Capítulo 43
En la oscuridad, a través de cada poro de su piel, sus sentidos parecían aumentados y le advertían que algo cruel y extraño lo rodeaba. Un olor metálico, a muerte, minaba el aire húmedo e impregnaba su nariz tanto que no le permitía respirar.
En un instante, el cielo se enrojeció y le dejó ver los cadáveres apilados de los discípulos de la secta Jiang que habían sido asesinados por la codicia del clan Wen, la sangre cubría la totalidad de los lagos de un manto fétido y rojo, que era lo él había percibido en primer lugar.
La escena pronto se transformó cuando los cadáveres de sus condiscípulos se retorcieron y, colocando sus cabezas y sus extremidades rotas en su lugar, se levantaron, arrastrando sus entrañas en su dirección. No obstante un par de manos le apretaron el cuello y lo llevaron hasta el suelo sobre la hierba, manteniéndolo contra la tierra con toda su fuerza y mientras luchaba por liberarse del agarre que le estaba cortando el flujo de aire, en un vano intento por liberarse, apretó el brazo que lo ahogaba.
—¡¿Por qué salvaste a Lan
WangJi?! ¡¿Por qué tuviste que abrir la boca?! ¡Cuántas veces te he dicho que no causes problemas! ¡¿Tanto quieres jugar a ser el héroe?! ¡¿Has visto lo que ocurre cuando juegas a ser el héroe?! ¡¿Huh?! ¡¿Estás feliz ahora?!Su propia cara, su propio rostro y sus propios ojos inyectados en sangre lo miraban con un odio profundo mientras lo estrangulaba.
—¡Ve y muérete, ve y muérete, ve y muérete! ¡¡¡Todos pueden morirse!!!—su voz le taladró los oídos.
El agarre no cesó, se hizo más fuerte hasta que sus propios dedos terminaron por arrebatarle la vida una vez más.
Jiang WanYin abrió los ojos y su cuerpo se levantó de la cama respirando agitadamente mientras el sudor frío bajaba por su rostro, se sostuvo el pecho con la mano pero en ese momento, un pañuelo frío humedeció su rostro para limpiarlo.
—Tranquilo, tranquilo, líder de secta—un anciano le sostenía y aunque no lo reconoció, supo que se trataba de un médico, el hombre le ayudó a sentarse sobre la cama y sólo entonces alcanzó a ver que Yu Ziao Miang, su mano derecha también estaba ahí.
En general, los hombres y mujeres de la secta Yu no eran para nada sentimentales. Era gente que había sido criada con mano dura y por tanto llevaban dentro una fiereza indomable, así que el hecho de que los ojos de Yu Ziao Miang parecieran consternados, no vaticinaba nada bueno.
Tuvo que tomarse un momento para respirar pues las sensaciones de su pesadilla todavía vibraban en su piel como una sombra.
—Esta es la primera vez que veo algo así—dijo el anciano después de un momento tras examinar a detalle los puntos energéticos dentro del cuerpo de Jiang WanYin —Me temo
que no tengo constancia de cómo tratarlo.El látigo que estaba enredado en la muñeca de Yu Ziao Miang, pareció cobrar vida en ese momento, brilló y se movió aún cuando el rostro de su amo no había cambiado. El médico que estaba bastante consciente de la reputación que precedía a la secta Jiang, tembló sin remedio una vez que Yu Ziao Miang dio un paso más cerca, lejos del pilar donde se recargaba y llevó sus oscuros ojos púrpura sobre el anciano en un gesto de clara intimidación.
—Lo que está diciendo es que nada puede hacerse—dijo en primera instancia. —Claramente no está lo suficientemente capacitado.
Justo entonces el anciano pareció vacilante, como si de verdad no pudiera creer lo que estaba escuchando.
—Mi señor, es que no hay manera. Lo que aqueja al líder de secta...—El mayor de los Yu desvío los ojos hasta Jiang WanYin, cuyo ceño tanto como el suyo se había fruncido ligeramente.
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Más allá de los acordes del guqin
RomanceLan Wangji era un cultivador de renombre, provenía de una secta respetable, tenía modales perfectos y, a su corta edad ya era un héroe de guerra con un futuro brillante. ¿Por qué este hombre, epítome de la gracia y de los valores traicionó a su sect...