Capítulo 38

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Luego de unos segundos me alejé de la morena con cuidado.

—Lo lamento —murmuré mirándola a los ojos.
—Oye, tranquilo —ella acarició mi mejilla. Me giré a mirar a Aly.
—Lo siento Aly, sé que no tienes nada que ver —me disculpé.
—Todo está bien, Izzy —me sonrió algo apenada.

Frank salió de la oficina y se quedó quieto al ver a Beth allí. La miró extrañado por unos cuantos segundos.

—No sabía que estabas acompañado —dijo sin dejar de mirarla.
—Sí, pero ya nos vamos —musité apretando los dientes.
—No, espera —pidió él y lo miré—. Necesito que hagas una cosa y te voy a dar el número que quieres...
—¿Qué cosa?
—Necesito que le lleves esto a Carlos que está abajo esperando y que firmes por mí el papel que él tiene —me indicó.
—Para eso tienes empleados —le recordé.
—¿Quieres el número? Entonces haz lo que te digo —solté un suspiró cansado. Me acerqué a él y tomé el papel. Miré a Beth.
—Espérame aquí por favor —le pedí. Ella asintió y salí de allí.

Bajé rápidamente por las escaleras para no perder mi tiempo, necesitaba ese número para poder hablar con mi madre.
Me encontré con Carlos, le di el papel y firmé otro. Volví a subir, estaba por entrar a la sala pero me quedé detrás de la puerta al escuchar a mi padre hablar.

—Pensé que eras una chica inteligente, Elizabeth.
—Y yo pensé que usted era un hombre honesto y trabajador señor Stradlin, pero veo que las apariencias engañan.
—Te conviene tenerme como amigo pequeña, ya que si pretendes estar con mi hijo y casarte con él, tienes que tener mi agrado...

Beth empezó a reír y no pude evitar sonreír por ello.

—No puedo creer que haya dicho eso... ¿usted se da cuenta de lo que acaba de decir? Señor Stradlin, tengo 19 años y aún no tengo intenciones de casarme... además de que no creo que su hijo quiera eso —comentó divertida.
—No seas insolente —le advirtió.
—Y usted no sea ridículo. Olvídese de que voy a hacer algo de lo que me acaba de pedir, está muy equivocado si piensa que voy a decirle algo malo con respecto a...

Entré y ambos me miraron. Miré fijo a mi padre. Estaba algo rojo y se notaba que estaba molesto. En cambio, Beth, tenía esa cara de calma y armonía que siempre lograba hacerme sentir mejor.

—¿Pasó algo? —pregunté.
—No nada, sólo que tu padre se sabe unos chistes muuuuy graciosos —respondió ella sin dejar de mirarlo.
—Espero que te hayan tratado bien —dije mirando a mi padre.
—No tengo nada para decir —Beth sonrió para mi dirección.

Frank se acercó a la mesa de la secretaria y tomó un papel, anotó algo y me lo dio. Lo miré y era un número de teléfono.

—¿Vamos Beth? —le pregunté. Ella me miró y sonrió.
—Vamos —respondió asintiendo—. Adiós señor Stradlin... fue un placer hablar con usted.
—Adiós señorita Wells —le dijo él.

Salimos de allí y noté que la cara de calma y armonía de Beth había cambiado por una de molestia.

—¿Qué sucede? —le pregunté. Me miró y sonrió levemente.
—No, nada. Sólo estaba pensando.
—Cariño, yo sé que dijimos de ir a tomar un helado pero... ¿podríamos dejarlo para otro día?
—Claro que sí —me miró a los ojos—. Debo ir a hacer unas cosas, ¿necesitas algo de mí?

«Varias cosas me gustarían de ti...»

—No cariño, nada —contesté antes de decirle semejante barbaridad.
—¿Seguro? ¿No quieres que me quede contigo?
—¿Vas a admitir que estás preocupada por mí? —ella sonrió y luego bajó la mirada.
—Claro que estoy preocupada por ti...
—¿Cuánto?
—Bastante —aseguró mientras miraba para otro lado.
—¿Y por qué será eso?
—Porque, porque... debo irme —dijo y comenzó a caminar.
—¡Beth! —la llamé. Se giró a verme—. Porque te mueres por mí, ¿verdad? —revoleó los ojos y negó con la cabeza.
—Luego te llamo... ¿estás seguro que estarás bien?
—Sí, voy a estar bien —le respondí divertido.
—¿No vas a hacer ninguna tontería, cierto?
—No voy a hacer ninguna tontería.
—¿Me lo prometes?
—Si no te vas voy a besarte —advertí. Sus ojos se abrieron bien y pestañeó varias veces.
—Ya me voy —dijo algo nerviosa y comenzó a caminar.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora