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Thomas Roux y Victoria Pieterse definitivamente serían llamados como aquel personaje muggle que odiaba la navidad, ninguno de los dos era muy apegado a la festividad por lo que sus caras de aburrimiento y fastidio se percibía a kilómetros de distancia, pero aun así a Camille James no le importó.
La Hufflepuff despertó con una sonrisa en su rostro, feliz de la llegada de la festividad, a diferencia de los dos Slytherin ella si sentía aprecio, se podía verlo también a kilómetros por eso fue que tanto Thomas como Victoria no se sorprendieron al verla llegar así de emocionada al gran comedor, lo que sorprendió a todos fue verla caminar hacia donde estaban y sentarse frente a los dos, muy para disgusto de los pocos que estaban en la mesa.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Thomas con las cejas alzadas, pero Camille lo ignoró.
— Feliz navidad. —dijo mientras extendía dos regalos a cada uno, dejando aún más sorprendido a Thomas quien dudó unos segundos en tomar el paquete.
Victoria estaba acostumbrada a las muestras de afecto que Camille tenía, desde que la conoció siempre recibía un regalo por navidad o su cumpleaños, era algo tan común para ella el recibir un regalo por lo que se le hizo divertido el ver la cara de su amigo a su costado, veía el paquete tal y como lo hizo con el libro de Criaturas Mágicas en tercero, pero independiente vio algo encenderse en los ojos de Thomas, este movió el paquete con suavidad antes de proceder a rasgar la envoltura, la portada oscura de un libro apareció debajo de todo el papel.
Thomas alzó la mirada del regalo y observó a quien se lo dio, Camille sonrió con suavidad.
— Victoria dijo que te gustan los libros. —mencionó mientras un suave sonrojo cubría sus mejillas— Espero que te guste.
— Gracias. —susurró luego de varios segundos en silencio, algo que alivió a Camille pues logró ver un intento de sonrisa aparecer en su rostro.
Victoria por su parte recibió una caja de dulces muggle, algo que resultaba siendo su gusto culposo, pero que no era extraño en lo absoluto. Los probó durante el verano en la casa de Tyler, donde mostró su gusto ante el sabor que tenían, Camille guardó en su cabeza el comentario y se prometió regalarle la suficiente ración de esos dulces.
Victoria picó con suavidad el costado de Thomas atrayendo su anonadada mirada hacia ella, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras le deseaba una feliz navidad también, pequeñas muestras de afecto que para alguien no significarían nada pero que para Thomas Roux causó algo, por supuesto que aquello no lo iba a decir en voz alta por lo que se disculpó con ambas y salió del gran comedor.
Victoria y Camille sonrieron pues antes de irse se dio la vuelta para desearles bonitas fiestas, milagros de navidad habría dicho alguien a la acción tan inusual.
