El hermoso sonido de los acordes del guqin se mezclaba armoniosamente con las olas del mar que con los vientos de invierno soplando delicadamente sobre sus aguas, se mecían a la orilla, donde un par de figuras unidas en un abrazo era lo único que podía verse en la penumbra.
Los largos y delicados dedos de Lan Wangji se movían magistralmente sobre las cuerdas y llenaban el lugar de una atmósfera única, serena y pasional.
Tenía a Wei Ying sentado en su regazo. Él dejaba besos sobre su cuello y tomaba pequeños pedazos de su piel entre sus labios húmedos, totalmente absorto en el deseo y la tranquilidad que el estar entre los brazos del amor podría brindarle a una persona.
Cada vez que tocaba un área sensible, Lan Wangji resoplaba suavemente mientras el hormigueo y el calor recorrían su cuerpo pero aún así insistía en tocar las cuerdas, llenar su pequeño mundo de lo que amaba y verdaderamente disfrutaba aunque fuera sólo por un momento.
Un sonido húmedo se generó una vez que la boca de Wei Ying dejó su piel, inhaló profundamente la fragancia de Lan Zhan y finalmente su boca se curvó en una sonrisa suave pero feliz. Recargó su espalda en el pecho de Lan Zhan mientras se sumergía en los estímulos a sus sentidos que su cuerpo y su música le otorgaban.
—Mh...— murmuró el más joven en el oído de su prometido una vez que sintió las manos de este sobre las suyas, invitándole a tocar con él aquella melodía que le confesó haber escrito muchos años atrás.
Una preciosa sonrisa se dibujó de nueva cuenta en el rostro de Wei Ying y atendiendo a la petición de Lan Zhan le acompañó, una nota tras otra, sin demora. Wei Ying no estaba seguro del por qué la conocía o cómo era posible que pudiera recordarla todos estos años y aún después de morir pero agradeció a Lan Zhan el consuelo que le brindó en las noches más oscuras, aún si no estaba presente.
Esta vez fue Lan Zhan quien expuesto a la cercanía de su amor movió la cara al cuello de este y miró por sobre el hombro la armonía de sus manos tocando WangXian en conjunto.
Wei Ying sintió cosquillas por todo el cuerpo, sus piernas temblar, su núcleo vibrando con Lan Zhan, por Lan Zhan, mientras sus besos le llevaban al cielo.
—¿Quién...está distraído ahora?— le preguntó.
Una sonrisa discreta apareció en el rostro de Lan Zhan.
—Mh...— murmuró una vez que la melodía llegó al final, culminando con un beso pequeño pero significativo.
Los dedos de Wei Ying se curvaron cuando el agua helada tocó sus pies desnudos al llegar a la orilla, contrastando con el calor en el que le envolvía el abrazo de Lan Wangji, rompió el beso y rió entre dientes, sabiéndose perdidamente enamorado.
💮
Wei Ying había insistido en caminar descalzos sobre la playa al dejar la Mansión del Sur para dar un paseo y se vio francamente sorprendido al descubrir que Lan Zhan nunca hizo esto a pesar de ser de Gusu.
Según él, para su secta esta clase de cosas eran distracciones, cosas innecesarias por tanto estaban desaprobadas, andar descalzo, impensable.
Así que Lan Wangji nunca antes sintió los montículos de arena deshaciéndose bajo sus dedos, el agua del mar refrescando su piel por la noche y mucho menos envolverlo hasta los hombros tal como esa noche lo hizo en compañía de Wei Ying. Éste incluso fue tan lejos como para iniciar una pequeña batalla al agitar el agua a su alrededor en dirección a Lan Wangji, de quien huyó al recibir una mirada reprobatoria.
Qué extraño era que aspectos ordinarios de la vida de alguien pudieran ser experiencias nuevas para otra.
Cuando Lan Zhan le dio alcance, le tomó por la cintura utilizando uno de sus brazos e intentó llevárselo pero como Wei Ying no quería parar de jugar se liberó de él y nadó contra las olas, le tiró una concha que tomó del lecho a Lan Zhan cuyo corazón estaba envuelto en dicha.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de los acordes del guqin
RomanceLan Wangji era un cultivador de renombre, provenía de una secta respetable, tenía modales perfectos y, a su corta edad ya era un héroe de guerra con un futuro brillante. ¿Por qué este hombre, epítome de la gracia y de los valores traicionó a su sect...