[M] Capítulo 26

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Cuando el matrimonio del señor del Norte se anunció en el ministerio de asuntos reales de Wei, la noticia corrió rápidamente a lo largo y ancho de la capital que la recibió en conmoción pues la boda del mayor de los príncipes era uno de los eventos más esperados.

El amo Xian siempre contó con una gran popularidad, desde el mismo momento en que llegó al reino pues su origen era tan interesante y misterioso que estimulaba la imaginación de cualquiera que escuchara la historia.

Ya en aquel entonces su sonrisa y ocurrencias habían conquistado los corazones de la gente que habitaba las ciudades y villas de aquel país y aunque con los años la sonrisa se desvaneció, Xian se ganó fama por mérito propio.

Que su matrimonio fuera con un varón era casi tan sorprendente como el anuncio mismo. De este caballero poco se conocía más que el hecho de que salvó de una muerte segura al amo dragón, se le había visto en público sólo una vez pero quienes presenciaron su marcha a la mansión del Tigre únicamente tenían alabanzas para este señor. Tenía la misma presencia que el amo Xian, un porte digno y elegante y que por causa de su iluminación y sabiduría parecía irradiar luz.

Se contaba que este señor y el amo Xian coincidieron en la mansión del Norte mientras el amo FeiLong era sanado con sus métodos extraordinarios e incluso se llegó a decir que fue gracias a esta gran hazaña que el amo de Wei decidió comprometer en matrimonio a su hijo más grande con él.

Sin embargo esa tarde cuando vieron al amo Xian al lado de su prometido durante la fiesta que la villa Wu organizó en honor del compromiso de su benefactor, la gente supo que se casaba no por obligación sino porque así lo quería. La pareja se tocaba en todo momento, sonreían el uno al otro y a veces incluso susurraban al oído cuando la música de los tambores y los cánticos de la gente eran más animados.

¿Con quién más podría casarse el amo sino con aquel que le había devuelto su hermosa sonrisa?

Wei Ying colocó una pequeña y jugosa cereza entre los labios de Lan Zhan como para devolverle el gesto que había tenido para con él horas atrás, éste al morderla impregnó sus labios de un tentador color rojo que Wei Ying retiró con un leve movimiento de su dedo.

Esta acción causó un montón de sensaciones dentro del cuerpo de Lan Wangji pues hasta con estas cosas aparentemente insignificantes, su prometido era capaz de provocar fuego ardiente en su interior. Tocó la pierna de Wei Ying y al darse cuenta, este giró la cara para verle.

-¿Qué ocurre?

Permaneció mirándole por un instante y después Lan Wangji negó con la cabeza, devolviendo los ojos a las doncellas que delante de ellos ya ejecutaban una danza típica de aquella villa. Pero bajo la luz amarillenta de las lámparas que iluminaban la terraza donde se estaba llevando a cabo la fiesta, Wei Ying sólo podía mirarlo a él, Lan Zhan era muy hermoso y aunque ya no llevara la imagen impoluta de la Secta Lan, incluso con sus mechones cayendo salvajemente sobre su cara, se veía perfecto.

Lo pensó incluso antes de saber quién era, se enamoró de él sin darse cuenta, el hecho de que después lo recordara solo avivó las llamas, acrecentó los sentimientos en su interior.

Entrelazó los dedos con los suyos y apretó su mano, colocándola encima de su regazo, ante esto; Lan Wangji hizo un gesto parecido a una sonrisa.

El resto de la velada transcurrió de manera pacífica. Algo que sin duda Wei Ying disfrutaba era de la calidez de aquellos lugares apartados en comparación con la capital que usualmente era muy bulliciosa en este tipo de eventos.

Pasado un tiempo se retiró junto a Wangji de regreso a la residencia y aunque les fueron ofrecidos caballos, para no perder la rutina prefirieron caminar.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora