Capítulo 49

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—Amor, tranquila —le dije. Me miró a los ojos.
—Cuando mis padres lleguen se va a desatar la tercera guerra mundial —aseguró.
—Quien sabe —acaricié su mejilla—. Quizás sea hora de la paz mundial.
—¡No saben lo contenta que me puse cuando supe que íbamos a almorzar los tres juntos! —escuchamos su voz aguda. Ambos nos giramos a verla. Me puse de pie y ella se acercó a abrazarme—. Eres un desconsiderado. No fuiste a visitarme como lo prometiste.
—Lo siento —le dije y me alejé de ella—, pero las cosas no estaban bien en esos tiempos —ella miró a Beth y luego volvió a mirarme.
—¿Acaso ella te prohibió que me vieras?
—No, no —respondí divertido. Beth se puso de pie.
—¿Puedes hacerme el favor de saludar a tu hija como corresponde? —Gina sonrió y se acercó a ella para abrazarla y besar su rostro.
—Eres tan celosa —aseguró alejándose de ella.
—No son celos —aseguró ella—. Sólo me molesta que siempre estés a favor de los demás, de cualquier extraño, menos de mí.
—Eso no es verdad —contradijo su madre mientras se sacaba el abrigo y todos tomábamos asiento. Gina miró bien la mesa y frunció el ceño—. ¿Por qué hay cuatro platos? Somos sólo tres personas.
—Mmm, lo que pasa es que...
—Se confundieron —interrumpí a Beth que soltó un leve suspiro.
—Voy a pedir que lo quiten —dijo Gina se puso de pie.
—¡No! —exclamó Beth elevando un poco más la voz. Gina la miró extrañada—. No, no digas nada. La mesa se ve bien así... con cuatro platos —Gina volvió a sentarse y pícaramente miró nuestra cercanía.
—¿Hay algo que deban decirme? —nos preguntó. Miré a Beth y sonreí.
—Gin, luego de hacerme sufrir como un bastardo y casi enloquecerme por completo, tu hija ha aceptado que me ama —le conté. Su boca se abrió del asombro y miró a Beth con los ojos bien abiertos.
—En realidad no fue tan así —habló la morena mirándome con reproche—. Lo que está queriendo decirte es que...
—Eres mi suegra.
—¡Aaay, no saben lo feliz que me ponen! —chilló contenta—. Eso quiere decir que son novios, ¿verdad?
—Sí —respondió Beth por lo bajo.
—¡Esto hay que festejarlo a lo grande! Llamen al mozo y pidan una champaña que yo voy al baño un segundo —se puso de pie y vimos como desaparecía por una puerta. Elizabeth volvió su vista a mí y noté su inconfundible enojo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—¿No te parece que se lo has dicho muy rápido y de una manera muy poco apropiada? —sonreí y me acerqué más a ella para besar cortamente sus labios.
—Todo está perfecto, amor. Ella lo tomó como yo lo esperé pero quédate tranquila que con tu padre seré de otra manera...
—Hija —ambos lo escuchamos y nos giramos a verlo. Nos pusimos de pie y él se acercó a Beth para abrazarla.
—Hola papá —dijo cuando se alejó de él y miró hacia la puerta del baño. Aún Gina no salía. Saul me miró y sonrió.
—Es un gusto volver a verte, Izzy —tendió su mano hacia mí y la tomé.
—Lo mismo digo, señor Wells —tomamos asiento.
—No sabía que ibas a la misma Universidad que mi hija —miró a Beth.
—Yo tampoco lo sabía hasta aquella noche en la fiesta —mentí. La morena rio por lo bajo.
—Me alegro que se hayan llevado bien.

Asentí y miré a Beth. Ella observaba intranquila la puerta del baño. Tomé su mano por debajo de la mesa y su vista volvió a mí.
"Todo va a estar bien" ella leyó mis labios. Sonrió y miró a su padre.

—Señor Wells, básicamente organizamos este almuerzo porque queríamos contarle que su hija y yo... estamos juntos —comenté tratando de sonar lo más tranquilo posible. Nunca pensé que llegaría el día en que tendría que presentarme como el novio de alguna chica. La mirada de Saul se dirigió a Beth y luego volvió a mí.
—¿Eso quiere decir que tú y mi hija tienen una relación amorosa? —preguntó. Asentí nervioso. Me parece que la idea no le está cayendo para nada bien—. Eso es muy bueno —aseguró mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Sentí como todo el aire que tenía en mis pulmones salía lentamente.
—¿Te agrada la idea? —le preguntó Beth sorprendida.
—Claro que sí hija —respondió él y palmeó mi hombro—. Este muchacho me cayó bien desde la primera vez que lo vi. Además de que eso significa que al fin te has desecho del idiota de Matt.
—¡Papá! —lo retó ella.
—¿No le caía bien Evans? —pregunté.
—Para nada... demasiado posesivo para mi princesa —un celular comenzó a sonar. Saul lo tomó y miró la pantalla. Se puso de pie—. Un minuto por favor —se alejó de la mesa mientras contestaba.
—No puedo creer que le hayas agradado desde el primer momento. Se nota que apenas tuvo contacto contigo —soltó Beth y reí por lo bajo.
—Yo soy la persona más agradable del mundo, amor. De eso estate completamente segura.
—Perdón por haber tardado tanto —dijo Gina sentándose a la mesa—. Había fila para el baño —Beth miró hacia donde Saul se había ido. Volví a tomar su mano por debajo de la mesa. Ella rio por lo bajo y me miró—. ¿Ya pidieron la champaña? —preguntó. Ambos negamos con la cabeza—. Bueno, voy a pedirla —se volvió a levantar y se dirigió hacia la barra.
—Listo, sólo era una llamada de oficina —Saul se sentó en la silla. Lo miramos—. ¿Qué vamos a tomar?
—Champaña —respondió Beth.
—Perfecto —aseguró él. Su celular volvió a sonar—. Lo lamento, hija, pero juro que será la última.
—Atiende tranquilo —dijo ella.

Dangerous Obsession - [𝐈𝐳𝐳𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐝𝐥𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora