Capítulo 28

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—¿Sabes? Nunca te pregunté sobre tu color favorito —me dijo. La miré extrañado.
—¿Quieres saberlo?
—Sí, ¿por qué no?
—Me gusta mucho el rojo... es un color lindo, fuerte...
—Apasionado —agregó ella y tomó un poco de vodka. Sonreí sin que me viera.
—¿Y tú color favorito?
—No tengo un color favorito... me gustan todos los colores.
—Oh, eres una chica multicolor —ella rio divertida y la miré de igual forma.
—Que palabra más tonta...
—Demasiado diría yo —concordé sin dejar de reír.
—¿Celtics o Lakers? —la miré como si eso fuera obvio.
—Lakers, eso no se pregunta.
—Tenía mis dudas, eres medio extraño...
—¿En serio lo crees? —ella negó divertida y mordió sus labios.
—Mmm, ¿qué más puedo preguntarte? Tus defectos, dime tus defectos... No, ya sé todos tus defectos. Mejor tus virtudes... No, también las sé —dijo divertida.
—Ya sé, yo digo tus defectos y virtudes, y tú dices las mías —propuse.
—De acuerdo —asentí y la miré fijo. Era mejor que ella comenzara.
—Empieza tú.
—Bueno, primero diré tus defectos. Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfómano —soltó todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido.
—Ahora yo —dije calmando mi risa— Tú eres soberbia, testaruda, terca, mal pensada, irracional y muy, muy vengadora.
—¿Yo soy mal pensada? —llevó una mano a su pecho y me miró dramáticamente sorprendida.
—Muy mal pensada —confirmé divertido—. Ahora di mis virtudes...

Se quedó callada mirándome fijo. Tal vez no quería decir mis virtudes. ¿Y si nunca las había notado?...

—Bueno no tienes muchas virtudes... —mi sonrisa decayó—. Bueno sí tienes varias virtudes —dijo bajando la mirada y suspiré.
—Anda, dímelas —insistí queriendo escuchar aquello.
—Tú... tú eres sincero, directo, apasionado, tierno, divertido, inteligente... y eres un chico bastante guapo —describió despacio y sin mirarme.
—¿Bastante guapo? Yo diría completamente guapo —ella rio por lo bajo.
—Pero ahora me toca a mí. Resumiendo... tú eres un amor, te podría comer a mordiscos, pero si de verdad quieres saberlo eres... hermosa, dulce, inteligente, muy inteligente, centrada, con convicciones inamovibles, simpática, divertida; pero sobre todo, eres la cosa más sexy que yo haya visto jamás...
—Me falto decir que eres muuuuuuy versero—agregó rodando los ojos.
—Y tú muy desconfiada —contraataqué.
—Tú muy tonto...
—Tú muy loca...
—¿Quieres pelar?
—Inténtalo —la desafié.
—Tú inténtalo —me miró fijamente.
—No, yo te reté primero...
—Me tienes miedo... cobarde.
—La cobarde eres tú, tú eres la que siempre está huyendo de mí —negó con la cabeza—. Sí, no te hagas la tonta. Sabes de qué hablo.
—Yo huyo de tu intento de abuso.
—¿Yo quiero abusar de ti?
—Sí, sí quieres —me dijo.
—Sí, sí quiero, ¿y qué? —pregunté mirándola fijo.
—Ya basta. Creo que si seguimos así vamos a terminar por agarrarnos a los golpes.
—¿Para luego reconciliarnos? Yo creo que no tendría ningún problema...
—Izzy... —dijo con tono de advertencia.
—¿Qué? Es la verdad cariño, como tú misma dijiste, soy muy directo.
—Creo que ese tuve que ponerlo como defecto, no como virtud.
—Te encanta que yo sea así, admítelo...

Seguimos hablando, mientras que sin darnos cuenta, tomábamos vodka como si fuera agua. Siempre se podía hablar con ella de lo que fuera porque es una mujer inteligente, la cual, tiene criterio y decisión. Hasta comenzamos a hablar de fútbol.

Tomé la botella y volví a tomar un largo trago. Ya no quemaba como al principio y podía decirse que el alcohol en sangre que yo tenía ya era el de un ebrio.

Beth no dejaba de reír, incluso lo hacía hasta cuando estábamos callados.

En un rápido movimiento me quitó la botella de la mano.

—Dame eso acá —dijo y bebió haciendo que otra vez se le derramara por los labios. Rio divertida y se limpió la boca—. Tengo un secreto para contarte —habló en voz más baja como si alguien pudiera escucharla. Me acerqué un poco más a ella—. Pero no se lo digas a nadie...
—Te lo prometo —respondí y tomé un poco más.
—¿Me lo juras?
—Te lo juro cariño —levanté mi mano en forma de juramento.
—Es sobre Matt —susurró. Reí por lo bajo.
—¿Evans?
—Sí —afirmó mientras asentía.
—¿Qué pasa con él?
—No era nada bueno en la cama —soltó y  comenzó a reír realmente divertida haciendo que fuera inevitable para mí unirme a su risa.
—¿Me estás hablando enserio?
—Muy en serio —asintió mirándome divertida—. Yo tenía que fingir.
—¿Le fingías?
—Sí —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar—. Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—Ni para darle placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora