Capítulo 16

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—Nana, ella es Elizabeth —se la presenté.
—Es un gusto señora —le habló la morena amable.
—El gusto es mío, niña —mi nana le sonrió.
—¿Puedo pasar al baño? —preguntó Beth.
—Claro que sí. Es aquella puerta de allí.
—Ya vuelvo —se disculpó y fue hasta el baño. Me senté frente a Alice y ella me miró bien.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Nunca habías traído a una chica aquí —comentó en tono pícaro.
—Va a la Universidad conmigo. Ayer tuvimos un pequeño percance y no podía dejarla sola en su casa.
—Es muy linda, me agrada —dijo y volvió a cocinar.
—Que extraño, nunca te agradan... por eso no las traigo.
—No parece ser una tonta con pelo teñido —dijo exasperada. Yo reí—. Ella tiene un aura especial.

Beth llegó a la cocina y nos miró.

—¿Quieres comer algo, niña? —le preguntó a la morena.
—No señora, muchas gracias... —respondió y al instante su panza gruñó. La miré divertido.
—Tonterías, estás muriéndote de hambre —le dije, y miré a Alice—. Nana, dale la lasaña de espinaca. Ella sólo le hace el feo a lo que yo consumo.

Alice la miró.

—¿Eres vegetariana? —le preguntó algo sorprendida.
—Trato de serlo. Desde hace ya dos años que no como carne —contestó orgullosa de si misma. Alice sonrió y sacó la lasaña del refrigerador.
—Es lo único que puedo hacer que Izzy coma, sino no hay caso. No consume casi nada que no provenga de un pobre animal —le contó mi nana.
—Sí —concordó Beth mientras se sentaba a mi lado—. Es un carnívoro sin control.
—Lo sé, lo sé. Ya le he dicho que un día de estos todos los pobres animales que le han dado de comer van a venir en busca de venganza...
—Y se la merecerá Alice, todo se paga en esta vida.
—Además de que algún día le agarrará un paro cardíaco de tener las venas todas tapadas de carne y comida chatarra —agregó negando con la cabeza—, y a pesar de que come como una bestia, está perfectamente bien corporalmente.
—Sí lo sé, yo tampoco entiendo porqué —dijo la morena—. Y es una injusticia de la vida. Imagínese, yo llego a comer un poco más de lo que como normalmente y engordo como 5 kilos. Parezco un globo.
—Eso es terrible, nosotras las mujeres somos las que más lo sufrimos y él come, come y come, ¡y no engorda!
—Ya lo volveré menos carnívoro de alguna manera.
—¿Ya terminaron de defenestrarme? —les pregunté. Ambas rieron—. Tengo hambre.
—Ya va a estar pequeño —dijo mi nana.

Se acercó al horno para sacar la lasaña. Beth me miró y yo también lo hice. Me sonrió levemente y sentí aquel extraño impulso de besarla. Levantó su mano y acomodó mi cabello hacia atrás. La sensación de estar así con ella se convirtió en algo totalmente extraño. Era como si yo significara algo para ella. Quizás un amigo...

Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer es deseo. Deseo que arde en mí cada vez que tengo cerca a Beth.

Alice puso un plato frente a la morena, haciendo que ella mirara al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.

—Mmm, esto se ve delicioso —dijo ella.
—No tanto como tú —le susurré para que Alice no me escuchara.

Beth me miró asesinamente, yo sólo reí por lo bajo y Alice puso otra plato frente a mí.
Un jugoso trozo de carne con el mejor puré del mundo.

«Mmm, ¿Cómo sería una jugosa Beth desnuda con crema y una cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.»

Alice se sentó a comer con nosotros un poco de lasaña. Hablaba con Beth como si se conocieran de toda la vida. Yo sólo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte de ambas. Cuando Beth había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato terminado. Ella me miró algo sorprendida.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora