iii. vii

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Do you trust me?


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Las personas tenían un punto límite, incluso para quienes decían no tenerlo, Victoria Pieterse estaba empezando a creer que estaba cada vez más tocando esa fina línea entre mantenerse fuerte o querer llorar cada vez que escuchaba todo lo que pasaba al otro lado de las paredes, era como si poco a poco se estuviera agotando física y emocionalmente. Unas ojeras a causa de varios días sin dormir eran lo más llamativo, un suave color oscuro debajo de sus ojos fueron la prueba de que una persona podía desmoronarse.

Sin embargo, Victoria no quería desmoronarse y aun cuando sintió una presión en su pecho el hechizo cruciatus salió de su boca, el grito del hombre llegó a sus oídos, pero eso no la detuvo, no podía detenerse, no cuando tenía la mirada de otros mortífagos sobre ella, fue tan solo cuando el hombre dejó de emitir algún sonido que pudo bajar la varita, su mano no temblaba, pero sentía sus piernas flaquear ante la escena frente a sus ojos.

La risa de uno de los seguidores de Lord Voldemort la sacó de su trance, los ojos de Victoria lo miraron con asco, sentía repulsión por todos los que estaban ahí, incluso hacia quienes ni siquiera podía ver. Una fría mano se posó sobre su hombro, la voz calmada de Caroline Dekker diciéndole que debían irse desvío su atención de aquellos pensamientos negativos, todos estaban podridos, ¿Cuánto tiempo hasta que ella estuviera también podrida?

El frío de la mansión Malfoy la recibió, se acostumbró a pasar gran parte de su tiempo ahí que se hizo a la idea del nulo calor que proporcionaban sus paredes, Victoria y Caroline fueron las únicas de los seguidores que atacaron a esa familia que regresaron a ese lugar, el resto no tenía la misma dicha, pero no había ninguna dicha en estar ahí.

Victoria se quedó en medio del pasillo aún conmocionada por todo lo que vio, incluso ya perdió la cuenta de cuánto tiempo estaba ahí, su cerebro se negaba a reconocer algo más allá de lo básico, pero si sabia una cosa, algo que identificaba y que Victoria estaba segura fue el detonante a su estado: la muerte de Jesabella Barker.

Aquella mujer que le abrió las puertas de su casa, que la protegió sin siquiera pensarlo dos veces ahora estaba muerta, Garrett Thompson fue quién se encargó de terminar con su vida, Pieterse ni siquiera sabía porque eso la ponía tan mal, no entendía el porqué de querer gritar cuando escuchó como murió, pero lo hacía, el nudo seguía ahí, el mismo que sintió cuando atacaron a su amiga, cuando mataron a sus padres, cuando Malfoy decidió abrir la puerta de ese armario.

Su cerebro estaba intentando buscar una respuesta que ni siquiera pudo registrar la calidez de un cuerpo pegarse al suyo hasta que su mano fue aprisionada por otra, no brincó, no se asustó, su cabeza solo se giró para encarar a Draco Malfoy, las miradas de ambos se encontraron, una mirada, eso le bastó para entender que no tenía que estar en ese lugar y que él era quien se encargaría de sacarla de ahí.

Incluso si quería saber qué era lo que decían las voces al otro lado del pasillo esta vez se dejó guiar por el otro.

— Quería escuchar lo que decían. —mintió solo para seguir aparentando.

— Están hablando del paradero de Nina.

— ¿Lo descubrieron? —preguntó intentando ocultar el interés ante las palabras recién dichas por él, Draco la vio de reojo.

— No, pero hay alguien que parece haberla encontrado. —respondió— No debería decirte esto.

— Tampoco debería estar aquí. —dijo mientras se dejaba caer en la amplia cama que adornaba la habitación de Draco, sus manos acariciaron la manta disfrutando de la suavidad debajo de sus manos— ¿Puedo confiarte algo?

— ¿Confías en mí?

— Puede ser. —respondió con una sonrisa para luego recostarse en la cama y ver el techo— Odio la pureza de sangre.

— ¿Qué? —preguntó Malfoy, Victoria lo vio con el rabillo del ojo y golpeó el lado vacío a un costado de ella para que imitara su posición en la cama.

Una vez que Victoria sintió su costado hundirse ante el peso pudo girar su cabeza para encarar a su inesperado acompañante, si la Victoria de tercero pudiera verla ahora probablemente habría hecho un berrinche y la actual quizás la hubiese golpeado por ser una perra en ese entonces. Draco Malfoy vio más allá de la perfecta imagen que Victoria mostraba y ella también lo hizo, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a decirlo en voz alta.

— ¿Qué en nuestra sangre nos hace diferentes de personas como Granger o Potter?

— ¿Nada?

— No lo digas con duda. —reprochó— No nos hace diferentes, lo estuve pensando luego de que Jesabella muriera y ella tenía razón, nuestro estatus de sangre solo es una idea nuestra, no nos hace mejores o peores, todo esto es una estupidez.

— Si alguien te escucha podrías morir.

— Si, podría y eso solo seguiría probando el punto, cuando esto acabe de verdad espero que esa idea desaparezca.

— Cuando acabe...

— Suena algo lejano. —susurró— Quiero que mis hijos crezcan siendo ellos mismos, tengan sus propias elecciones y pensamientos, no quiero que crean en lo que nos enseñaron.

— ¿Quieres tener hijos?

— No lo sé, pero si lo hago quiero que sean diferentes. —contestó con una sonrisa— ¿Qué hay de ti? ¿Quieres tener hijos? ¿Casarte? Y dime lo que tú quieres hacer no lo que ellos esperan que hagas.

— No lo sé, no lo había pensado. —Victoria asintió— Suenas diferente.

— Já, todavía creo que soy superior a ti, Malfoy, no te hagas ideas en la cabeza. —molestó y el rubio rodó los ojos— Aún que si saltas de la torre de astronomía ya no haría una fiesta.

— Todavía sigo creyendo que eres una estúpida, princesita.

— ¡Ahí está ese apodo! —chilló con emoción para luego reír un poco— Recuerdo que lo dijiste luego de lo que ocurrió con Zabini, significa que puedo decirte hurón otra vez, ¿cierto?

— No.

— Que aburrido eres Malfoy, con razón que Potter no quiso ser tu amigo.

— ¿Alguna vez vas a superar eso?

— No. —se burló logrando nuevamente que Malfoy ruede los ojos— Te desagrada tanto que tú karma va a ser que tu hijo sea amigo de los hijos de Potter.

— ¿Era necesario maldecir a mis descendientes así?

— Si, míralo de esta manera, tu hijo podrá lo que tú no pudiste, ser su amigo.

— Eres insoportable.

— Lo sé.

Draco rodó nuevamente los ojos para luego picotear con uno de sus dedos el costado de Victoria provocando que se retorciera y dejara salir un grito ante la acción, ambos se miraron, ninguno se movía, pero Victoria sabía lo que venía porque vio esa mirada cuando tuvieron esa pelea de nieve en quinto año.

La risa de ambos inundó la habitación, ignorando completamente que fuera de aquel lugar una mujer de cabello oscuro sonreía al escuchar a su hijo reír.

Ending Scene ➳ Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora