El pincel en la mano de Lan Wangji se deslizó suave y delicadamente por encima de la superficie del guqin con tal cuidado, que parecía como si el artista acariciara el cuerpo de la persona a la que amaba. El instrumento brilló sólo llegar el pincel al borde y con extrema diligencia Lan Wangji se levantó para dejar el fruto del trabajo de la tarde cerca de la ventana para que secara. En tanto, continuó con la preparación de las cuerdas que colocaría próximamente, levantó la cabeza para buscar a Wei Ying, sin embargo este lugar tenía tantos estantes y tantos artilugios que incluso un cuerpo alto y varonil como el de su amor podía perderse de vista. Sólo le bastó cerrar los ojos para percibir su energía y su presencia y así pudo saber que se encontraba a poca distancia de él, sentado mientras leía algún texto. La imagen era extraña y a su vez interesante:
Jamás pensó que llegaría el día que vería a Wei Ying leerse un libro por gusto y no por obligación. Luego recordó que en esta vida, Wei Ying recibió una educación más estricta, más demandante por naturaleza.
En esta vida Wei Ying no sólo no tenía la libertad con la que creció en el Muelle del Loto sino que además tenía las responsabilidades de un príncipe y un guardián, eso se veía en su temperamento. Si se le comparaba, era sin duda más prudente y reflexivo, pensaba siempre antes de hablar y nunca dejaba que ante extraños, sus emociones se reflejaran en su rostro, aún así, al estar solos podía ver al Wei Ying que sonreía, que decía y hacía cosas traviesas y gracias a eso estaba más tranquilo.
Sus manos expertas se movían para estirar las cuerdas mientras reflexionaba en todo esto. Se aseguró que tuvieran el grosor y textura adecuados para emitir los sonidos en toda su gloria. Los materiales eran por supuesto de una calidad exquisita, aunque muy diferentes de aquellos usados en la secta Lan a lo largo de los siglos pero como Lan Wangji fue un estudiante modelo, se sabía de memoria distintas técnicas para que el resultado no fuera inferior en sonido, calidad o poder sin importar qué clase de materiales se utilizaran.
Sintió de pronto unos brazos rodeando su cintura y la respiración de Wei Ying en su oído cuando este se asomó por encima de su hombro para ver lo que hacía. Giró la cabeza suavemente y contra su mejilla vio las hermosas facciones de su amante -¿Va todo bien?
El abrazo era cálido, sonrió para él y agitó la cabeza levemente, para confirmarle que todo marchaba según lo esperado.
-Sé que te prometí que no te molestaría pero sabes que me es difícil no estar cerca de tí.
Este rió por lo bajo en lo que sus manos blancas acariciaban el abdomen de su amor.
-Nada que venga de ti es una molestia- dijo Lan Wangji un momento más tarde, ante lo que Wei Ying no tuvo reparos en sonreír y dejar un beso pequeño encima de la mejilla de Lan Zhan. Un pensamiento asaltó su mente y se rió entre dientes, lo cual terminó por intrigar al otro.
-¿Tanto así me amas, Segundo amo Lan?- el hecho de que Wei Ying mencionara uno de sus antiguos títulos dio a Lan Wangji una pista del motivo de la risa de su pareja que para este momento ya había estirado los brazos hacia adelante justo como lo estaban los suyos al estar manipulando las cuerdas sobre la mesita de trabajo.
En este abrazo y en sus caricias, Lan Wangji se relajó.
En el pasado le había dicho a Wei Ying que se perdiera cuando el último lo interrumpía mientras estudiaba y también hacía las veces de su vigilante durante su castigo en Profundidad de las Nubes, este había sido objeto de sus miradas reprobatorias y su rechazo tantas veces que el mismo Lan Wangji después de un tiempo se vio extrañando esas interacciones luego de que Wei Ying fuera expulsado.
-Nunca ha sido una molestia- se apresuró a decir para que su amor supiera que había comprendido, un segundo después sus ojos cristalinos buscaron los suyos y al encontrarlos, le regaló con una sonrisa abierta de esas que a Wei Ying le encantaban.
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Más allá de los acordes del guqin
RomanceLan Wangji era un cultivador de renombre, provenía de una secta respetable, tenía modales perfectos y, a su corta edad ya era un héroe de guerra con un futuro brillante. ¿Por qué este hombre, epítome de la gracia y de los valores traicionó a su sect...