Capítulo 45

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—Diablos, Ashley... ¿acaso no dijiste que no vendrías hoy? —pregunté un poco molesto.
—Lo siento primito, no pensé que estarían haciendo tal muestra de amor en medio del pasillo —respondió ella con una leve sonrisa.
—Son unos aguafiestas —solté fastidiado y miré a Steven—. Y tú, ¿acaso no podías llevarla a algún lado para distraerla o algo así? Es la segunda vez que interrumpe algo interesante...
—Ya, ya —me interrumpió Beth apoyando una de sus manos sobre mi pecho—. Vamos a ser unos buenos anfitriones, los vamos a hacer pasar y vamos a cenar todos juntos —Ashley sonrió emocionada y se acercó a Beth para tomarla de la mano.
—¿A dónde piensas llevarte a mi Beth? — le pregunté tomando la otra mano de la morena.
—Necesito hablar en privado con mi mejor amiga, pesado —contestó Ashley.
—Jamás voy a perdonarte que hayas arruinado nuestro momento —le aseguré.
—Sí vas a perdonarme, primito lindo —apretó mi mejilla.
—Ya, bebé —me dijo Beth y besó levemente mis labios—. Yo también quiero hablar con tu prima... —se acercó a mi oído—, te prometo que luego la recompensa será mejor de lo que esperas.
—Ya basta Beth, deja de excitarlo —la regañó Ashley y tiró de ella para desparecer por el pasillo. Me giré a ver a Steven y éste soltó un leve suspiro.
—Lo siento hermano... juro que no tenía idea que estabas con Elizabeth. Ashley me contó que ayer estuvieron juntos y que al parecer al fin aceptaste que estás enamorado.

Solté un suspiró y apoyé mi mano en su hombro para hacerlo caminar hacia la mesada de mármol y sentarnos allí.

—Yo no sé cómo pasó... pero me tiene loco —conté. Él sonrió divertido.
—Así son ellas cuando logran meterse en tu corazón. Te sientes como un títere que depende de los hilos para moverse... te aseguro que en verdad van a enredarnos.
—Pues estoy dispuesto a enredarme por ella —respondí divertido. Ambos escuchamos las chistosas risas de Beth y Ashley, Steven me miró divertido.
—Son terribles —aseguró.
—Nuestra perdición, hermano —dije y palmeé su hombro—, pero espera un segundo, yo me perdí de algo. ¿Qué pasó entre tú y mi prima?
—Bueno... nosotros estamos saliendo —me contó y puse mi mejor cara de enternecido.
—¿Te das cuenta de que tú, Axl y yo hemos caído en los brazos de tres ninfas asesinas?
—¿Por qué asesinas? —preguntó confundido.
—¿Aún tienes el valor de preguntarlo? —dije mientras veía como Beth y Ashley caminaban hacia nosotros.
—¿Qué hacen? —cuestionó mi prima curiosa.
—Hablábamos —respondí y miré a Beth que se acercó lentamente a mí hasta estar a mi lado. La tomé de la cintura y la guié para que se sentara sobre mi regazo.
—Steven, ¿me acompañas a comprar unas cosas para la cena? —le preguntó Ashley.
—Claro que sí, preciosa —contestó él y ambos salieron del departamento tomados de las manos.

En ese instante, Beth apoyó su cabeza contra mi hombro y con su mano derecha comenzó a acariciar mi pecho. Bajé la mirada para mirarla y estaba demasiado callada para mi gusto.

—¿Pasó algo? —ella levantó su rostro, pero sin alejarse de mi hombro, su boca quedó cerca de la mía. Su mano hacía pequeños círculos sobre mis pectorales.
—Te quiero —susurró. Mi cara se tornó boba y una media sonrisa curvó mis labios.
—¿Cómo? —le pregunté. Ella sonrió.
—Que te quiero, Izzy... no te das una idea de cuanto —confesó en tono suave—. Bésame...

Me acerqué más a ella y la besé como me pidió. Mis labios rozaron suaves los suyos. Me invadió su dulce aroma. Me invadió ella... su amor y pasión.

—¿Por qué no les pedimos que se vayan? —pregunté sobre su boca. Ella sonrió.
—Lo lamento bebé... pero en este momento Axl y Emma también están viniendo hacia aquí.
—¡Demonios! No se van a ir más —me quejé, ella me besó cortamente y se puso de pie.
—No te pongas quisquilloso, son tus amigos y mis amigas... está bien que estemos con ellos.
—Yo no quiero estar con ellos —aseguré.
—Eres un mal amigo.
—Pero, mi amor... yo estoy todo el tiempo con esos dos —seguí quejándome como un niño pequeño—. Ahora yo sólo quiero estar contigo —sonrió y clavó su mirada en la mía. Se volvió a acercar a mí y rodeó mi cuello con sus brazos.
—Ahora soy "mi amor", cada vez le vas agregando algo más, bebé —dijo risueña.
—Tú me provocas esa clase de cursilerías, sólo tú —respondí y me acerqué de nuevo a ella para besarla. Rio sobre mis labios y aquella fue una hermosa sensación que también me hizo sonreír. La puerta del departamento se volvió a abrir.
—Oh, vamos. ¿Acaso no van a dejar de estar como chicles ni por un segundo? —nos dijo Ashley entrando con Steven, Axl y Emma detrás.
—Si no fuera por ti y por tu inoportuna llegada a esta casa, estaríamos más pegados que dos chicles.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora