Capítulo 3

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La corriente del agua tiraba de él de manera tan fuerte que de no haber sido un cultivador de experiencia, lo arrastraría para llevárselo entre los remolinos de agua a través del sistema que conectaba aquellas cavernas unas con otras. Pero Lan Wangji permaneció bajo el agua; inamovible, por vastos minutos mientras su mente se conectaba con su espíritu y los peces giraban en torno a su cabello.

Una y otra vez la misma imagen. Una y otra vez los dedos de Wei Ying se extendían hacia él y no era capaz de tomarle la mano antes de convertirse en ceniza.

" —Lo siento. Lo siento. Lo siento. Lo siento. Puedo incluso repetirlo las veces que quieras, puedo incluso decírtelo de rodillas.

—No sientes ni un poco de arrepentimiento."

El sonido de su propia voz lo separó de aquel trance y lo trajo de nueva cuenta hasta la realidad. Abrió los ojos y nadó hasta la superficie. Se movió por sobre las rocas tirándose encima de ellas.

Permaneció desnudo y tendido por un largo rato hasta que por último se sentó. Sus ojos se deslizaron hasta el agua cristalina donde apenas podía ver su propio reflejo. El cabello mojado estaba pegado a su rostro así que decidió hacerse una cola de caballo mientras descansaba.

Atrás había quedado su inmaculada imagen, atrás había quedado la impoluta vestimenta de la secta Lan; ahora las gruesas capas de tela apenas reflejaban las glorias de su vida anterior, blanca de origen y tejida por los maestros sastres desde una tradición remontada a cientos de años yacía percudida colgada entre las piedras mientras se secaba al calor de las flamas. Lan Wangji las sintió entonces más limpias que nunca.

Cerró los ojos por la cálidez del sol que le acariciaba de lleno el rostro y se recargó en una roca.

Vio entonces la sonrisa más bella del mundo, una mano que le saludaba desde la distancia, a un hombre de ojos grises que le hablaba ante su repetido rechazo tiró de su cinta y se la quitó.

" —Lo siento no fue a propósito, toma, te la puedes volver a amarrar.

Sus manos blancas sostenían la cinta y la estrujaron. Incapaz de contener lo que sentía, Lan Wangji optó por marcharse de la cacería. Si no lo hacía probablemente besaría a Wei Wuxian cuando tuviera la oportunidad sin importar lo que su hermano dijera, tal como a futuro lo hizo en la montaña del fénix.

La respiración de Wei Wuxian se aceleró tanto luego del primer contacto, que luchó en contra de él. Pero no supo si fue porque era repentino o porque lo disfrutaba, el joven Wei se rindió ante él y ante su beso desesperado. Aún ahora el recuerdo encendía hasta el último rincón de su cuerpo.

Cuando se despertó era la luna la que lo bañaba, procedió con la prenda que se hallaba seca y se la colocó, tan sólo la capa exterior pues todo lo demás era innecesario. Por primera vez en años su memoria había convocado un recuerdo tan afable, incluso los dedos de sus pies se torcieron por la sensación del beso y de su húmedad.

—Wei Ying....

Sus ojos miraron a la luna y se preguntó si lo que había soñado era una señal o una súplica, de cualquier manera el guqin fue invocado sin demora y resplandeció frente a él.

Como si de una caricia se tratara, tocó las cuerdas con delicadeza extrema. Los acordes de Wangji entonces llenaron los rincones de esa caverna con el poema de WangXian.

Aunque bien era cierto que desde hace mucho, era un lamento. Los gritos de su corazón el cual cada noche sentía empujar con fuerza como si fuera a desprenderse de él.

"—Sólo una vez, sólo una vez habla conmigo...No te pediré nada más. "

Pero como todas las noches durante los años que había vivido de más, Wei Ying no respondió ni siquiera cuando sus dedos ya habían sangrado una y otra vez sobre las cuerdas del guqin.

En su mente vio el destello de su alma escapando del sufrimiento, proyectándose a las estrellas y se preguntó si acaso no se convirtió en ellas y ahora mismo navegaba por la bóveda del cielo sobre XuanWu.

En la mirada de Wei Wuxian también vió el deseo de nunca regresar al mundo terrenal. Tal vez su alma sí se convirtió en polvo cósmico y trascendió al reino celestial.

¿Quién era Lan Zhan para exigir que su alma regresara al círculo?

Un egoísta, eso estaba claro. Quería a Wei Wuxian aún si esto iba en contra de los designios del cielo.

Si sería un hereje, lo sería por él aún si con eso condenaba su propia alma.

Los problemas y el mundo de los cultivadores parecían insignificantes y tan alejados de él cómo si le pertenecieran a otra persona en una vida diferente, en comparación con lo que perdió todo lo demás no tenía ningún valor.

De cualquier manera continuó tocando, una y otra vez, a veces tan rápido que la canción apenas y duraba lo que el batir de las alas de una mariposa y a veces iba tan lento que el tiempo se detenía y dentro de la caverna parecían pasar cientos de años.

Un acorde.

Dos acordes.

Tres.

La melodía regresaba desde los canales hasta donde él se encontraba y como ninguno era distinto de lo que él había conjurado anteriormente, se cubrió la cara con las manos y se maldijo a sí mismo.

Fue entonces que lo sintió.

Una sensación extraña así como atracción que le empujaba al fondo del canal entre un remolino amenazante. El sentimiento, muy sobrecogedor; parecía desnudarlo y estrujar su corazón tanto como si supiera cómo, dónde apretar, parecía tener consciencia y conocer hasta el más íntimo de sus secretos.

Apretó los dientes. Sus dedos ya tocaban Claridad, sólo entonces la sensación se disipó escapando entre los canales.

Cuándo despertó, los peces  que revoloteaban en torno a su cabello e incluso algunos intentaban alimentarse de éste, se alejaron espantados una vez que Lan Wangji agitó las manos y salió del agua, tirando el cuerpo sobre la roca bajo la luz de la luna.

Entonces cayó en cuenta de que todo lo anterior no sucedió en realidad. Estuvo sumido en una meditación tan profunda que su cuerpo perdió constancia de la delgadísima diferencia entre el tiempo, el espacio y entre lo que era verdad o fantasía.

Tal vez nada de esto era verdadero después de todo. Todo lo que frente a él tenía sólo eran proyecciones de su cuerpo y de su mente.

O quizá finalmente la cordura abandonó su cuerpo y escapó por el agujero desde donde se veía la luna.

De cualquier forma ¿Volvió? a tocar. Wangji apareció frente a él y cómo para asegurarse de que su instrumento musical fuera real pasó los dedos sobre la superficie. Poco tiempo más tarde los lamentos reales se escucharon a través del guqin.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora