Capítulo 46 [M]

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Desde lo alto de la montaña una fuerte tormenta de nieve azotaba Wei, el viento movía los árboles alrededor de la cabaña mientras la nieve caía sin tregua sobre el tejado curvado. El sonido de la madera cargando todo su peso recorrió el salón entero pero los ocupantes en el interior no podían estar menos preocupados por eso, no cuando Lan Wangji arremetía violentamente contra el cuerpo de Wei XianWu que se torcía cada vez que su esposo se precipitaba dentro de él hasta profundidades desconocidas. La voz enronquecida del joven Wei eclipsaba todo lo demás: el latido de su corazón golpeando con fuerza su pecho y el de sus huesos crujiendo cada vez que su cuerpo tomaba una posición extraña. Esto sólo podía hacer que Lan Zhan se desesperara más e inevitablemente le hiciera desear fundirse con Wei Ying por completo, en un sólo ser.

—Lan Zhan—tembló la voz de su amado y aunque Lan Zhan estaba sumido en un vaivén constante, hundió la cara en el cuello de Wei Ying y lo abrazó cuando este aprisionó ansiosa y posesivamente su cuerpo con sus largas piernas, como si temiera que el otro fuera a desaparecer.

—Más, más—le pidió mientras sus manos se alojaban en sus cabellos desordenados para luego deslizarse a sus mejillas húmedas y enrojecidas, mirarlo a los ojos y besarle los labios a gusto envolviéndolos en su calor.

La deliciosa sensación que surgió de la fricción de sus cuerpos, se convirtió en un fuego que recorrió entonces cada rincón del cuerpo de Lan Zhan y se alojó en su pelvis reavivando su deseo y la energía con la que empujaba, así que sus manos se hundieron en carne de las caderas de Wei Ying con posesividad, a cada centímetro hasta que sus dedos dejaron marcas enrojecidas en su blanca piel.

—¡Lan Zhan, Lan Zhan!—gimió este tras una leve torsión —¡Podría ascender así, voy a ascender así!— Y entre estas escandalosas declaraciones la cama crujió haciendo que sus soportes se vinieran abajo pero ni siquiera esto fue suficiente para detenerlos, Lan Zhan continuó con este mismo ritmo; se entregó a Wei Ying y lo asistió en el alcance de lo divino.

Muy pronto lo sintió sacudirse, percibió la torsión de los dedos de sus pies, su respiración entrecortada, la tensión que lo aprisionaba dentro de su ser, su luz interior tan brillante como mil soles. El grito que Wei Ying soltó cuando llegó fue tan fuerte que por un instante ahogó los embates de la tormenta.

Ver a su esposo en la cúspide del placer por su causa, como en los versos de los textos sagrados y sus imágenes de amor; era cada vez una experiencia más erótica para Lan Zhan, la culminación de todos sus sentimientos hacia Wei Ying. En ese momento se rindió en él y, sin dejar de embestir a través del orgasmo se vacío dentro de su amado elevando su conciencia a lo más alto.

Únicamente se escuchó el sonido combinado de sus respiraciones después de eso, los jadeos suaves que emanaban de la satisfacción que estaban sintiendo.

Lan Zhan rodeó el contorno del cuerpo de su esposo acarició con la punta de los dedos desde espalda hasta sus glúteos los cuales apretó.

Zhiji otra vez rompimos la cama...—dijo Wei Ying. Entre los besos en su cuello que le daba, Lan Zhan sonrió y movió la cabeza para poder verlo a la cara, retirando los mechones de su cabello que se habían pegado en la frente y sus mejillas —Inevitable.

Da ge, qué desvergonzado. No cabe duda que te encanta hacerme perder cara.

De regreso a la Villa Wu tiempo atrás había sucedido lo mismo, la cama se rompió mientras hacían el amor y una vez que debieron partir, Wei Ying tuvo que salir lo más rápido que pudo para no ver la cara de sus sirvientes una vez que descubrieran ese desastre.

Lan Zhan se rió por lo bajo para después deslizar los labios a la clavícula y el torso de su esposo justo sobre la marca en su pecho. Deslizó la lengua por el contorno de ella lo que hizo a Wei Ying estremecer desde la punta de los dedos hasta la cabeza. Las manos de Lan Zhan continuaron su camino hasta sus muslos ante lo cual Wei Ying no ofreció resistencia alguna, sus piernas se abrieron para dejarlo pasar.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora