Capítulo 45

672 74 26
                                    

Los ojos de Lan ZhenXi ardían con la misma intensidad que el fuego que los rodeaba, tenía la espada en la mano y a pesar de que sus ropas estaban prístinas, su arma si tenía salpicaduras de la sangre de los hombres que lo habían enfrentado.

Esto para los hombres de Jiang y de Yu resultaba desconocido; pero la razón por la cual Lan ZhenXi había estado al frente de la batalla con los Jin aún siendo un destacado médico, se debía a que aunque fuera un hombre gentil y benevolente, era también un guerrero formidable, su linaje era antíguo y estos talentos sólo habían florecido y refinado con el paso de los años.

Un hombre se sostenía el antebrazo, intentando detener la hemorragia mientras se revolcaba a sus pies, estaba gritando como un loco.

-¡Esta afrenta no será perdonada!-le amenazó otro -¡Te has atrevido a mutilar a los nuestros maldito Lan, pagarás!

-Quién levante espada contra un inocente no merece ser un cultivador-dijo otro médico, este también llevaba su espada cristalina desenfundada. Detrás de él un pequeño niño se aferraba a su túnica -Secta Jiang y Secta Yu, emparentadas en sangre y protervia, son indignos de nuestra espada.

-ZhenWu-le llamó ZhenXi, para que no dijera nada más. En esta situación solamente restaban dos salidas: la vida o la muerte. Viendo los rostros de los pequeños y de los ancianos víctimas de esta maldad, el joven médico dejó atrás toda duda.

Entendiendo las intenciones de su hermano mayor, este asintió. Guardó su espada y en un movimiento, tomó en brazos al niño detrás de él y se retiró, seguido por su hermano gemelo ZhenAn quien había tomado al niño que ZhenXi protegía el cual incluso hasta se había orinado debido al terror y temblaba cuando fue cargado. En ese momento la línea de los Lan se cerró a los costados del líder de la misión convirtiéndose en un muro impenetrable.

Otra batalla se dió, más cruenta que la anterior. Los ataques de los hombres de Lan que hasta entonces habían sido moderados; casi restringidos, se volvieron feroces y en la gracia de los movimientos de los Lan era una auténtica danza de muerte.

Uno a uno, las túnicas púrpuras cayeron, otros gritaban horrorizados una vez que notaban que sus piernas o brazos habían sido separados de sus cuerpos a corte limpio.

Incapaz de aceptar su inevitable final, los más cobardes usaron a los suyos como escudos humanos ante el avance de los Lan sin embargo, quienes todavía quedaban en pie tampoco pudieron llegar lejos pues el grupo que había sido mandado para exterminar las plantas venenosas se unió a ellos, acorralandolos. Esta fue la escena que se encontró Yu ZiaoMian cuando llegó volando en su espada Tres Raíces, seguido por Jin RuLan.

.
.
.

Como Jin RuLan conocía perfectamente el Muelle del Loto sabía muy bien cómo escabullirse y salir, especialmente cuando deseaba merodear por el pueblo y su tío no se lo permitía, después de que en su arrogancia echara por los suelos las tiendas ambulantes que no le complacían.

Siguiendo el sonido de las espadas en el aire bajo la noche estrellada, las persiguió hasta las afueras donde comenzaron a descender.

Escondido entre los arbustos vio una veintena de cultivadores ataviados con las túnicas de Jiang y de Yu, que estaban llamando a sus espadas a la orilla de un pantano y una vez que estas llegaron y fueron enfundadas, estos hombres comenzaron a ordenarse a la manera de formación militar.

Jin RuLan entrecerró los ojos y se asomó más cerca, a un costado de una gran roca para poder ver mejor y con suerte escuchar lo que planeaban hacer. Era evidente que no era un ejercicio y tambíen, el hecho de que lo hicieran a escondidas probablemente significaba que tampoco era nada bueno, su tío evidentemente no se encontraba ahí.

Más allá de los acordes del guqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora