Capítulo 6

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De un momento a otro la quietud de su hogar fue interrumpida con las risas nerviosas de una pequeña niña. Sus pies sucios sugerían que había caminado por bastante tiempo y las ropas que llevaba, descoloridas al punto de parecer sucias delataban la humildad de su origen, Lan Wangji la reconoció de manera inmediata. Era la niña que había salvado de la bestia devoradora de almas el día anterior. Se preguntó cómo es que había logrado dar con él, no parecía tener más de ocho años y sin embargo tenía un aspecto salvaje como si pasara mucho tiempo fuera de casa. A pesar de eso fue capaz de seguirlo por todo el bosque hasta su refugio, pasando incluso por la barrera espiritual que había lanzado para evitar intrusiones como esta. Luego recordó que la barrera únicamente servía para espíritus malvados y claramente una niña pequeña no era amenaza alguna.

No obstante, la niña parecía haber enmudecido por sus preguntas así que para evitar asustarla más, Lan Wangji relajó la voz:

—¿Cómo te llamas?

Hacer esto pareció surtir efecto pues de inmediato los hombros tensos de la niña se relajaron.

— S-Sheng Shen...joven amo.

Se inclinó sobre la roca en una reverencia completa, aún así parecía estar llena de vergüenza.

—Lamento la intrusión joven amo, le seguí por ese bosque desde la Villa Xuan.

No cambió ni un poco la expresión de la cara de Lan Wangji. Algunas de las hebras de su cabello se agitaban sobre su frente por la energía que lo rodeaba durante su meditación y ni siquiera eso parecía perturbarlo.

—¿A qué has venido?

Esperaba no parecer demasiado agresivo como la ocasión anterior. Le vio tragar duro, sonreír nerviosamente y tocar su cabello una vez que se sentó.

—No tuve oportunidad de agradecer al maestro por salvarme la vida, le debo la vida. Permítame ser su humilde vasalla.

Eran palabras grandes para alguien tan pequeña pero era bien conocida la tradición de deber la vida a quien la salva por pura voluntad, le observó por un momento más y cerró los ojos otra vez, lo que extrañó a la niña, sin embargo, esta se imaginó que el haber interrumpido al maestro durante su ejercicio espiritual resultaba también grosero así que se calló.

El lugar parecía lúgubre y poco apto para la vida humana, según nlo observado por ella, no había nada. Ni tapete ni vasijas de alimentos o siquiera un cajón para la ropa. Sólo piedra y agua. Miró la abertura por la que había caído y supo que de no haber estado el joven maestro ella sería un fantasma feroz para este momento, el lugar estaba bastante alto y la luz que se filtraba daba directo a esta pequeña isla en medio del agua.

Eso sí, en su vida había visto agua tan pura y tan clara, en el pasado su madre le contó que las aguas del río Peng que cruzaba la Villa Xuan era famosa por la claridad y la vida que de ella se desprendía pero con el cauce desviado para abastecer a LanLing y su dorada Torre Carpa, el río se había secado mucho tiempo atrás

—Silencio.

Escuchó al maestro y rápidamente obedeció, aunque luego cayó en cuenta de que no estaba hablando, eran sus pensamientos los que perturban al amo, así que decidió serenarse e imitarlo.

Lo cuál resultó más difícil que permanecer callada, lo intentó una y otra vez y al final estaba somnolienta, sólo le despertaba un poco cuando escuchaba el canto de los pájaros de afuera o cuándo de repente pensaba que el maestro se movió lo cuál no fue cierto en ninguna ocasión, quedó suspendido en el aire y así permaneció por horas.

Cuando despertó, las flamas de una fogata le brindaban calor y un delicioso aroma llenaba la caverna, haciéndole revolver las tripas por el hambre que tenía. Sus ojos brillaron cuando vio un par de pescados cocinandose cerca, se relamió los labios y estiró la mano para tomar una de las ramas cuando al otro lado del fuego vio al maestro observando.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora