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I've never had a choice.


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Un pergamino lleno de palabras fue aplastado por el libro de defensa contra las artes oscuras que dejó en clases al salir molesta, no le importó volver por el o que alguien se lo llevara, pero al parecer uno de sus compañeros de casa era lo suficientemente bueno para cargarlo consigo y dejarlo frente a ella, los ojos de Victoria escanearon brevemente a su compañero para luego regresar su mirada a su trabajo de runas antiguas.

Victoria observó de reojo como volvía a quedarse sola y movió el libro con fastidio, todavía estaba molesta con la mujer como para tener que observar dicho objeto de estudio, entre comillas claro, porque ella ya se imaginaba peleando contra algún mortífago usando ese libro como defensa, por lo que sin duda se planteó la idea de aprender sola.

Luego de haber pasado su tarde en la biblioteca decidió trasladarse hacia su casa, siendo recibida por las miradas de todos sus compañeros, era claro que su arrebato de la mañana iba a ser divulgado en cada rincón, pero no se arrepentía de dejar su punto de vista incluso si con ello tenía que haber estado a favor del niño que vivió.

— ¿Se les perdió algo? —exclamó con notoria molestia en su voz provocando que cada uno regresara a sus cosas, Victoria caminó hacia uno de los sofás y dejó sus cosas sobre la mesa, recargando su cabeza en el hombro de su amigo.

— ¿No deberías estar con Umbridge? —preguntó Thomas sin alzar la vista de su tarea, ella chasqueo con su lengua para seguido de eso separarse y acomodarse en el sofá.

— Esa mujer debe estar demente si cree que iba a seguir sus órdenes. —musitó.

— Creí que no estabas a favor de Potter, pero por alguna razón hoy saliste a su favor.

— Aunque te duela admitirlo sabes que Potter tiene razón, incluso si nos unimos a las filas de quién tú sabes tendremos que saber de hechizos y ese estúpido libro no nos ayudará nada. —replicó con un susurro para que nadie más escuchara, era una verdad que se planteó mientras estaba en la biblioteca.

— Pensé que estabas en contra de unirte.

— Y lo estoy, pero no es como si tuviera elección, jamás he tenido elección en lo que haga fuera de aquí, así que si él toma el control no tendré otra alternativa.

— Tampoco suena bonito tener que convivir con sangres sucias.

— Jamás dije que fuera bonito, no me agrada tener que convivir con ellos, pero no estoy queriendo la muerte de todos como lo hace mi familia o la de cualquiera de los de aquí.

— ¿Qué más se podría hacer? ¿Tenerlos de esclavos?

— No es una mala idea. —contestó con una sonrisa— Sé que no te gusta aceptar la realidad y por mi está bien, enciérrate en la burbuja que los hijos de sangres puras tenemos, pero no voy a dejar que el ministerio nos haga unos inútiles.



─ ✦ ─



Victoria se encontraba sentada en uno de los sofás más apartados de la sala común leyendo la carta que su padre le envió luego del altercado con Dolores Umbridge, ella se encargó de informar de la actitud con la que procedió aquel día en medio de su clase junto a Potter, logrando que su padre mostrara lo molesto que se encontraba ante lo que hizo.

Ella por supuesto hizo caso omiso de las palabras que su progenitor había impreso en aquel pergamino, pero las últimas palabras de aquella carta no podía ignorarlas, su mano arrugó el papel mientras se levantaba y lanzaba la bola hacia el fuego de la chimenea, sus brazos se cruzaron sobre su pecho, estaba molesta, demasiado molesta pero no podía hacer nada, podía ignorar a Umbridge todo lo que quisiera, pero no podía ignorar a su padre, por mucho que quisiera hacerlo.

Su cabeza dividió las posibilidades de seguir a su parte irracional, pero solo terminaba en más problemas, así que decidió hacer lo único inteligente que se le ocurrió; rendirse y enfrentar a la cara de sapo. Odiaba tener que bajar su orgullo por alguien como la intrusa del ministerio, sin embargo, no tenía otra opción.

La sonrisa que Dolores Umbridge le dio una vez que atravesó la puerta de su oficina le causo unas incontrolables ganas de golpear su rostro y regresar a la comodidad de la sala común, pero solo se quedó ahí parada observándola levantarse y emitir un sonido de satisfacción.

— La estaba esperando Srta. Pieterse.

— Pues no espere más. —musitó— ¿Qué tengo que hacer?

— Siéntate aquí querida. —respondió con una sonrisa mientras movía una silla a su costado, Victoria caminó hacia ella y tomó asiento mientras la veía colocar un pergamino y una pluma frente a ella— Escribirás las mismas palabras que el Sr. Potter. —dijo con una sonrisa en el rostro aún más grande que la anterior— No debo decir mentiras, hasta que lo entiendas.

— Debe ser feo vivir en una mentira. —susurró mientras tomaba la pluma entre sus dedos y comenzaba a escribir en el pergamino, la prolija letra de Victoria comenzó a adornar el papel, hasta que lentamente sintió la comezón en su palma, una punzada de dolor surco su mano antes de soltar la pluma y observar su mano impresa con las palabras que escribió en el papel, la mirada anonada de ella observó como una gota de sangre manchaba el papel.

Victoria se levantó de la silla enviándola al suelo en un sonoro estruendo, los ojos de ambas mujeres se encontraron, la mirada que Victoria tenía en su maestra de defensa contra las artes oscuras habría intimidado a cualquiera, pero aquella mujer solo sonrió, como si la situación fuera divertida.

— ¿Ocurre algo querida? —preguntó y de no ser porque la puerta del despacho se abrió, posiblemente Victoria se habría lanzado a golpearla, sin siquiera importarle las consecuencias— Sr. Thompson, llega en un buen momento, la Srta. Pieterse ya se iba.

Ambos brujos pertenecientes a la casa se las serpientes se observaron entre ambos antes de que uno de ellos rompiera aquel momento, el bufido de molestia que soltó Victoria resonó en el lugar para luego salir molesta del recinto. 

Ending Scene ➳ Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora