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Muy en el fondo Victoria se acostumbró al constante ruido dentro de Hogwarts, independiente de dónde ella se encontrará siempre iba a haber un ruido que rellenara cada rincón del enorme castillo, quizás esa era la razón por la que encontraba su hogar particularmente abrumador ante el constante silencio, incluso por más que encontrara encantador aquel silencio había algo en el que poco a poco empezaba a convertirse en algo asfixiante.
Cada rincón de su casa era silencioso, oscuro y frío, jamás sintió aquel lugar acogedor, su padre la pasaba en el ministerio gran parte del día, mientras que su madre era un asunto diferente, cuando la mujer estaba en casa su presencia resultaba invisible dejando así a Victoria rodeada de el squib y los elfos domésticos.
Victoria Pieterse quería decir que se hizo a la idea de estar en un ambiente así, pero no lo estaba y ni siquiera podía saber desde cuando ocurrió aquello, desde cuando fue que odiaba aquel lugar, odiaba lo frío que era, odiaba cada rincón de ese sitio por el simple hecho de sentirse prisionera, sentirse como si fuera una marioneta de su padre, en los últimos meses aquella idea fue más profunda.
Cuando sus pensamientos le jugaban en su contra solo podía pensar en cómo toda su vida era controlada por su padre, su pensamiento, su hablar, como se comportaba.
— ¿Desea algo ama Victoria? —preguntó el elfo, la bruja la observó, se puso a su altura como si estuviera a punto de contarle el mayor secreto de su vida, no lo era, pero siempre mantenía aquel secretismo con aquel elfo en particular, era de los pocos que servían a su familia con los que formó un lazo, muy posiblemente porque era la única figura que veía constantemente a lo largo de su crecimiento.
— ¿Mis padres han tenido reuniones? —inquirió— Valk, necesito que me digas la verdad, por favor.
— Varios mortífagos han estado aquí las últimas semanas, el amo ha hablado sobre una profecía con respecto al niño que vivió.
— ¿Una profecía? ¿Sobre qué?
— No lo dijo, la ama Hazel dijo que se ocultaba en el ministerio. —respondió antes de acercarse un poco más a ella— El señor oscuro estuvo por aquí.
— ¿Sabes que quería?
El elfo asintió.
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Los siguientes días fueron igual de silenciosos, la familia Pieterse no era muy apegada a celebrar una festividad, Victoria ni siquiera sabía porque siempre regresaba a su hogar cuando sabía que no estaría celebrando nada, pero aquella noche en las penumbras que siempre había cuando salía a recorrer el lugar pudo ver una luz a la lejanía.
El estudio de su padre tenía las puertas entre abiertas donde podía ver a sus dos padres, si bien Victoria no se caracterizaba por ser una persona curiosa últimamente lo estaba siendo, sabía que sus padres no le dirían nada, ellos actuarían cuando tuvieran que hacerlo y Victoria solo tendría que aceptarlo, siempre era así, incluso con la postura que mostraba.
— Es una niña, Richard.
— Es más madura de lo que piensas, Hazel. —dijo la voz del patriarca de la familia— No será la única que se unirá.
— Habíamos quedado en no obligarla, quiero que siga nuestros ideales, quiera que siga a nuestro señor, pero no de esa manera.
— No hay otra manera.
Victoria se dejó caer lentamente y abrazó sus piernas, su padre tenía razón, no había otra manera, desde su conversación con su elfo doméstico sabía cómo todo iba a terminar, ella no podía fingir ignorancia como otros, en ese momento cuando Lord Voldemort se hacía más fuerte solo podía aceptar la realidad de su destino.
Destino que días después antes de su regreso a Hogwarts supo compartiría con cierto rubio, a Victoria no le agradaba la presencia de los Malfoy en su casa, ni siquiera le agradaba la presencia del padre de Tyler y Nina Thompson, pero ahí estaban reunidos en el salón como si fueran amigos de toda la vida, cuando en realidad no lo eran, simplemente fingían caerse bien.
Tanto Vitoria como Draco fingieron estar interesados en la conversación que los mayores tenían, respondían cada pregunta que hacían, apoyaban ciertos comentarios cuando se los cuestionaba pero que lejana realidad, cuando no los estaban viendo cada uno se adentraba en su cabeza teniendo un sin fin de pensamientos apareciendo con rapidez, más ninguno era lo suficiente como para distraerlos de lo que estaba pasando.
Fue aquella reunión la que cambió algo en Victoria Pieterse y Draco Malfoy.
— Tenías razón. —musitó Victoria cuando los adultos enviaron a los adolescentes a otro lugar que no fuera el salón, ella lo llevó al jardín trasero— Tu destino y el mío son los mismos.
— ¿Te lo dijeron? —cuestionó con la voz queda.
— No lo harán, simplemente va a suceder.
— ¿Cómo lo sabes entonces?
— Tú también eres hijo único viviendo en una enorme mansión, el silencio es aterrador, pero también es revelador, los escuché hablando, no hay que ser un genio para saber a qué se referían.
— Luca Burke ya se unió. —comentó luego de un breve silencio— También escuché cuando hablaban de él, hubo varios quienes se unieron, pero es el único del que puedo recordar su nombre.
— Se hace más fuerte.
— Lo sé. —Victoria observó de reojo a Malfoy como si esperara que dijera otra cosa, pero no lo iba a hacer, no había palabra para que pudiera quitar el sentimiento que los invadió.
— Supongo que ahora solo queda esperar.
— Supongo.
— Deberías dejar ese aburrido grupo de Umbridge. —exclamó Victoria con una media sonrisa— No desperdicies el tiempo siguiendo a Potter.
— Como si tú estuvieras haciendo algo interesante, solo te la pasas estudiando.
— ¿Me espías acaso? —preguntó en tono burlón— No sabía que te importaba hurón.
— No me importas, Thomas lo dijo.
— No mientas y admite que te importo, vamos, déjalo salir hurón. —Draco rodó los ojos.
— Cierra la boca, eres insoportable cuando actúas así.
— Por favor soportas a Pansy todos los días. —espetó— Necesito que me compartas de eso porque la voy a tirar al lago negro y podremos verla flotando desde la sala común.
Draco soltó una pequeñarisa sorprendiendo a Victoria, porque luego de la pelea con bolas de nieve erala segunda vez que veía a Draco Malfoy con una sonrisa sincera.
