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Horace Slughorn observaba a cada estudiante entrar a su clase ubicándose poco a poco en grupo al fondo del salón, era una breve explicación antes de empezar la clase. Algunos parecían sentir curiosidad ante los métodos que el nuevo maestro de pociones tendría, más el semblante de Draco Malfoy seguía siendo el mismo serio y aburrido, perdido en sus pensamientos, la atención que él le otorgaba era la mínima sin embargo cuando las pociones en la mesa fueron destapadas su cabeza se alzó.
A sus fosas nasales llegó un aroma suave a coco, el mar y una taza de té de manzana con canela que solo vio a una persona tomar. Malfoy podía asegurar que sintió su corazón detenerse ante el olor que percibió más de una vez en Victoria Pieterse.
Los ojos de Draco se abrieron al percibir el mismo olor a coco, su cabeza se movió a un costado encontrándose con la cabeza de Victoria descansando sobre la cama, estaba dormida, su respiración suave y constante le dio esa respuesta, los ojos claros de él se quedaron en ella por varios segundos, simplemente viéndola descansar.
Su mano se alzó con lentitud, pero jamás llegó a tocar a Victoria, se detuvo con la mano en el aire dejando salir un suspiro en el proceso, su mano volvió a tocar la sabana que cubría su cuerpo, más su mirada siguió puesta en la figura femenina a su costado, quien se removió un poco logrando que él se tensara, pero se volviera a relajar al ver que solo su cabeza se movía y sus ojos seguían cerrados, se veía tan relajada, tan tranquila, sin un rastro de la tensión con la que solía cargar.
Era un semblante que Draco había vio muy pocas veces y quizás por esa misma razón fue que le trajo a su cabeza recuerdos de la imagen de Victoria riendo a carcajadas mientras bailaba junto a algún estudiante francés durante el baile de los tres magos. Malfoy comentó que preferiría lanzarse al lago negro que ser la cita de Victoria cuando ella sacó en burla el tema, por supuesto que ella se rio al ver que consiguió sacarlo de sus casillas, pero ahora solo se daba cuenta que si todo hubiese sido diferente quizás habría podido ser él quien la hiciera reír de esa manera, quizás en aquel momento no lo sabía todavía, pero para aquel entonces ya estaban aquellos sentimientos ahí, unos que ocultaba bajo las constantes peleas y burlas.
Muy en el fondo sabía que Victoria no podría estar junto a él, porque ella logró salir de aquella oscuridad en la que él se veía hundido y Draco Malfoy sentía un peso menos sobre sus hombros al saber que ella estaba a salvo, que mientras estuviera bajo la misma ala que cubría a Potter no iba sufrir, pero ver las lágrimas secas en sus mejillas, la manera en que su mirada se rompió cuando le ocultó lo de su madre, como sus ojos se llenaban de tristeza cuando la besó le hizo darse que debió haber hecho más esfuerzo en alejarla, que debió haber sido más brusco cuando ella llegaba al salón de menesteres.
Draco no quería arrastrar a Victoria al mismo sufrimiento que él sentía solo porque se negó a alejarla, hizo todo por reprimir sus pensamientos sobre ella cuando estuvo frente a Voldemort, tenía que dejarla en la oscuridad de su cabeza porque quería protegerla incluso si ella decía que no lo necesitaba.
Victoria era fuerte, pero él no.
Un ardor en su brazo lo hizo salir de los pensamientos, su mirada se enfocó en el techo por unos segundos pensando en las cosas que estaba a punto de hacer dejó salir un suspiro y observó una última vez la tranquilidad que Victoria irradiaba, deseando poder quedarse cinco minutos más ahí a su lado.
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— No tienes por qué hacerlo. —escuchó decir a sus espaldas, Draco reconocía aquella voz, pero no se dio la vuelta como su cuerpo y cabeza le pedían, solo se quedó ahí en la oscuridad a unos metros del armario.
Sin embargo, si pudo escuchar como Victoria se acercaba lentamente pero no lo suficiente como para poder sentirla a su lado, los pasos se detuvieron dejándolos en un silencio que solo él decidió romper.
— Tengo que hacerlo.
— No, no tienes.
— ¡No tengo opción! —gritó mientras se daba la vuelta y por fin encaraba a Victoria, ya no estaba la tranquilidad que vio hace un par de minutos, como le habría gustado ver la expresión de enojo y desinterés en su rostro, pero en su lugar solo hubo tristeza.
— Estoy dándote una opción. —murmuró mientras extendía su mano a la espera de que él la tomara, pero el sonido del armario llamó la atención de ambos.
Draco desvío su mirada de ella y la puso en el armario, Victoria no tenía que escucharlo, porque ya sabía la decisión que tomó, incluso si no la decía, lentamente volvió a bajar la mano hasta dejarla a un costado de ella, entonces el sonido volvió a resonar en el lugar.
Victoria debía haber roto aquel armario, quemado o escondido más en el interior del lugar, pero no era lo correcto, ya no había un bando correcto al que Victoria sintiera que le debía lealtad, ella no pertenecía a nadie y aun así estaba intentado arrastrar a alguien a algo que ella mismo repudió, no había seguridad en las palabras que Victoria dijo, pero aun así habló de algo que ninguno tuvo.
Victoria le dio a Draco una opción, la misma que a ella se le dio, pero no podías salvar a alguien que no quería ser salvado.
— Sabes lo que pasará si abres ese armario, ¿cierto?
— Vete, no puedes estar aquí. —musitó ignorando lo que ella dijo, la mirada de ambos se conectó por unos segundos, dos personas rotas a la espera de algo que no podía pasar— Vete Victoria, por favor, solo... Sal de aquí, solo por una vez en tu vida no pelees conmigo y vete.
El armario volvió a sonar, Victoria quiso pelear, pero la mirada que Draco le envío fue suficiente para que guardara silencio y se diera la vuelta, pero no sonaron sus pisadas en el suelo.
— Lamento que hayas tenido que pelear solo todo este tiempo, lamento haberte dado una opción tan tarde.
