín, esparciendo el fresco aroma. El cenotafio se colocó entre las flores que mandó a plantar con dicho propósito y aún así, dejó un puñado más frente a la roca tallada cuando se hincó y rezó en silencio.
Aunque estas muertes ocurrieron mucho tiempo atrás, en una época anterior; él pensó que era justo. Lo menos que podía hacer por las almas de aquellos que en vida lo llamaron amigo y hermano era brindarles un espacio tranquilo donde pudieran ser recordados.
Por su mente cruzó la imagen de un niño y aunque la sonrisa que le causó en ese momento se ahogó en la amargura de su triste desenlace, todavía era capaz de provocar en él una ternura inmensurable.
"A-Yuan, qué hubiera dado por verte convertido en hombre, qué hubiera dado por estar para tí. Ahora mismo tendríamos casi la misma edad ¿no es eso extraño? Donde quiera que estés por favor sé feliz."
Dejó una mariposa tallada en madera junto a las flores y después tiró un pequeño chorro de agua sobre la roca, utilizando un cuenco.
Lo hizo para los tres pequeños altares y cada uno de ellos recordó memorias bellas e incluso divertidas, entre la oscuridad y la situación tan desesperada de aquellos días. Dentro de su corazón albergó el deseo de que sus almas también hubieran renacido en algún lugar, que se encontraran viviendo la felicidad que en vida se les negó.
¿De qué privilegio gozaba para pensar que únicamente él fue bendecido con el milagro de vivir de nuevo?
Se levantó y dejó el quemador de incienso para que las varas de aroma se consumieran a lo largo del día y con ello sonrió más tranquilo.
Sintió después la caricia de Lan Wangji sobre su hombro, reconfortandolo y giró el rostro en dirección a él para verle. El toque del pulgar de su amor sobre su mejilla sonrojada le hizo cerrar los ojos y perderse en la sensación.
Sus ojos grises volvieron a mirarlo un momento más tarde y él también estiró la mano tocando el cuello de este con la misma devoción. Se alejó del lugar a su lado con las manos entrelazadas una con la otra, tomando uno de los tantos caminos largos que rodeaban el estanque de regreso a la residencia.
Como su conexión era tan profunda, no había necesidad de que nada fuera dicho para entender las tribulaciones, los sentimientos y otras emociones que se albergaban en el corazón del otro, Lan Wangji sólo tenía que mirarlo para que supiera exactamente qué es lo que pensaba y Wei Ying también, en los últimos días podía hacerlo.
Dejó que Lan Wangji se le adelantara unos pasos, sonrió de manera traviesa y en cuanto salió de su vista cuando este se inclinó entre los arbustos para tomar una peonía entre los dedos, se llevó la cinta de la frente de su amor a la propia y se la ató tal cual él solía hacerlo muchos años atrás, de tal manera que cuando Wangji se giró hacia él de nueva cuenta para ofrecerle la flor que había recogido, se encontró con esa imagen de Wei Ying de frente y se detuvo por un segundo pues le trajo a la memoria visiones de lo que fue y de lo que pudo haber sido. Si de hecho Wei Wuxian hubiera regresado con él a Gusu seguramente usaría un atuendo blanco como el que ahora llevaba encima, hubiera sido su amor, su compañero de cultivo, su esposo.
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Más allá de los acordes del guqin
RomanceLan Wangji era un cultivador de renombre, provenía de una secta respetable, tenía modales perfectos y, a su corta edad ya era un héroe de guerra con un futuro brillante. ¿Por qué este hombre, epítome de la gracia y de los valores traicionó a su sect...