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— ¿Así que tienes un medio hermano? —Victoria dejó de mirar el cuerpo paralizado de su tío para enfocarlo en la nueva persona dentro del salón, quizás la única a la que seguía teniéndole la suficiente confianza como para contarle los sucesos de la última media hora.
Victoria dejó salir un suspiro y se recargó mejor en el respaldar del sofá, la varita en sus manos daba suaves golpecitos en su pierna derecha que la ayudaba a desviar sus pensamientos. Victoria sintió el peso del sofá al otro lado cuando Thomas Roux se sentó a su costado, mirando también con una sonrisa al tío de su amiga.
— Eso es lo que dicen.
— Interesante, ¿Sientes curiosidad?
— Es más como deseos de querer ir a matarlos.
— No se ve como la mejor manera de querer afrontar algo. —reprendió el de a lo que Victoria bufó.
— No es como si pudiera dar con ellos, solo sé que viven en alguna parte de España y él va a Beauxbatons, probablemente tenga un mejor tiempo que yo ahorita.
— ¿Probablemente? Cualquiera tendría un mejor tiempo que nosotros.
— España es muy grande. —susurró mientras mordía su pulgar, su cerebro pensando en todo el asunto que encontró en la cabeza de su tío.
Victoria de hecho podía todavía ver las imágenes de él encarando a su madre quién solo tuvo que confirmar lo que al parecer Ezra Harrelson ya sabía. Su padre tuvo una aventura con una mujer, producto de eso salió su medio hermano quien al parecer era tres años menor a ella, lo molesto para Victoria era que el tiempo de familia que ella esperaba en el verano lo tenía él, jamás fue ella la primera persona con la que su padre hubiese pasado tiempo de calidad.
Quién siempre fue el foco de importancia, la primera en todo, la que quería resaltar se convirtió en una segunda opción.
— ¿Los buscarás?
— ¿Para qué? —inquirió— ¿En qué me ayudaría ir hacia ellos?
— ¿Tener un cierre?
— Ni siquiera sé porque mis padres están muertos, ni siquiera puedo darle cierre a eso.
— Para eso estás aquí, ¿cierto? —Victoria lo miró, pero Thomas solo sonrió, una sonrisa sincera que muy pocas veces se dibujaba en su rostro y que quizás solo Victoria veía— Tu secreto está a salvó conmigo.
— Supongo que sí, aún me la debes por el golpe.
— Lo siento por eso... —Victoria asintió y Thomas señaló al hombre frente a ellos— ¿Qué harás con él?
