Capítulo 14

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Sabía perfectamente que si le decía que la llevaría a lo de Amanda se iba a negar rotundamente, así que en silencio, llegamos a una pequeña casa que se encontraba cerca de la Universidad. Allí vivía la rubia insoportable de Amanda Bynes.
Beth se bajó y la imité.

—¿Podrías decirme en dónde estamos? —volvió a preguntar.
—Ya lo verás —respondí tomando su mano para caminar hasta la puerta de la casa.

Toqué el timbré y más rápido de lo que esperaba la puerta se abrió. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en el rostro de la rubia.

—Viniste —dijo con voz chillona.

Sentí como la mano de Beth apretaba con fuerza la mía. Entonces, con un sólo tirón la presenté adelante para que la viera. La sonrisa de Amanda se esfumó más rápido que un "Hola, ¿qué tal?". Sus ojos café oscuros se clavaron con asombro y enojo sobre la pequeña figura de Elizabeth. Arrastrando la vista me miró a mí. Yo sólo sonreía como si nada pasara.

—No sabía que venías acompañado —dijo apretando los dientes.
—Y desde ahora en más, va a ser así casi siempre —le aseguré. Volvió su vista a Beth y vi como su rostro cambiada radicalmente.
—Entren —sentenció y entró a su casa.
—¿Qué es esto? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Acaso quieres vengarte de mí por haber ido a lo de Matt? —me preguntó la morena por lo bajo.
—No, no es eso. Te traje como escudo anti-Amanda —dije por lo bajo para que la rubia que estaba delante nuestro no escuchara—. Además de que no iba a dejarte con el neandertal de Evans.
—Me debes una grande, Stradlin —musitó. La miré de costado y le sonreí.
—De más está decirlo, cuando quieras te pago cariño.

Amanda detuvo su paso y se giró a vernos. Quizás nos escuchó.

—Pueden sentarse ahí, ya traigo las cosas para el trabajo —soltó de mala gana y se desapareció detrás de una puerta.
—Creo que no puede odiarme más porque no tiene capacidad mental para hacerlo —dijo Beth mientras se sentaba.
—No le hagas caso, está loca —me senté a su lado.
—Sí, y es por tu culpa.
—Ya, ya cariño, no me sigas retando —le pedí.

Amanda entró y apoyó, con algo de fuerza, los libros sobre la mesa. Despreocupada, Beth sacó su celular y comenzó a escribir en él. Miré a Amanda y ésta se sentó frente a mí.

—Bueno, ¿qué hay que hacer? —pregunté.
—Es un trabajo que mandó la profesora de contaduría. Quiere que realicemos un análisis general de no sé qué cosa.
—Análisis general del consumidor final —habló Beth sin dejar de escribir en su celular.

Amanda le lanzó una venenosa mirada y volvió la vista a mí. Traté de no reír, pero me fue imposible, así que la rubia me miró con enojo.

—Sí, ¿y qué más? —le dije para que volviera a concentrarse en el tema.
—Eso, y hacer un grafico con las estadísticas del mes.
—Empecemos —tomé el papel, pero mis ganas de ir al baño impidieron que empezáramos—. Amanda, ¿dónde está el baño?
—Esa puerta de allí —la señaló con el dedo.
—Ya vuelvo señoritas —me disculpé y salí de allí.

Entré al baño, hice lo necesario y volví a salir. Detuve mis pasos al escuchar la voz de Amanda.

—Te lo advierto querida, va a ser mejor que te alejes de Izzy —habló la rubia.
—Escúchame bien rubia teñida —contestó la morena en tono firme—. Me parece que al fin la tintura barata que utilizas quemó las pocas neuronas que tenías. Ya no me van tus estúpidas amenazas. Y si no quieres terminar peor que la última vez, mejor cierra la boca...
—Eres una... —entré a la sala antes de que la cosa pasara a mayores. Refrené una sonrisa, la morena había dejado bien en claro quien de las dos era más peligrosa.
—Bueno, ahora sí podemos comenzar —dije mientras me sentaba de nuevo.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora