Capítulo 11

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—No —me contestó simplemente yolví a mirarla a los ojos.
—¿Por qué no?
—Porque no.

Se alejó de mi agarre y salió de allí dejándome algo confundido. Miré hacia la dirección en la que estaba caminado y a paso rápido casi estaba llegando a la entrada del salón. Corrí detrás de ella y la alcancé, tomé su brazo para hacerla girar y que me mirara.

—Lo siento, siento si te incomodé... no era mi intención. Pero no puedes culparme por querer besarte. No hubiera podido dormir de no haberlo intentado.
—Tranquilo. Por lo menos vas mejorando. Has preguntado y te has abstenido después de una negativa...

Ella giró para entrar.

—Beth espera —la llamé. Se giró a verme—. Otra pregunta.
—Ya has hecho cinco, pero... bueno, ¿qué quieres saber?
—¿Podrás dormir esta noche sin haberlo intentado?

Ella sólo me miró fijo y no habló durante unos cuantos segundos.
Pensé que en cualquier momento mi Izzy despreocupado y arrebatado iba a salir de mí para tomarla de la cintura y besarla sin permiso, pero giró sobre ella misma y entró sin decir nada.

—Sí —dije asintiendo levemente—. Eso pensé. No podrás dormir esta noche.

Entré y vi como se acercaba a nuestros padres. Apresuré un poco mi paso y también me acerqué a ellos.

—Oh, aquí estás hija —dijo el señor Wells—. Frank, ella es Elizabeth, mi hija.
—Mucho gusto Elizabeth —le habló él.
—El gusto es mío señor Stradlin.
—Él es mi hijo...
—Ya tuve el agrado de conocerlo —lo detuvo Saul. Mi padre me miró de reojo. Vi como Beth le decía algo al oido a su padre y luego Saul nos miró consecutivamente—. Lo lamento señores, pero nosotros debemos retirarnos.
—Fue un placer conocerlo, señor Wells —dijo mi padre.
—Igualmente, señor Stradlin —le sonrió amable él.
—Señorita —inclinó la cabeza ante Beth. Ella bajó un poco la cabeza.
—Buenas noches —se despidió ella y tomó el brazo de su padre para comenzar a caminar. Antes de alejarse del todo, giró su cabeza para entregarme una extraña mirada.

«Ay cariño, sé que te mueres de ganas porque vaya hacia ti y te bese como Dios manda», pensé sin dejar de mirarla.

—¿Se puede saber dónde demonios estabas? —me preguntó Frank haciendo que deje de mirar a Beth.
—¿Linda chica, no crees?
—Deja de hacerte el idiota Izzy. Contéstame lo que te pregunté.
—Sólo estaba tomando un poco de aire, ¿está bien?
—Te estuve buscando como un loco, te necesito para una importante charla de negocios.
—Tranquilo, ya estoy aquí para salvar tu trasero.

Me miró con enojo y yo sólo lo ignoré.

—Vamos —dijo y nos acercamos a un grupo de personas que hablaban concentradamente.

Luego de la tediosa velada, yo regresé a mi casa mientras que mi padre se fue a su departamento.
Me quité el abrigo y lo dejé sobre el sillón para luego sentarme en el mismo.

¡Maldito viernes solo en casa!

Podría llamar a los chicos para que vinieran a hacerme compañía... Tomé mi celular y encontré un mensaje nuevo. Era de Steven.

—Hermano, te conseguí lo que querías. El número de Beth.

Leí y solté una leve carcajada. Guardé el número y luego miré mis contactos. Nunca había tenido agendado el número de una mujer. No era mi costumbre. Bueno, pero esto era un caso especial. ¿Qué pasa si la llamo?...

Escuché como sonaba una... sonaba otra, una más...

—"¿Hola?" —dijo al atender.
—Cariño, pensé que estabas dormida —guardó silencio unos segundos.
—"¿Izzy?"
—¿Cómo lo supiste? —pregunté haciéndome el galante.
—"Eres el único idiota que me dice cariño" —aseguró y yo reí—. "¿Por qué tienes mi número?"
—¿Qué? ¿Acaso no me lo hubieras dado si te lo pedía?
—"Mmmmm, sí o no sé."
—¿Dónde estás?
—"En mi habitación, en mi casa.'
—¿Llegaste hace mucho?
—"Hace bastante, sí."

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora