Capítulo 8

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El ascensor se detuvo y bajamos. Había una sola puerta en ese piso.

—¿Un solo departamento por piso? —pregunté.
—Exacto —respondió simplemente y se acercó a la puerta.

Abrió y entró, sonriendo levemente entré detrás de ella.
Un particular olor a limón y flores fue lo primero que percibí. Hice un recorrido con la mirada del lugar. Más que un departamento era como un loft, todo estaba a la vista. Ella tiró su bolso en uno de los sillones y se acercó a la mesa que estaba allí para comenzar a hurgar entre los papeles.

—Puedes sentarte si quieres —dijo sin dejar de buscar.

Seguí mirando, todo estaba estrictamente ordenado, excepto por los papeles que ella buscaba. Me acerqué a la cocina y abrí el refrigerador. Frutas y más frutas. Me agaché para abrir uno de los cajones y seguía habiendo frutas.

—Oye, ¿no tienes algo... que no sea fruta para comer? —pregunté. Levantó la cabeza y me miró.
—Fruta o tienes pan de salvado.
—Carne —sentencié. Negó con la cabeza.
—No como carne.
—¿Cómo que no comes carne? —la miré con el ceño fruncido a la vez que tomaba una manzana para luego cerrar el refrigerador.
—Hace dos años comencé con esto, estoy tratando de eliminar de mi vida todas las comidas provenientes de algún animal. Aún no lo consigo del todo, pero es bueno saber que hace dos años que no como un trozo de carne o cerdo.
—¿Ni leche?
—Ni leche —dijo orgullosa de ella misma.
—¿Y qué demonios comes?
—Por ahora, me mantengo muy bien comiendo todo tipo de frutas y verduras. Mi madre me obliga a comer pollo una vez por semana, pero pronto lo eliminaré de mi vida también.

Siguió buscando los papeles. Mordí la manzana y me acerqué a ella.

—¿Qué buscas?
—Unas fotos —dijo en un suspiro.
—¿Unas fotos?
—Mi madre es dueña de una agencia de modelos, yo saco algunas de las fotos que salen semanalmente en las revistas de moda que salen a la venta.
—¿Eres fotógrafa? —pregunté realmente asombrado.
—Sí —respondió y encontró lo que estaba buscando—. Desde chiquita me apasiona sacar fotos a todo lo que veo. Entonces mi madre me hizo estudiar.
—Eres bastante completa, cariño.

Sonrió por lo bajo y se acercó a la mesa de la cocina. Dejó las fotos ahí y buscó algo dentro de una de las cajoneras. Chocolate.

—Oye, el chocolate tiene leche —le dije.
—Es lo único que no he podido dejar. Los dulces me pueden y... creo que jamás en mi vida voy a poder dejarlos...
—Entonces no eres estrictamente vegetariana.
—No, no lo soy —admitió en un suspiro.

Reí por lo bajo y sin dejar de comer la manzana me acerqué hasta uno de los sillones y me tiré pesadamente en él. Tomé el control remoto y prendí la tele. Alcé mis piernas para estar más cómodo. Ella me miró realmente indignada. Se acercó a mí y con su mano bajó mis piernas del sillón.

—¿Qué? —pregunté ante su acusante mirada.
—Si en tu casa te gusta subir los pies en el sillón es tu problema, pero aquí no lo hagas.

Rodé los ojos y posé mi mirada en la mesita que estaba frente a mí, había un montón de fotos allí también. Me senté bien y las tomé. Ella se sentó a mi lado.

—Eres buena —dije sin dejar de mirar las fotos.
—Eso intento.

Giré mi cabeza y miré sus labios.
Realmente tenía ganas de besar a esta chica, era algo que me estaba volviendo loco.
No recuerdo bien cuándo fue la última vez que yo quise besar a alguien tan desesperadamente. Sus mejillas tomaron un poco de color y se puso rápidamente de pie.

—Bueno, vamos. Ya tengo lo que necesitaba.

Vi como juntaba todo y caminaba hasta la puerta. Yo me quedé sentado en el sillón y al notar mi ausencia se giró a verme.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora