ii. xv

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I would like to talk to you.


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Un aire depresivo fue lo que obtuvieron los estudiantes y maestros que habitaban Hogwarts, la muerte de Albus Dumbledore, la traición de Severus Snape y la destrucción que dejaron los mortífagos perseguía a todos dentro del castillo, ya ninguno se sentía a salvo, la atmósfera que Hogwarts una vez creo para quienes estaban dentro se rompió.

Era curioso como en menos de una hora la vida que todos conocían cambió, las risas en los pasillos provocados por los estudiantes se extinguieron, ahora era miedo lo que se encontraba por los mismo, porque ninguno sabía que era lo siguiente que iba a pasar, era una incertidumbre que a todos estaba consumiendo, los intentos por mejorar el ambiente solo terminaban fracasando ante el recuerdo del cuerpo del director en el suelo del patio y la marca tenebrosa en el cielo.

Una pesadilla de la que no se podía despertar, pero solo era el principio, lo que hizo Lord Voldemort y sus seguidores apenas era el principio de lo que iba a ocurrir en los siguientes meses, todos podían sentirlo venir, pero era tan difícil aceptar que muy probablemente todo se vea tan difuso y perdido, Victoria Pieterse era quien mejor comprendía ese sentimiento por el que todos se veían poco a poco consumidos, más ella era una con aquel sentimiento.

Los ojos de Victoria escanearon el cielo durante el atardecer, el sol se empezaba a ocultar poco a poco dejando a la vista los colores naranjas, no había nubes grises como en la mañana, ni lluvia, no había nada, solo un silencio abrumador que solo sintió en un solo lugar: su hogar.

Ni siquiera sabía si era correcto comparar aquel tétrico silencio dentro de su hogar, Hogwarts a pesar de todo lo ocurrido hace horas todavía parecía conservar un aire que no tenía en el lugar donde se crio. El castillo definitivamente no poseía ese silencio capaz de hacerte tener miedo de incluso tu misma presencia, al menos eso era lo que quería seguir diciéndose para calmar ese sentimiento en su pecho.

Sin embargo, el silencio y sus pensamientos fueron rotos cuando escuchó el tropezar de alguien seguido de una maldición que después de tanto tiempo la hizo sonreír con sinceridad.

— Algún día vas a romperte la cara.

— Jamás te daré el gusto, Pieterse. —murmuró Camille James tomando asiento a un lado de ella, Victoria se encogió de hombros.

— Jamás me das el gusto en nada, te odio.

— Ódiame todo lo que quieras, siempre vas a terminar regresando a mí. —dijo con un tono burlón que hizo reír a Victoria, lo que provocó que Camille la abrazara al verla con una sonrisa en su rostro, Victoria por supuesto que se quejó ante el contacto físico que le brindaba, pero la otra solo la hizo callar.

Victoria dio unos suaves golpecitos en las manos que se aferraban a ella, pero no los quitó, no hizo el intento de alejarse tampoco, solo se quedó ahí sintiendo los brazos de Camille a su alrededor mientras veían el cielo.

— ¿Sabías que él estaba con ellos? —preguntó Camille en voz baja, Victoria la vio de reojo y asintió con suavidad.

— Lo sabía desde el principio de año, tampoco era como si nadie lo hubiese visto venir.

— Dijiste que solo era cuestión de tiempo para ambos.

— Lo era, pero... —guardó silencio y suspiró mientras negaba con la cabeza y sonreía como si se burlara de algo— Intente que no lo hiciera.

— Bueno, hiciste más de lo que alguien ha hecho por él, lo acompañaste y le diste una opción, le diste una minúscula razón para pelear por algo.

— No es como si yo tuviera algo porque pelear.

— Si lo tienes, pero aún no te das cuenta. —comentó mientras sonreía y abrazaba un poco más fuerte— Tienes un gran corazón, Tori, no lo ocultes tanto.

Victoria bufó y volvió a llevar sus manos hacia donde descansaban las de Camille, la única diferencia fue que ahora no recibió un golpe recibió un apretón, logrando que Camille recargara mejor su cabeza y se quedaran ahí disfrutando nuevamente del silencio que les otorgaba el pasillo, pero había algo diferente para Victoria porque ya no estaba el silencio abrumador ahora era algo pacífico y quizás nunca lo diría en voz alta pero le agradecía a Camille el poder entregarle un ambiente como el que ella siempre le daba.

— Victoria. —la mencionada se dio la vuelta y vio a un Ravenclaw de tercer año mirarla con miedo— La profesora McGonagall quiere verte.

— ¿Qué hiciste problemática? —preguntó con burla Camille cuando el niño salió corriendo luego de dejar el mensaje.

— Tengo una lista.

El dúo se levantó y caminaron rumbo al despacho donde McGonagall siempre se encontraba, ambas con la misma incógnita sobre qué es lo que podría necesitar la mujer, pero Camille no lo iba a descubrir, la Hufflepuff se despidió de ella y la vio caminar el último tramo hacia el despacho, preguntándose todavía sobre la extraña necesidad de verla en privado.

La Slytherin abrió la puerta recibiendo la mirada de ambas mujeres dentro del salón, Minerva McGonagall entonces se levantó de su asiento y caminó hacia la adolescente, tocando suavemente su hombro salió del lugar dejándola sola con la persona en el interior.

Victoria Pieterse encontraba curioso la manera en que los ojos de una persona mostraban mucho más de lo que en realidad querían, había aprendido a jugar con la gente a partir de su mirada, pero hubo algo encantador en la manera que la mirada de Nina Thompson solo mostró algo ella solo vio en una persona: ella mismo.

— Hola Victoria, me gustaría hablar contigo.

Victoria sonrió.











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End of second act.

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Ending Scene ➳ Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora