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We're gonna fight with Potter.


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Una lechuza se detuvo en la ventana de Victoria Pieterse la mañana antes de regresar a Hogwarts, sus ojos todavía se estaban adaptando a la luz del día, pero podía notar con claridad la carta que este llevaba, sus manos tomaron dicho objeto dejando que el ave volviera a emprender vuelo alejándose cada vez más de la ventana.

La primera carta que recibió fue de Camille, hablaba sobre cómo la estaban protegiendo a ella y su hermana, la segunda fue de Tyler, la sorpresa la invadió aún más al leer el contenido de esta, sin embargo, la quemó en el fuego, no podía dejar que nadie más la viera, las cenizas mancharon su piso, pero eso quedó en segundo lugar cuando la tercera carta era de Thomas.

Thomas Roux tenía un propósito en la vida, gracias a sus padres este cometido se cumplió, no necesitaba verlo o que se lo dijera, Victoria intuyo que el no encontrarse como siempre para volver juntos era obra de Lord Voldemort y la marca que acompañaba ahora su brazo.

— Victoria tienes que irte. —dijo la voz de su madre llamando su atención.

— ¿Iré sola? —cuestionó con su ceja ligeramente alzada.

— Tu padre y yo tenemos cosas que hacer, lo siento.

— Siempre están ocupados. —susurró tomando de su abrigo y bajando las escaleras, Victoria podía recordar solo haberlos visto el primer día que ella fue a Hogwarts.

Sus padres siempre estaban ocupados, no podían acompañarla, se acostumbró a ir sola, a siempre estar sola, porque su padre también se lo enseñó, le mostró que no puede depender de nadie, que solo se necesita a ella.

Aun así, no pudo evitar sentirse abrumada cuando en su camino a la estación pudo ver a los dos hermanos Thompson junto a los Weasley, Victoria siempre creyó que ellos pasaban por lo mismo; un padre ocupado y una madre que muy rara vez se mostraba, podía equivocarse o quizás no, pero aun así ellos tenían a la familia de pelirrojos que los acogió como si fueran parte de ellos.

Victoria odiaba admitirlo, pero nunca se sintió parte de algo, pero se acostumbró al sentimiento de vacío que tenía.

— ¡Princesita! —Victoria puso los ojos en blanco ante la voz de Blaise Zabini.

— ¿Qué quieres?

— Deberías ser más amable.

— ¿Contigo? —cuestionó y el moreno asintió— Primero me lanzo al lago negro y dejo que el calamar gigante me coma.

— ¿Qué fue lo que te hice Victoria? —preguntó tomando de su muñeca para evitar que siguiera caminando por el pasillo del tren.

— No dejarme caminar.

— ¿No me digas que sigues molesta por lo que sucedió el año pasado? —Victoria se soltó del agarre y soltó un golpe en el rostro del morocho llamando la atención de quienes estaban cerca.

— ¿Molesta? No eres lo suficientemente importante como para darte el placer de seguir molesta por eso. —escupió— Solo eres otro patético estudiante difundiendo rumores sobre mí, eso es para lo único que sirves.

Zabini guardó silencio y la vio darse la vuelta para seguir con su camino, ahora no la detuvo, ni siquiera pudo emitir algún sonido. Victoria siguió con su camino hasta uno de los compartimientos más alejados donde sabia estaría su amigo.

— ¿Desde cuándo golpeas a las personas? —cuestionó al verla sentarse frente a él.

— Desde que él existe, creí que no lo habías visto.

— Estaba por entrar cuando lo hiciste. —explicó mientras regresaba su mirada al libro entre sus manos, Victoria puso los ojos en blanco y observó a Thomas como si estuviera buscando algo malo en él, no lo había, a excepción de la mueca casi imperceptible en su rostro cuando movía su brazo.

— ¿Duele mucho? —preguntó mientras apartaba la mirada de él y la ponía en la ventana, quería restarle importancia a todo aquel asunto.

— Solo cuando los llama.

— No creí que tú también te hubieses unido en esta navidad. —susurró— Escuche que Burke también lo hizo.

— Él estaba ahí cuando me lo hicieron, no se veía muy contento de hacerlo.

— Tiene 17, Thomas. —le recordó lo obvio, pero parecía no serlo para el resto, unos niños se convertían en armas, los adultos debían protegerlos, pero ellos mismos los estaban entregando— Somos niños queriendo fingir ser adultos, ¿Acaso olvidas que solo tienes 15?

— No lo he olvidado, pero esto es algo que tenía que hacer.

— ¿Por qué? ¿Qué querías demostrar llevando eso en el brazo? —cuestionó— Creo en la pureza de sangre, no sabes lo feliz que sería de tener que convivir con sangres pura, pero no voy asesinar a quienes son inferiores a mí solo porque alguien lo dice.



─ ✦ ─



— ¿Entonces entraron en una especie de tregua? —preguntó Camille con el ceño fruncido al ver que Victoria y Draco no se sacaron la cabeza en clases cuando tuvieron que trabajar juntos.

— No.

— ¿Entonces? —Victoria se encogió de hombros.

— Si abre la boca igual voy a querer romper su rostro. —respondió— Ambos tenemos casi los mismos problemas.

— Sabes que te pueden ayudar, ¿verdad?

— ¿Y luego qué? ¿Tendré que esconderme toda mi vida? ¿Huir porque vendrán detrás de mí?

— O puedes pelear por lo que es correcto.

— ¿Qué es lo correcto ahora Camille? —inquirió— Todos piensan que es lo correcto, pero simplemente están esperando a que Potter los salve.

— Vamos a pelear con Potter, así como sus seguidores pelearán con él nosotros también lo haremos.

— Es gracioso.

— ¿Qué cosa? —cuestionó Camille con el entrecejo fruncido, enfocándose en como Victoria sonreía a medias.

— Se supone que tendríamos que estar aprendiendo de magia, pensando que hacer después y ahora solo estamos en un punto medio donde todo es desconocido, se nos ha quitado nuestro futuro.

Camille observó a Victoria y la abrazó, eran muy pocas veces en las que la Hufflepuff mostraba ese tipo de afecto debido al poco gusto que ella tenía por el contacto físico, pero no le importaba, en ese entonces solo le importó consolar a su amiga.

Incluso si no sabía por todo lo que estaba pasando ahí se quedó abrazándola como si con aquello fuera a aliviar el peso que sentía desde que Lord Voldemort regresó, pero Victoria solo se quedó ahí sintiendo los brazos de Camille a su alrededor.

Ending Scene ➳ Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora